Los accesorios de uso diario en el vestir nos muestran el pensar de la sociedad en cada época, igual que la publicidad de otros tiempos nos trae recuerdos de las ideas y costumbres que se reflejaban hasta en los zapatos. En esta ocasión la especialista en publicidad de décadas pasadas, Vanessa de la Rosa, nos describe la evolución del calzado femenino en los años cincuenta y sesenta.

Un aspecto interesante que nos comparte es el cómo los anuncios hicieron que se volviera un artículo indispensable, hasta convencer al público de elegir sus zapatos con base en su tipo de vestimenta, creando tendencias que vemos hasta hoy.

Cada vez más personas participaron en la tendencia de vestir conjuntos prediseñados, para los cuales la mayoría pensaba en los zapatos como punto de referencia para elegir qué combinar. Colección Villasana.
Cada vez más personas participaron en la tendencia de vestir conjuntos prediseñados, para los cuales la mayoría pensaba en los zapatos como punto de referencia para elegir qué combinar. Colección Villasana.

Los años sesenta “viralizaron” los zapatos a juego

Ya por entonces la palabra “conjunto” -o ahora outfit- describía las diversas combinaciones de color y estilo que funcionaban entre sí, al elegir y utilizar zapatos, accesorios y prendas que se complementaban.

Aunque la moda ya funcionaba en conjuntos desde mucho antes, en las revistas de los cincuentas podemos ver que muchas veces se presentaba los zapatos con diseños simples y tradicionales. No sólo eso, sino que ”se ofertaban por separado, como un extra, que había que agregar a la vestimenta”.

A pesar de no ser tan diversos o atrevidos, los diseños de aquella época siempre mantenían la esencia de “la delicadeza femenina”, mediante los famosos tacones en punta, que estilizaban a las mujeres de acuerdo con lo que significaba ser una dama en aquellos años.

Una de las características de la moda en los años cincuenta fue la silueta de "reloj de arena" que todas buscaban resaltar, tanto en las blusas como en los vestidos. Archivo EL UNIVERSAL.
Una de las características de la moda en los años cincuenta fue la silueta de "reloj de arena" que todas buscaban resaltar, tanto en las blusas como en los vestidos. Archivo EL UNIVERSAL.

“Y es que no es un secreto que, en la década de los cincuenta, la aspiración a la perfección, la pulcritud y el cuidado de la imagen personal de una señora o señorita lo era todo para vivir en sociedad, y el calzado era el ejemplo perfecto de cómo se debía de ser y lucirse todo el tiempo”, explica.

El enfoque era diferente, dice Vanessa, porque “no sólo se trataba de vender zapatos, sino de demostrar por qué debías de adquirirlo, mediante detalles que hoy en día ya no son tan comunes”.

Las marcas explicaban el diseño, la hechura y el material de estos accesorios, con el objetivo de ser lo más transparentes posibles. La razón era que, en la primera mitad del siglo XX, el sentido de la estética no lo era todo y la mayoría de las personas preferían algo de buena calidad y duradero por encima de algo bonito.

Desde amarillo y rosa hasta turquesa o plumbago (color de la bolsa y zapatos azulados), así era la variedad de productos de piel diseñados para combinar. Su publicidad no dudaba en hablar de los distintivos de cada modelo, como la horma o el acabado de la piel. Colección Villasana.
Desde amarillo y rosa hasta turquesa o plumbago (color de la bolsa y zapatos azulados), así era la variedad de productos de piel diseñados para combinar. Su publicidad no dudaba en hablar de los distintivos de cada modelo, como la horma o el acabado de la piel. Colección Villasana.

No fue hasta la época de los sesenta que la manera de usar y elegir zapatos cambió para el grueso de la población. Además de elegir la mejor calidad, también se buscaba la mejor combinación, ya que llegaron las revistas a color y con ello una nueva manera de promocionar productos a través de atractivos anuncios.

Se sacaba provecho a la importancia del accesorio para combinar cuando las mismas marcas apostaban por ofrecer a las mujeres diferentes opciones y conjuntos, que podían crear tomando como base sus modelos de zapatos, sumando bolsas, collares y hasta mascadas que hacían que todo tomara estilo.

