Así como hubo época de oro del cine mexicano también hubo una época de oro de la política nacional. Tan fue de oro que personajes opuestos como Fidel Castro o Henry Kissinger alabaron logros de la estabilidad, paz social, desarrollo económico, cultural y social. El eje de esa política fue la teoría del péndulo: el PRI se las ingenió para oscilar de las propuestas socialistas de Lázaro Cárdenas a la plutocrática visión de Manuel Ávila Camacho; del frenesí de Miguel Alemán a la austeridad monacal de Adolfo Ruiz Cortines. Ningún estilo más diferente: José López Portillo y Miguel de la Madrid, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.

La oposición política ha encontrado como el signo más vulnerable de la candidata de Morena su liga con el presidente. Los millones que no quieren a AMLO, en realidad lo odian —buena parte de la clase media— pierden el sueño pensando que Claudia Sheinbaum será el Pascual Ortiz Rubio de AMLO. La adhesión esquizofrénica de la derecha a Xóchitl, más que por ella misma, se debe que representa una esperanza, el clavito ardiente, que los liberaría de AMLO y su 4T.

No es todavía tiempo de evaluar si la 4T realmente generó un cambio. La lista de pasivos y fracasos es inagotable. El logro es haber propiciado, sin proponérselo, el interés de un sector social, históricamente apático y desdeñoso de los asuntos públicos —la clase media— por la política, emocionalmente motivado para derrotar al gobierno.

Claudia Sheinbaum, en el llamado Encuentro con la Sociedad Civil, Diálogos con la Sociedad Civil, hizo ostentación del valor del diálogo y la confrontación de las ideas. La coordinación general del proyecto del diálogo electoral está a cargo de Juan Ramón de la Fuente, cuyo prestigio reconocido por todos los sectores, aún los enfrentados ahora políticamente, dará credibilidad a las propuestas que se formulen. Los foros ofrecen la oportunidad de escuchar propuestas, todas las voces han dicho. El resultado de los foros dará la oportunidad de confirmar si la propuesta de pluralidad, diálogo, apertura y respeto a las ideas del contrario van a prevalecer, en caso de que la 4T gane la Presidencia, como por ahora muestran las encuestas.

Para empezar, veremos qué derrotero tendrá el foro sobre justicia. La propuesta del Presidente, asumida por la candidata de Morena a fin de que los jueces y magistrados federales y los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sean electos directamente por el pueblo debería ser analizada y discutida antes de embarcarse en un viaje sin retorno. ¿Permitirán que se escuchen los planteamientos de los más destacados juristas mexicanos (mencionó tres: Diego Valadés, Elisur Arteaga y Sergio García Ramírez) que han expresado ya el grado de insensatez que tiene esta propuesta que amenaza muy seriamente principios intocables como la división de poderes, el acceso a la justicia y la independencia judicial? ¿Escucharán a quienes disentimos de lo que no tiene otra explicación que la revancha presidencial por las decisiones de la Suprema Corte que no favorecen sus intereses?

En la presentación de los Diálogos, Juan Ramón de la Fuente evocó a Miguel de Unamuno para quien dialogar era preguntar y escuchar. La comunidad mexicana tiene muchas preguntas.

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