Nuestra democracia está cayendo en su propia trampa. Las campañas electorales donde campea el populismo y las declaraciones “alegres” con planteamientos demagógicos están generando en el sector popular expectativas que se están saliendo de control.

No me quiero imaginar si llegase a ganar AMLO, como marcan las encuestas, cómo se le revertirá este movimiento social que él mismo ha creando para sustentar su llegada al poder, azuzando al tigre en contra de las instituciones corruptas y mandándolas “al diablo”. ¿Qué hará cuando esté al frente de ellas?. ¿Desmantelarlas?. ¿Con qué las sustituirá?.

Él mismo ha cavado a lo largo de más de doce años un entorno nihilista, tan trasnochado que es necesario recordar que el nihilismo como doctrina filosófica tiene casi ciento cuarenta años.

El concepto

nihilista fue creado por el novelista ruso Iván Turguenev en 1862 dentro de su novela titulada “Padres e hijos”.

En esta novele Turguenev describía: "Nihilista es la persona que no se inclina ante ninguna autoridad, que no acepta ningún principio como artículo de fe".

En su interpretación más popular, el nihilismo tal y como lo conocemos, lo difundió el filósofo alemán Federico Nietzche, también en la segunda mitad del siglo XIX. Este concepto en su versión simplificada ha sido interpretado como el rechazo a la “autoridad” y  el orden social para rehacerlo. Casi se interpreta como destrozar a la sociedad para reconstruirla a partir de un nuevo modelo y con otro modelo darle orden y estructura.

Al capitalizar Andrés Manuel esta sensación frustrante que hay entre el sector popular, de que vivimos en un mundo injusto, donde existe impunidad y las instituciones solo están al servicio de los poderosos, o sea “la mafia del poder”, donde están incluidos los políticos que militan en el gobierno y los grandes capitalistas que se benefician de las grandes obras de gobierno.

¿Qué  va a suceder si al ganar la elección él se ve a sí mismo encabezando a la “mafia del poder” y la gente le exige que cumpla sus promesas, promovidas a lo largo de esta campaña iniciada hace doce años?

Por ello hoy, que viendo muy posible ser el próximo presidente, vemos que Andrés Manel empieza a reconsiderar su postura radical de antaño y hoy promueve la reconciliación con la “mafia del poder”. De este modo considera viable el perdón y la negociación con los corruptos a los que atacó durante tantos años. Por esto un importante sector de la gente pensante empieza a cuestionarle su falta de congruencia.

Lo peor para él es que ha generado tantas expectativas de un cambio radical en el país a través de un rompimiento brusco con el sistema, de mandar al diablo a las instituciones, que de llegar a la presidencia corre el riesgo de haber despertado al “México bronco” y podría ser devorado por él si no le cumple.

Hoy vemos que se empieza a rodear de gente con un pasado muy oscuro y que representa aquello que él critico durante tantos años.

Andrés Manuel con esta nueva actitud conciliadora parece que está entendiendo que ganar la presidencia bajo el sustento de la confrontación que él tanto promovió, enfrentando al sistema y las instituciones, será como haberse sacado ”la rifa del tigre”.  

Por ello ha moderado su discurso, lo cual ha llevado a varios antiguos enemigos provenientes del PAN, a aliarse con él bajo el argumento de que ”ya no es un peligro para México”.

Sin embargo, ante las grandes masas electorales que le han seguido a lo largo de doce años, será muy tarde para hacerse para atrás y por tanto, será devorado por la fiera que él mismo creó.

Es evidente que no podría gobernar si no se apoya en las instituciones que hoy existen, que por cierto son imperfectas porque siempre han sido manipuladas desde la cúspide del poder gubernamental. Esas instituciones que él mismo debilitó, serían su única plataforma para gobernar.

Hoy hay un México desbordado en contra de la autoridad, del estado de derecho y de las instituciones.

Ese México sustentado numéricamente en la gente engañada, abusada y tratada injustamente, que a su vez ha sido azuzada por el populismo, tratará de cobrar la factura que le prometieron.

Lo grave es que este segmento de población representa el 60% de la población total de nuestro país.

Si gana Andrés Manuel, esa factura se la cobrarán directamente a él y la verdad es que no podrá pagarla, bajo el riesgo de dinamitar la silla presidencial tan anhelada, pero que en el mundo democrático de hoy se sustenta en las instituciones que él debilitó desde antes.

Si no gana Andrés Manuel, el mismo tigre lo idealizará y en su nombre tratará de cobrar la factura y aunque él, que es un político profesional, pretendiese controlar lo que él mismo creó, será rebasado y no podrá repetir lo que hizo en 2006 con  el plantón de Reforma y su “presidencia legítima”, para despresurizar el conflicto, pues el contexto de hoy es diferente, la sociedad está empoderada y sus aliados de antes hoy son sus enemigos.

Tiempos caóticos se avecinan si siguen azuzando al tigre.

¿Usted cómo lo ve?

Facebook: @ricardo.homs1

Twitter: @homsricardo

Linkedin: Ricardo Homs

www.ricardohoms.com

 

Google News

Noticias según tus intereses