“No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor”, fue la frase que el papa Francisco dirigió a los más de 100 obispos del país reunidos en la Catedral Metropolitana el 13 de febrero de 2016 durante su primera visita a México.

A casi dos años de ese discurso que se interpretó como un “regaño” para la jerarquía católica mexicana, el 5 de febrero Carlos Aguiar Retes, viejo conocido del Pontífice argentino, asumirá la cabeza de la Arquidiócesis Primada de México, territorio eclesiástico conformado por 8 millones de fieles, con lo que es la más importante a nivel nacional, no sólo por el número de población, sino porque se ubica en la capital del país y se concentran los tres poderes de gobierno.

Desde que inició el papado  de Francisco, éste ha nombrado para México 14 obispos titulares y 11 auxiliares, además ha designado a dos cardenales: Alberto Suárez Inda, arzobispo emérito de Morelia, y Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, quien el 7 de diciembre fue designado para dirigir la Arquidiócesis de México.

Estará al pendiente de 467 parroquias, de la Basílica de Guadalupe, de la Catedral, de mil 875 sacerdotes, tres seminarios con más de 150 alumnos, de la Universidad Pontificia, Universidad Lumen Gentium y de 212 instituciones de vida consagrada, entre otras.

Como Arzobispo Primado de México el principal reto de Aguiar será “tender puentes” entre la población tan diversa que habita en la Arquidiócesis, a fin de reposicionar el catolicismo en la capital del país, donde se ha presentado un “desencuentro” entre la Iglesia católica y los fieles por expresar planteamientos tradicionalistas en temas como la sexualidad, coincidieron especialistas.

De cara a las elecciones de julio próximo, los investigadores consultados por EL UNIVERSAL coincidieron que el nuevo arzobispo primado llegará en medio de un ambiente político “muy crispado”. Previeron que buscará acercarse con los candidatos de todos los partidos políticos, debido al perfil “negociador”, aunque cuidará mucho sus declaraciones dado que se trata de un hombre discreto.

El fin de la generación Prigione

Roberto Blancarte, sociólogo de El Colegio de México, indicó que con la salida de Norberto Rivera de la Arquidiócesis de México termina la generación del Club de Roma, conformada por prelados como Rivera Carrera, Onésimo Cepeda, quien fue obispo de Ecatepec, y Marcial Maciel, fundador de Los Legionarios de Cristo; este grupo gozaba del respaldo de Girolamo Prigione, primer nuncio apostólico en nuestro país.

Durante al menos dos décadas este grupo, pese a que no era mayoritario, tuvo gran influencia en la jerarquía católica, incluso más que el Episcopado Mexicano por el protagonismo del que gozó, aunque ninguno de sus integrantes presidió la CEM; los cambios generacionales y en la estructura de El Vaticano generaron que “El Club de Roma” perdiera poder.

“Con la salida de Norberto Rivera termina de estar en la cima un grupo que fue ultra conservador y que impactó durante muchos años a la Iglesia católica en México sin necesariamente ser mayoritario, pero ocupó un lugar protagónico, le dieron una marca muy tradicionalista.

“Es el fin de ese grupo y de la influencia que tuvo en la jerarquía católica mexicana, muchas veces se asumía como líder de la Iglesia”, detalló.

Jorge Traslosheros, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, comentó que a dos años de la visita del papa Francisco a México es “muy significativo” que se realice la sucesión en la Arquidiócesis, en especial por el discurso que emitió en la Catedral dirigido a los obispos del país.

“No podría ser más significativa la llegada de Aguiar a la Arquidiócesis de México, a días de cumplirse dos años de la visita del papa Francisco. El discurso en Catedral llevaba nombre y apellido, lo cual se comprobó con la editorial del semanario Desde la Fe”.

Los desafíos

Aguiar Retes llegará a la entidad con mayor nivel de escolarización del país donde el promedio de estudios es de 11.1 años, lo que equivale al segundo año de educación media superior; se trata del estado más secularizado en el que está permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo y es legal el aborto.

Entre 1990 y 2010 el número de católicos en la Ciudad de México disminuyó 8% al pasar de 92.4%, en 1990, a 84.4%, en 2010, según datos de los censos de población del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que realiza cada 10 años.

En el “Informe general del estado de la Arquidiócesis de México”, el arzobispado destacó algunos de los retos que enfrenta este territorio eclesial como son un mayor acercamiento con los jóvenes a través de talleres, la formación de equipos de misioneros que acudan a las periferias de la ciudad, así como la consolidación de los equipos de sacerdotes de cada una de las ocho vicarias que conforman este territorio.

“La Iglesia de la Arquidiócesis de México cuenta con las estructuras y el servicio pastoral que se han constituido obedeciendo a los criterios sinodales. El informe sobre el estado general de esta Iglesia particular, después del gobierno del cardenal Norberto Rivera Carrera, es un ejercicio responsable y ético que da cuenta del comportamiento orgánico y de actividades de evangelización”,  resalta el documento.

Para Bernardo Barranco, analista de temas religiosos, será fundamental que Aguiar construya puentes y restablezca el diálogo con la feligresía “abandonada” por las posturas tradicionalistas de Norberto Rivera, que contrastan con el nivel de estudios que poseen los habitantes de la capital del país.

“El principal reto de Aguiar no es político, no es meterse a la grilla electoral. El principal reto es principalmente  pastoral, es volver a tender puentes, diálogo con una  feligresía  que se siente abandonada por el tradicionalismo de  Norberto Rivera”,  dijo.

Destacó que el ex arzobispo de Tlalnepantla llega a una Arquidiócesis “muy burocratizada” con una “pastoral sacramental” donde Rivera Carrera emitía sus opiniones a través de las homilías dominicales. Define a este territorio eclesial como poco cercano a la gente donde se presentó un desencuentro cultural entre los habitantes de la Ciudad de México que cuentan con un nivel académico alto y las posturas “atrasadas” del prelado.

“La  Arquidiócesis con sus planteamientos sobre aborto,  la  mujer, la homosexualidad y los matrimonios  igualitarios está muy atrasada, hubo un desencuentro cultural muy grande en esta dificultad de dialogar  con  una capital de avanzada con posturas tradicionales,  fue lo que propició este desencuentro”.

Considera a Aguiar como un “hombre de estructura” por los cargos que ha desempeñado en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), pero su perfil más discreto y negociador lo llevarán a la construcción de puentes para reposicionar al catolicismo en la capital del país.

“Diversidad lo rebasará”

Elio Masferrer Kan, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), consideró que Aguiar podría quedar “rebasado” por la diversidad que hay al interior de la Arquidiócesis y la falta de una estructura institucional en la que el cardenal Norberto Rivera “perdió el control” al delegar la autoridad en los obispos auxiliares, por lo que los párrocos desarrollaron sus propias estrategias para acercarse a los fieles.

“Habrá que ver si le cumple todo lo que le prometió al papa Francisco. La realidad de la diócesis lo va a rebasar, la sociedad mexicana tiene una serie de problemas muy severos”.

La Ciudad de México, dijo, es una de las más complicadas del mundo donde cohabitan zonas muy diversas, desde las colonias de clase alta con desarrollos empresariales y urbanos “muy sofisticados”, ante este panorama el nuevo arzobispo deberá establecer estrategias para acercarse a todos los fieles.

En cuanto a la coyuntura electoral, previó que mantendrá una postura “ecuánime”, buscará acercamiento con los candidatos de todas las fuerzas políticas y se enfocará en el fortalecimiento de los laicos para que sean ellos quienes intervengan en el juego político.

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