Para Juan Francisco Ealy Ortiz, coahuilense distinguido

México es un país grande, que además tiene grandeza. Sobran argumentos para sostenerlo y dos ejemplos son nuestras instituciones y las entidades federativas que conforman el país. Para ilustrarlo selecciono el Hospital de Jesús que, en 2024, cumplirá quinientos años que se celebrarán con actividades organizadas por una Comisión presidida por un Maestro de la medicina, la política y el servicio público, el doctor Julián Gascón Mercado.

En cuanto a las entidades federativas, todas aportan motivos de orgullo al país. México es más que la suma de ellas, pero no hay duda de que en cada una encontramos personajes, hechos e indicadores que fortalecen el argumento. Un caso emblemático es el de Coahuila de Zaragoza. Acepto que tengo un sesgo al juzgar a la entidad, ya que mi familia es coahuilense y mi lugar de nacimiento, Saltillo. El primero de diciembre asistí a la toma de protesta y primeros actos del ingeniero Manolo Jiménez Salinas como gobernador de la entidad, por ello compartiré algunos datos e impresiones.

Coahuila tiene una población cercana a tres millones 200 mil habitantes distribuidos en una superficie de poco más de 150 mil kilómetros cuadrados, que la hacen la tercera entidad en extensión, solo superada por Chihuahua y Sonora. Más del 90 por ciento de la población habita en localidades urbanas y cuenta con tres municipios de más de 200 mil habitantes: Saltillo, Torreón y Monclova y con 15 de menos de diez mil.

En Coahuila, históricamente se ha creído en la educación. El Ateneo Fuente fue el primer bachillerato del país y se organizó meses antes que la Escuela Nacional Preparatoria. Otros casos son el de la Benemérita Escuela Normal fundada en 1894 y el de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro que recientemente cumplió cien años de existencia. No extraña entonces que el estado tenga buenos indicadores en la materia que la ubican en los primeros lugares en población alfabetizada, rezago educativo, años de escolaridad o cobertura de educación superior.

Lo mismo sucede con el ingreso, la población con seguridad social, la productividad, la capacidad exportadora y la seguridad pública. En cuanto al desarrollo social, Coahuila destaca por los bajos niveles de marginación, pobreza y carencias, ya que tiene muy buenos indicadores en vivienda, acceso a agua potable, drenaje y electricidad. El estado no tiene un solo municipio en la lista de los de muy alta, alta o media marginación y el 98 por ciento de la población vive en municipios de muy baja marginación.

Junto a esto, el mensaje explícito del gobernador Jiménez Salinas y también el simbólico son alentadores y anticipan una forma diferente de entender la acción política. Lo son, debido a que en su intervención en el Congreso anunció el inicio de la “ciudadanización de la política” y su compromiso de gobernar y dar respuesta a las necesidades de toda la población, de quienes le dieron su voto y de quienes no lo hicieron. Aceptar la pluralidad y las diferencias es un paso adelante. Gobernar sin ataduras partidistas, un signo de madurez. Una primera muestra de ello fue la designación que hiciera el sábado de parte de su gabinete, donde destacan más bien personajes ajenos a la vida partidista y se privilegia la capacidad y la trayectoria de las personas.

Igualmente deben reconocerse los mensajes del acto de “Toma de Protesta Ciudadana” en el cual, con más de diez mil personas como testigos, les tomó, a veintenas de ciudadanos representantes de diversas edades, condiciones sociales y económicas, profesiones y ocupaciones, sexo, convicciones e intereses, la protesta de que ayudarían a desarrollar “el gobierno más ciudadano de la historia”. Con un mensaje alentador, un ánimo estimulante y formas diferentes, el gobernador inicia muy bien su tarea, que así siga.

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