Con el acelerado desarrollo de nuestra sociedad se han venido suscitando una serie de problemas que vulneran a nuestras comunidades y desestabilizan a las familias. El consumo de sustancias psicoactivas representa un fenómeno complejo originado por amplios factores de riesgo que cada día afectan más nuestra calidad de vida y limitan la capacidad de una sana convivencia entre las personas.

En los últimos años, múltiples sectores de la sociedad se han dado a la tarea de estudiar a profundidad este tema, aplicando y replicando en diversas regiones del país tanto encuestas de adicciones como estudios epidemiológicos. Derivado de los hallazgos en estas encuestas y estudios se han ido modificando los enfoques que se tenían sobre el consumo en específico sobre grupos de edad y zonas o regiones con mayor consumo. Además, se han visto incrementos significativos en el uso de drogas ilegales.

La ENA 2011 en el panorama nacional de encuestas en hogares, en el comparativo de 2002 al 2008, muestra que hubo un incremento en el consumo esporádico de drogas ilegales y médicas en la población, consumió alguna vez. En cuanto a la dependencia de drogas, se tuvo un incremento con respecto al 2008 pasando del 0.4 al 0.6% en personas entre los 12 y 65 años. Destacando el norte del país con las prevalencias más altas de consumo.

En 2009 en el reporte del SISVEA, con datos del SEMEFO, se brindó información respecto a defunciones sobre la presencia de algún tipo de droga para el caso de personas que murieron de manera violenta o súbita. De un total de 18,724 fallecimientos con estas características, se encontró que 24.4% de los casos ocurrieron bajo la influencia de algún tipo de sustancia. Mostrando mayores porcentajes en los estados de Chihuahua (32.4%) y Jalisco (21.7%).

Respecto a los centros de tratamiento contra las adicciones no gubernamentales, de acuerdo con el informe por el SISVEA, los tres estados con más casos y centros de tratamiento fueron Baja California, Chihuahua y Jalisco. Mismo dónde se reporta que la droga de inicio es el alcohol, seguida del tabaco y la marihuana. A nivel nacional el alcohol, se muestra como la droga de impacto más frecuente.

En un panorama local respecto al contexto de los hogares, los resultados de la ENVIPE FICOSEC hacen mención que en 55.7% de las viviendas encuestadas se afirma o ha escuchado que alrededor de su domicilio se consume alcohol en la calle y 10.7% hace referencia a que existe venta ilegal de alcohol. Así mismo, 40.2% dice o ha escuchado que se consume droga alrededor de su vivienda y 22.1% que existe venta de droga.

Poniendo como referencia los datos citados, es importante considerar los impactos sociales a los que conlleva este consumo descontrolado. Sobre todo, en el ámbito familiar y el ámbito laboral-educativo. Tocante a la familia, el consumo de sustancias, en primer término, provoca un descuido de los hijos en el sentido de que no se cubren sus necesidades básicas para lograr una buena calidad de vida dejando de recibir afecto, parte fundamental para la salud mental de este. En segundo lugar, puede desencadenar fuertes enfrentamientos entre los miembros de la familia provocando violencia familiar, lesiones dolosas o hasta un homicidio en casos extremos. Terminando con la desintegración de la familia.

Cabe señalar que la familia tiene esta dualidad de ser tanto un factor de riesgo como uno de protección por lo que el consumo de sustancias implicaría no solo trabajar con la persona que consume, sino además de hacerlo con cada una de las personas que conforman el núcleo familiar. El involucramiento de cada miembro de la familia brinda herramientas necesarias para la resolución pacífica de conflictos y a su vez, disminuir o eliminar el consumo de sustancias.

Por otra parte, en el ámbito laboral-educativo, se hace referencia a la inhabilitación de los roles sociales como el ser trabajador o estudiante, partiendo del incumplimiento de las obligaciones laborales. En el caso de los jóvenes en edad escolar, existe una relación entre el consumo de sustancias y la deserción. La escuela se señala como un factor de protección ya que después del hogar este es el lugar donde pasan más tiempo los niños y jóvenes.

Aunque por otra parte tiene también esta duplicidad de ser un factor de riesgo ya que si la escuela no responde a las necesidades educativas de sus alumnos esto contribuye al consumo de drogas, al no ofrecerles recursos para afrontar los problemas que atraviesa la sociedad actual. Cómo resultado esto genera, en muchas ocasiones, entorpecimiento en el desarrollo personal y social de los jóvenes, causando que se dé el abandono escolar y como consecuencia su incorporación en actividades ilícitas o de riesgo tal como el uso y abuso de sustancias psicoactivas.

Datos de Servicios Educativos del Estado de Chihuahua muestran que, en Nuevo Casas Grandes, a nivel primaria para el ciclo escolar 2015-2016 se registró un abandono de 0.08%. Así mismo, a nivel secundaria el abandono escolar fue de 1.29%, para media superior de 1.26% y a nivel superior de 1.40%.

Para finalizar es fundamental identificar los factores de riesgo que puedan influenciar el consumo o abuso de sustancias, así como determinar cuáles son los que disminuyen el riesgo del consumo. Por tanto, si fortalecemos los factores de protección se pueden diseñar modelos de intervención que se adapten a las necesidades de cada sujeto, entendiendo su forma de vida, gustos y preferencias.

Maricarmen López Peña

Observatorio Ciudadano de Nuevo Casas Grandes

Ficosec Nuevo Casas Grandes

@ObsNalCiudadano

Encuesta Nacional de Adicciones 2011: Reporte de Drogas, 2012.

Sistema de Vigilancia Epidemiológica en Adicciones, 2009.

Servicio Médico Forense, 2009.

En el año 2009 participaron únicamente 20 entidades federativas en el reporte al SISVEA.

Encuesta sobre Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública en el estado de Chihuahua, 2018.

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