A Don Alberto Bojórquez Pérez, visionario impulsor del proyecto de Cancún.

El cuarto capítulo de nuestros viajes de estudios sobre las islas mexicanas se desarrolló en una pequeña embarcación, que partió del “cuatro veces Heroico Puerto de Veracruz”. Nuestro objetivo fue realizar un recorrido por las islas, costas del Golfo de México y el Caribe. La primera isla fue la de los Sacrificios y el final sería la Bahía de Chetumal . Viaje de lo real y maravilloso de nuestros mares, con el cantar de pájaros, cormoranes, gaviotas, delfines, tiburones y mantarrayas.

Llegamos a la sonda de Campeche , provincia petrolera de las más ricas del mundo, adonde llegan buque-tanques para llevarse el oro negro y enriquecer a grandes empresas extranjeras. Lo ideal sería que flotas con bandera mexicana lo transportaran, pero lamentablemente no es así.

Este viaje fue de sorpresa en sorpresa, escuchamos relatos, leyendas y mitos sobre estos centinelas insobornables silenciosos, que son las islas, de las cuales se habían apoderado en el siglo XVI, piratas, corsarios y filibusteros como: François L'Olonnais, Juan Florentín, Morgan, sir Walter Raleigh, sir Francis Drake y otros, elegante caterva que jugaban a los dados asaltando galeones y también secuestrando a las mujeres, teniendo como madrigueras la Isla de Lobos.

Siguiendo nuestro itinerario en la Península de Yucatán, doblamos en Cabo Catoche , después de “ las Coloradas ”, “ Contoy ” y el paraíso terrenal que es “ Holbox ”, refugio de aves marinas y reserva ecológica maravillosa.

Espectacular fue observar la visión de la creación del Popol-Vuh, árboles, montañas, cordilleras; aves, peces, hombres de carne y hueso producto del maíz, los dioses privilegiaron a los mayas que navegaron en las islas próximas , dejando testimonios en la Isla Jaina. Esto me hizo recordar mi primera experiencia en Puerto Juárez en 1966, como oficial subalterno, responsable de un destacamento militar en Puerto Juárez . No había nada, solamente jungla, sonidos de la selva a lo que llamé el “ infierno verde ”, campos chicleros, saraguatos, jaguares. Aquí daría inicio mi carrera militar, me enamoré de la grandeza de la cultura maya, de su gente, herederos de una de las más puras tradiciones.

En la ruta nos topamos con Isla Mujeres , Cozumel y Tulum , a lo lejos observamos el coloso incontenible del Caribe, el proyecto turístico de Cancún (nido de víboras), el más exitoso de los tiempos modernos. Avistamos barreras de coral, y llegamos al Banco Chinchorro, con enormes contrastes y tonalidades azules, reflejo del cielo en el fondo del mar.

El objetivo de estos recorridos por las islas mexicanas no fue inspirado en la nostalgia del pasado, más bien en el presente y el futuro, pensando en una asignatura pendiente: el poderío marítimo mexicano, alternativa para la grandeza de México, explotando racionalmente la franja del mar adyacente a las costas la cual se extiende hasta 22.2 km (12 millas náuticas) y también la Zona Económica Exclusiva y su zona contigua. Este espacio marítimo y oceánico tiene más de tres y medio de millones de km². Fuente de riqueza para la creación de futuros empleos para los mexicanos.

El poderío marítimo es pieza fundamental para el desarrollo de países modernos, consolidando a través del mar actividades comerciales con los grandes mercados mundiales.

Para superar los retos del siglo XXI requerimos de planes y proyectos maduros que integren nuestro poderío marítimo, entendido como el conjunto de factores económicos , políticos, sociales y militares para la prosperidad de la nación involucrando a todos los sectores públicos, privados, científicos, tecnológicos con una visión sustentable.

Lo anterior contribuiría a convertir a México en una potencia de comercio mundial, integrando a los proyectos de infraestructura actuales como el Tren Maya , el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec . Para esto tendremos ventajas competitivas con estos nuevos proyectos, si contamos con una Marina mercante con tripulación y bandera mexicana.

Internacionalista