La fiebre por combinar para lograr un mejor look permitió el auge de accesorios que, sin llegar a suponer una inversión costosa, resaltaban los gustos personales, no sin darle su lugar a la estética de la época, como se ve en estos gorros a juego con aretes y broche. Colección Villasana.
La fiebre por combinar para lograr un mejor look permitió el auge de accesorios que, sin llegar a suponer una inversión costosa, resaltaban los gustos personales, no sin darle su lugar a la estética de la época, como se ve en estos gorros a juego con aretes y broche. Colección Villasana.

Esta tendencia cambió la perspectiva para muchas mujeres, quienes por primera vez se cuestionaban ¿si me llevo estos zapatos, con qué los puedo combinar? De la Rosa resalta que esta es una pregunta que hasta la fecha varias nos hacemos.

Las revistas a color impulsaron al mundo de la moda

Otro factor que cobró importancia fue contar con mayores facilidades para presentar diseños cómodos e innovadores, es decir la fotografía y las revistas a color. Cada vez más marcas difundían sus colores, diseños y modelos nuevos.

Mientras que en los cincuentas el tacón en punta era muy habitual, los años sesenta normalizaron tacones más bajos y hormas más cómodas, sin dejar de prometer el buen gusto y la elegancia. Colección Villasana.
Mientras que en los cincuentas el tacón en punta era muy habitual, los años sesenta normalizaron tacones más bajos y hormas más cómodas, sin dejar de prometer el buen gusto y la elegancia. Colección Villasana.

Para todos los gustos había oferta, pues no se limitaban al modelo tradicional en punta y tacón. Las mujeres ahora podían usar zapatos cerrados que en algún momento eran considerados demasiado varoniles o por qué no, zapatos abiertos del talón, con un tacón mínimo, que también prometían confort y comodidad a la hora de caminar.

La llegada del papel a color dio como resultado una explosión de creatividad que permitió a todos ver la ropa de formas diferentes. Ahora el dilema era cómo vestirse para verse bien, combinada y a juego con cada uno de los accesorios.

Se dio paso a la creación de looks monocromáticos de pies a cabeza, que te harían ver al último grito de la moda con propuestas arriesgadas y, en muchos de los casos, demasiado llamativas y divertidas para las mujeres de la época. Esto sembraba la idea de atreverse a jugar con lo que se tenía en el closet.

Los zapatos no siempre eran el punto de partida del conjunto: a veces se combinaba un accesorio como el gorro, con la misma tela del abrigo de la izquierda, o a veces se prefería una gabardina más sobria que ayudaba a contrastar con las botas clásicas de la época. Archivo EL UNIVERSAL.
Los zapatos no siempre eran el punto de partida del conjunto: a veces se combinaba un accesorio como el gorro, con la misma tela del abrigo de la izquierda, o a veces se prefería una gabardina más sobria que ayudaba a contrastar con las botas clásicas de la época. Archivo EL UNIVERSAL.

Tal fue el caso de la famosa marca Canadá, la cual presentaba en sus publicidades zapatos de variados colores, que alentaban a más de una a querer tenerlos todos, con tal de poder combinar cada par con un conjunto diferente cada día de la semana.

Si comparamos las combinaciones, el estilo, los accesorios y por supuesto los zapatos de aquella época bajo la regla de los 30 años (¿), bien podríamos darnos cuenta que esta misma moda estuvo vigente en la época de los noventas y, por ende, ahora regresa en nuestros tiempos con diseños y nombres reinventados.

Puede que hoy relacionemos este tipo de zapato con señoras de la tercera edad, pero algo que tienen en común con el calzado actual es que un par de cambios sutiles, como el color y un adorno, sirven para ofrecer toda una colección de opciones. Colección Villasana.
Puede que hoy relacionemos este tipo de zapato con señoras de la tercera edad, pero algo que tienen en común con el calzado actual es que un par de cambios sutiles, como el color y un adorno, sirven para ofrecer toda una colección de opciones. Colección Villasana.

Así sucedió con la llegada de los famosos muggles; o los zapatos de piso o flats con colores y estampados poco usuales pero vibrantes; las botas de plataformas; y hasta el arriesgado juego de combinar en un mismo elemento, dos o más estampados a la vez.

Es posible que hoy relacionemos ciertos estampados con los uniformes escolares, pero vale la pena recordar que hubo un tiempo en que las faldas a cuadros eran el último grito de la moda. Archivo EL UNIVERSAL/ESPECIAL.
Es posible que hoy relacionemos ciertos estampados con los uniformes escolares, pero vale la pena recordar que hubo un tiempo en que las faldas a cuadros eran el último grito de la moda. Archivo EL UNIVERSAL/ESPECIAL.

