Al presidir la homilía dominical, el canónigo Julián López Amozurrutia, pidió a los católicos orar por el fin de las guerras y hostilidades en el mundo , “porque cambien nuestros corazones y aceptemos a Dios como juez supremo y juntos construyamos la paz”.

Se elevó una súplica por todos los niños, para que celebren una navidad de amor, “como el fiel reflejo del amor que Cristo nos trae”.

En sustitución del cardenal Norberto Rivera Carrera, quien se encuentra en El Vaticano, López Amozurrutia dijo a los feligreses que se congregaron en la Catedral Metropolitana que hay que permanecer en estado de alerta, “porque los peligros más severos se aproximan cuando nos descuidamos, cuando confiamos que los ritmos ordinarios se repiten como siempre, cuando cedemos al sueño que destroza, que nos invade con fantasías y falsas promesas”.

Señaló que el olvido de Dios “nos ha vuelto huérfanos por elección y pretendemos erigir ciudades que ignoren al diseñador de la naturaleza”.

Por ello, nos escandalizamos ante la injusticia y los abusos, “pero fácilmente lo solapamos con silencios y corrupciones cómplices, solo cuando las olas de la inercia llegan a nuestras playas más personales nos damos cuenta de cuanta basura y podredumbre se ha acumulado en el mar y ciertamente resulta difícil salir del fango pero es aquí donde recordamos la faz del dueño de la casa que es Dios”.

lsm

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