¿Alguien podría imaginarse que existe alguna relación en estos temas?

La verdad es que resulta complejo de manera inmediata encontrar una relación directa, aunque, curiosamente, ambos buscan alternativas económicas, sociales y jurídicas frágiles, endebles y fáciles de evadir para subsistir.

Pero; ¿a qué partido político le interesa erradicar la inseguridad?

La lógica te dice de manera inmediata que a ninguno, ya que solo exponen puntos de vista críticos débiles y en ocasiones sin una valides real, acostumbrados al juego sucio de dimes y diretes sin una determinación suficientemente técnica y correcta.

Veamos; la inseguridad que se vive en el país resulta complejo no solo por las condiciones con las que ha ido evolucionando, sino por los mismos factores de riesgo que la propician de manera institucional, política, jurídica, social y económica.

En el estado de Puebla, de acuerdo con al análisis de la incidencia de los delitos de alto impacto del cuarto trimestre del 2017 arrojó que el 62% de las carpetas de investigación por homicidio doloso se utilizó arma de fuego y el 90.28% del robo común se desarrolló con violencia, pero, no solo el incremento en los delitos de alto impacto resulta preocupante, sino los impactos negativos residuales y acumulativos que ha generado el feminicidio, el robo de hidrocarburo, el de transporte de carga en carreteras e incluso el de ferrocarriles, lo que viraliza el incremento de los factores de riesgos internos y externos lo que genera alternativas y herramientas que permiten delinquir, volviendo el territorio frágil y atractivo para el desarrollo de las actividades ilícitas.

Hablar de inseguridad se vuelve el principal tema de interés en los partidos políticos y en cualquier esfera social y política, la mayoría expresa su malestar, repudio y enojo, pero les resulta tedioso llevar un seguimiento justificado de lo que acontece, incluso el incremento de la violencia en los delitos, también repercute en los proceso electorales desde el momento en el que se involucran y/o son víctimas directa o indirectamente. Cada uno de los escenarios que se cruzan entre el delito y la política tiene que ver económicamente, por lo que; existe entendimiento, por otro lado, al hablar de los partidos políticos y su momento decisivo para la selección de candidatos resalta la efímera democracia a través del ya conocido “dedazo” demeritando las consultas internas y volviéndolas a modo, reluciendo opacidad y minimizando la inclusión ciudadana, por lo que al final, la obligación para votar  recae en alguien que no emana netamente de la conciencia social, entonces; también este tipo de recursos se vuelve evasor de los principios éticos y por ende minimiza la legalidad, lo que demuestra que el interés por atender la inseguridad se vuelva una ilusión.

Bajo estas condiciones, no se descarta que los sucesos violentos persistan en estas campañas como resultado de lo que se vive y de la propia indiferencia de los entidades de interés público que no participan en la atención del problema.

Ahora bien, la incidencia delictiva en la entidad poblana se ha esparcido, situación que no ha sido analizada como tal, ha encontrado lo necesario para su complacencia y resulta conveniente para algunos sectores políticos y partidistas, entonces; se vuelve un mal necesario para aquellos benevolentes del poder dejando una barricada para los demás.

Un error lamentable de los candidatos y gobernantes es intentar minimizar la inseguridad aludiendo que lo  que pasa en la entidad es resultado de los sucesos en el país, con esto,  tratan de deslindar su responsabilidad, minimizan la rendición de cuentas y su desempeño, se anticipan para el fracaso de sus metas y todavía se hacen los ofendidos, pero entonces; ¿Es ficticia la democracia? ¿Si no hay democracia puede repercutir directa o indirectamente en la inseguridad?

Las respuestas a estos cuestionamientos son simples, al día de hoy, el compromiso por iniciar con una verdadera democracia desde las filas de los partidos políticos es complejo y en algunos casos utilizan la figura del “independiente” como alternativa de consolación para sus intereses y con esto; lo único que logran es minimizar aún más la credibilidad de la ciudadanía hacia sus representantes.

Hoy; la cobertura económica de los partidos y políticos es primaria y deja de lado no solo las necesidades del territorio sino también las que tienen las propias dependencias, resulta desalentador que para la entidad poblana el 2017 fue el año con el mayor número de denuncias desde 1997 en homicidio doloso, robo con violencia, robo de vehículo y robo a negocio, que siguen prevaleciendo carencias en las Fiscalías, además, ninguno de los 217 municipios del estado de Puebla cuentan con diagnósticos certeros que identifiquen los factores de riesgos y necesidades de su zona y la migración delictiva los deja vulnerables.

Entonces; estas exigencias por realizar este tipo de diagnósticos no solo competen a la sociedad, sino en primera instancia a cada partido político, estos sujetos obligados, no fomentan su realización, se esconden detrás de sus ejecutores legislativos cuando tienen también la obligación de participar directamente con las autoridades y exigir estrictamente el cumplimiento de las necesidades. Para muchos candidatos sus propuestas empiezan una vez que arrancan las campañas, lo que resulta erróneo, incluso ningún posible candidato y/o ya definido a nivel federal, estatal y municipal ha podido hablar, expresar y justificar su quehacer, su compromiso y las alternativas urgentes con justificaciones válidas y sólidas en materia de seguridad, entonces; con esto queda claro que al no existir éticamente una democracia la credibilidad de la ciudadanía es limitada y participar e incluirla en las decisiones preventivas para erradicar el delito resulta complejo.

Mayorga (2006) afirma y recalca que la causa principal de la crisis de los partidos es que fueron incapaces de responder eficazmente a los nuevos problemas políticos y sociales que supuso la adopción de economías del mercado de la región. Estos problemas no fueron solo estructurales, sino consecuencia de decisiones políticas y un mal desempeño partidario; por lo tanto, el outsider surge en las crisis de gobernabilidad que crean las brechas entre la sociedad y los partidos.

La tarea se ha vuelto compleja, la fórmula para erradicar la violencia y la inseguridad repercute directamente en un primer escalón llamado “DEMOCRACIA” el cual debe recuperar esa confianza de la sociedad que mucho se ha perdido al día de hoy, diseñando opciones que generen rutas puntuales y resultados inmediatos para minimizar las alternativas frágiles que son favoritas de los partidos políticos y del delincuente.

¿Hay algún candidato municipal, estatal o federal capaz de comprometerse desde hoy para minimizar y erradicar la inseguridad? ¿Eres capaz o te vale?

Juan José Hernández López

Presidente IGAVIM Observatorio Ciudadano

@IGAVIM @ObsNalCiudadano

FUENTES

“Crisis de la democracia representativa en México: el surgimiento de las candidaturas independientes en junio de 2015”

Análisis sobre la incidencia de los delitos de alto impacto // cuarto trimestre 2017 en el estado de Puebla

El monto de los partidos políticos en el estado de Puebla

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