La democracia en México está peligrosamente amenazada. Quienes desde los años 60 impulsamos la construcción del andamiaje institucional que hizo posible la transición democrática con la reforma político-electoral de 1996 y las subsiguientes, llegamos a creer que ya no habría retrocesos, que la democracia mexicana —con todo y sus limitaciones— estaba en vías de consolidarse y era a prueba de todo tipo de embates que la pusieran en riesgo.

Olvidamos la noción fundamental de que, a la democracia, hay que defenderla permanentemente y fortalecerla como sistema político e instrumentos de defensa desde la sociedad civil frente a cualesquiera tentativas autoritarias; y eso es lo que hoy promovemos con manifestaciones como la llamada “Ola Rosa” que, desde 2023, ha logrado su objetivo de frenar reformas lesivas para el sistema democrático que tantas vidas ha costado a nuestro amado país.

En el sexenio obradorista que llega a su fin, ha quedado claro que las instituciones fundamentales del régimen democrático mexicano corren peligro de desaparecer. Nuestra cruzada, ahora, es contra un gobierno que —vestido con falsos ropajes de “izquierda”— degrada y pervierte el concepto de las políticas socialdemócratas para acabar con el equilibrio de poderes y someter al Legislativo y al Judicial a la voluntad del Ejecutivo.

¡AMLO quiere concentrar todo el poder del Estado!

En esa línea, López ha fracasado en sus intentos de eliminar los órganos constitucionales autónomos como el INE, el Tribunal Electoral Federal, el Inai, la Cofece, la Cenace y otros porque los controles y contrapesos le estorban, como a cualquier autócrata o dictador. Por eso nuestra ofensiva y llamados a tomar las calles del país y representaciones en el extranjero.

A este proyecto gubernamental autoritario en curso, se le quiere dar continuidad (“Segundo Piso de la 4ª Transformación”, le ha llamado Sheinbaum), para los sexenios siguientes, de la mano de bandas criminales que operan en el país.

La coalición obradorista está muy nerviosa y el propio AMLO ha enloquecido porque saben que van a perder y hacen uso de estrategias perversas para frenarnos.

Ahora, con la complacencia del Ejecutivo, estos grupos delictivos controlan más de la tercera parte del territorio nacional cumpliendo las funciones de un Estado Fallido (monopolizan el uso de las armas, cobran impuestos y reglamentan el funcionamiento de la economía, la integración de los gobiernos locales y hasta el comportamiento social).

Estas organizaciones criminales también buscan suplantar a la sociedad civil y decidir quiénes sí y quiénes no son candidatos a cargos electivos. A quienes se oponen, buscan amedrentarlos o los asesinan. Y el gobierno, como si nada.

La violencia electoral ha asomado, como nunca antes incluso, en la capital del país. Karen Quiroga (en Iztapalapa) y Alessandra Rojo (en Cuauhtémoc), ambas aspirantes a las Alcaldías citadas, han sido objeto de acciones de intimidación.

No conformes con eso, los más de 20 mil operadores electorales del gobierno federal, mal llamados “Servidores de la Nación”, casa por casa ofrecen los programas sociales a cambio del voto por Morena, amenazando con desaparecerlos si votan por Xóchitl.

Todo lo anterior configura una elección de Estado que, de la mano de la delincuencia, constituye una estrategia de narcoelección de Estado, violatoria del Estado de Derecho y significa una severa amenaza a nuestra democracia.

Ante la omisión del actual INE, la Coalición “Fuerza y Corazón por México” —encabezada por la candidata presidencial Xóchitl Gálvez— acudió ante el Tribunal Electoral, para que tome cartas en el asunto y resuelva las medidas necesarias para que tengamos elecciones libres, democráticas y pacíficas este próximo 2 de junio.

No es un mero juego de palabras decir que “la democracia mexicana está en riesgo” y con ello, la pervivencia de sus instituciones como el INE y el Tribunal Electoral. Pese a ello, Xóchitl va con paso firme para ser la primera mujer presidenta de México; lo cual hace más peligroso a quienes hoy buscan permanecer en el poder.

Subrayo: El antídoto más potente para enfrentar exitosamente esas estrategias autoritarias, es el voto masivo y sin miedo de las mujeres y hombres de nuestro querido México.

¡Nos vemos en defensa de la República en el Zócalo capitalino!

Presidente nacional del PRD

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