Libertad, identidad y comodidad a la moda

Sin lugar a duda las épocas marcan tendencias que, a su vez, nos hacen reflexionar cómo eran antes las cosas y cómo funcionan ahora. Aunque encontremos similitudes en la forma de usar prendas, que en algún momento fueron de nuestras tías, mamás o abuelas, y que la moda trae de regreso, siempre hay un plus que hace la diferencia: nos presenta lo mismo, pero desde otra perspectiva.

“La apertura de la moda hacia nuevos horizontes no solo permitió que las mujeres caminaran más cómodas por la ciudad, además dio libertad de elección con la diversidad que proponía, pues rompió con el estigma de tener que vestir demasiado femenina, por no haber más opciones en el mercado para poder ser una digna dama de sociedad”, resalta Vanessa.

En los años sesenta se hizo posible que cada vez más personas en México accedieran a las prendas de moda, como el traje de tres piezas: falda, blusa y saco. Colección Villasana.
En los años sesenta se hizo posible que cada vez más personas en México accedieran a las prendas de moda, como el traje de tres piezas: falda, blusa y saco. Colección Villasana.
Una de las ideas que innovaron en los sesenta y ahora prevalecen es que un estampado y corte sencillos bastan para definir todo un look. ESPECIAL/Archivo EL UNIVERSAL.
Una de las ideas que innovaron en los sesenta y ahora prevalecen es que un estampado y corte sencillos bastan para definir todo un look. ESPECIAL/Archivo EL UNIVERSAL.

Es verdad que, aunque para estas épocas ya existía mayor oferta y demanda en el calzado, esto no descartaba que la mayoría fuera bajo la línea de la elegancia, la pulcritud y la clase. A diferencia de nuestros tiempos el calzado deportivo era sumamente escaso y con diseños mucho menos creativos.

Lo anterior se debía a que hace setenta años era mal visto que la gente usara tenis diario, de tal forma que su uso estaba designado para los deportes, y al ser pocos los que los consumían, no existía la necesidad de poner mayor esmero a este tipo de calzado, como ocurre en la actualidad.

Hoy en día la variedad de zapatos que existe y la cantidad de personas que se apasionan por elegir lo último en tendencias, es algo tan cotidiano que resulta difícil imaginar que no siempre fue así.

Accesorios que hoy damos por sentado, como tenis del color preferido por cada quien, llegaron al mercado en los años sesenta. Colección Villasana.
Accesorios que hoy damos por sentado, como tenis del color preferido por cada quien, llegaron al mercado en los años sesenta. Colección Villasana.

También ha cambiado la mentalidad de las personas con respecto a la industria de la moda y la manera de relacionarnos con los pares de zapatos respecto a los años cincuenta y sesenta. No nos rige sólo la estética, tampoco sólo el confort, señala, sino “una fusión de ambos, lo que nos permite elegir qué modelo es el mejor para nuestro día a día”.

Tratamos de ver cuántas veces podemos usar un par con nuestras prendas, mientras que en otras épocas se buscaba uno para toda ocasión. Las necesidades han cambiado y requerimos un par de zapatos para casi cada ocasión.

La abanderada de un grupo de jóvenes desfilando en representación de Conasupo, en la esquina de la avenida 20 de noviembre y calle República del Salvador. Además del típico conjunto de la muchacha, destaca el vistoso letrero de la zapatería CAPRI, muy famosa en décadas pasadas. Colección Villasana.
La abanderada de un grupo de jóvenes desfilando en representación de Conasupo, en la esquina de la avenida 20 de noviembre y calle República del Salvador. Además del típico conjunto de la muchacha, destaca el vistoso letrero de la zapatería CAPRI, muy famosa en décadas pasadas. Colección Villasana.

En opinión de nuestra entrevistada, la industria de la moda se ha transformado y nosotros nos hemos reinventado con ella, tras cambiar nuestros criterios sobre qué es lo que mejor nos acomoda y nos identifica como individuos con una personalidad y cultura propias.

Queda claro que los zapatos pueden contarnos mucho más de lo que podemos percibir a simple vista, y como suele decirse, las modas nunca desaparecen, sólo se ausentan un tiempo y regresan en una presentación diferente, tan atractiva y exitosa como la primera vez.

  • Fuentes:
  • Entrevista con Vanessa de la Rosa, especialista en publicidad de décadas pasadas.
  • Publicidad Revistas: Kena, Claudia.
  • Folletos Zapatos: Años cincuenta