En los próximos días, el gobierno del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador presentará el Plan de Seguridad que definirá la estrategia en materia de seguridad y justicia que se seguirá a lo largo de su sexenio. Hasta el momento, únicamente se conocen planteamientos generales como la división del país en 265 regiones en las que participarán un número definido de fuerzas policiacas y del Ejército, divididas según los niveles de violencia de cada una de estas, y un plan basado en la prevención de la violencia en donde se priorice la participación de los jóvenes.

Sin embargo, desde su campaña como aspirante a la presidencia, organizaciones de la sociedad civil como el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) se han acercado a López Obrador y a su equipo de trabajo sin obtener más respuestas. Por lo que esta presentación será el momento adecuado para que los mexicanos conozcamos qué está pensando y planeando el futuro presidente para mejorar las condiciones de seguridad y reducir los niveles de violencia en el país. Además, no sólo nos permitirá conocer el destino de dependencias como el Centro de Investigación y Seguridad Nacional o la Policía Federal, sino cómo este embona en la estrategia que implementará.

Por lo tanto, en espera de la presentación del Plan de Seguridad de la próxima administración, en los siguientes párrafos se realizó un recuento de los temas prioritarios que deben de ser parte de este documento y también, de aquellos que, por su naturaleza, es importante que sean tratados con cautela.

En principio, es importante señalar que la relevancia del documento radica en que será la base de la política de seguridad del nuevo gobierno. Pero, sobre todo, se espera que sea el contrapeso más importante para temas que han sido rezagados por sexenios anteriores y que de manera directa, estas acciones se vean reflejadas en los indicadores de delincuencia y violencia de todo el país.

El reto no es nada menor, ya que implica el entendimiento de diversos problemas y la elaboración de todo un proyecto que tenga por objetivo devolverles la tranquilidad a los ciudadanos, la cual deberá ser buscada a través de medios y acciones diferentes a las ya implementadas por las pasadas administraciones federales.

Además, a diferencia de otros temas como la cancelación del nuevo aeropuerto en Texcoco o el Tren Maya, hablar de la seguridad en el país es entender que no se empieza ni se acaba por una decisión del presidente o por mensajes dirigidos a la ciudadanía llenos de buenas intenciones. Mucho menos se acaba si caemos en el simplismo de tratar de encontrar sus causas en grandes factores que únicamente arrojan conclusiones genéricas y que no gozan de mecanismos que puedan ser medidos y que no son vinculantes con estrategias concretas.

De esta manera, sin lugar a dudas esperamos que en el Plan de Seguridad sean incluidos temas prioritarios como: el tráfico de armas; el robo de hidrocarburos; la trata de personas; la procuración e impartición de justicia; la prevención de la delincuencia; la estrategia para rescatar a los centros de reinserción social que son competencia del Gobierno Federal; la capacitación y el reclutamiento de los cuerpos policiacos; el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y aparatos de inteligencia para la elaboración de estrategias de prevención e intervención; así como el respeto a los derechos humanos por parte del Estado mexicano en todo momento en el que se desarrolle este Plan.

Por la naturaleza de cada uno de estos temas, también será importante conocer las propuestas del nuevo gobierno para incentivar la coordinación entre las autoridades policiacas y del Ejército que estarán involucradas en el Plan de Seguridad, así como con los gobiernos estatales.

Además, en caso de que su discurso continúe entorno a la legalización de la marihuana, se deberá profundizar en las estrategias de prevención, contención e intervención de los probables efectos secundarios que se deriven de esta reforma.

En general, este documento deberá concentrar por cada uno de estos rubros, diagnósticos que permitan dimensionar el problema; la estrategia de prevención e intención con metas a corto, mediano y largo plazo; presupuestos asignados; propuestas de cambios de ley en caso de estas sean necesarias, así como claridad en la actuación y distribución en las funciones de las autoridades involucradas.

Por otro lado, deberá mantener mesura en generar expectativas que sean poco realistas, evitar que se caiga en mensajes simplistas o genéricos que no tengan ningún tipo de sustento metodológico o teórico y que cada uno de los rubros que sean elegidos, carezcan de elementos que puedan ser medidos a lo largo del tiempo con resultados concretos.

También, sería un error que el documento empezara con el tradicional “Borrón y cuenta nueva” que con cada cambio de gobierno ocurre en las dependencias federales. De manera particular, en las instituciones de seguridad estas transiciones marcadas por la eliminación de dependencias de la noche a la mañana, inhiben la continuación de estrategias focalizadas que han tenido resultados exitosos. Por ejemplo, ha habido esfuerzos de coordinación a través de las Conferencias Nacionales de Procuración de Justicia, en las que, por cierto, el ONC está próximo a implementar el Mecanismo de Supervisión y Mejora del Cumplimiento de los Acuerdos de esta Comisión, o el trabajo de la Red Nacional de Analistas de la Comisión Nacional de Seguridad Pública que concentra a servidores públicos de altísimo nivel y que tienen el compromiso de mejorar las condiciones de seguridad del país.

Ejemplos como estos, también se pueden encontrar dentro de otras instituciones de seguridad en las que hay programas y proyectos que se han trabajado de manera paulatina, pero que para llegar a resultados de gran escala necesitan tiempo y compromiso de todas las partes involucradas.

Sin lugar a dudas hay mucho que limpiar y mucho que trabajar, pero empezar de cero sin realizar un análisis objetivo de lo que se ha hecho para bien o para mal, así como retomar esfuerzos que valen la pena, es comprometer años de trabajo, recursos invertidos y la vida de más mexicanos.

En las próximas semanas, el ONC en el marco del proyecto Por Un México Seguro en su segunda etapa, estará presentando una revisión preliminar del Plan de Seguridad de Andrés Manuel López Obrador, con base en los criterios con los que se llevó a cabo la evaluación de sus propuestas en materia de seguridad y justicia, cuando todavía era candidato. Se espera que este documento de la mayor cantidad de respuestas, pero sobre todo, que cubra con aquellas áreas en donde no había claridad en las propuestas o simplemente no se sabía si existían.

Laura J. Ambrosio Jaramillo

Coordinadora de Estudios Especiales

@AmbrosioJLaura @ObsNalCiudadano

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