Una cicatriz de “oreja a oreja” es lo que María Elena González creyó que quedaría en su cuello, luego de ser intervenida para combatir su cáncer de  tiroides, situación que fue revertida al convertirse en la primera derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en recibir una cirugía de mínimo acceso por abordaje a través de la boca.

El 22 de noviembre de 2016, expertos en cabeza y cuello, cirugía laparoscópica y anestesia del Hospital de Especialidades Dr. Antonio Fraga Mouret del Centro Médico Nacional La Raza, realizaron el procedimiento: primero hicieron un corte de un centímetro en la parte interna del labio inferior y después dos cortes debajo de los dientes caninos, con los que se entró a la parte interna del cuello y se extrajo la glándula  tiroides  de la mujer de 54 años, sin dejar rastro alguno.

Marco Antonio Piscil Salazar,  adscrito al Servicio de Cirugía General así como de Cabeza y Cuello del mencionado hospital, fue el cirujano en jefe de esta operación. En entrevista con EL UNIVERSAL, explicó que este tipo de operación se ha practicado en el mundo desde hace tres años y en México se ha puesto en marcha tres veces, primero en el Instituto Nacional de Cancerología, después en el Hospital General de México, seguido por el IMSS.

En marzo de 2016, María fue a su clínica familiar porque se encontró una bolita en el lado izquierdo del cuello. El médico ordenó un ultrasonido y se constató que la paciente tenía nódulos sospechosos en la  tiroides, entonces fue enviada al Hospital General 98, en donde le brindaron tratamiento por más de nueve meses.

Una biopsia y un ultrasonido eran los pasos a seguir en su atención médica, motivo por el que llegó a La Raza, en donde le confirmaron que tenía bethesda 5, un carcinoma papilar tiroideo que debía ser extirpado por completo.

La señora González fue transferida para realizarle una cirugía de cabeza y cuello, en ese momento fue que conoció al doctor Piscil, quien determinó que las medidas de su  tiroides  eran idóneas para hacer un abordaje transoral, la primera cirugía en su tipo que se realiza en el Seguro Social.

“Lo más difícil fue saber que tenía cáncer y me tenían que quitar la  tiroides. Supuse una herida de oreja a oreja y que la recuperación sería difícil, porque soy diabética e hipertensa y tenemos más riesgo de que la cirugía se complique, de que la herida no cierre bien o que se infecte. Esta cirugía fue espectacular para mí, porque mucha gente me pregunta por la herida y no la tengo expuesta, mi herida está adentro de la boca, en el labio inferior, eso es muy bueno para mí”, relató la ama de casa.

Procedimiento que llegó a México desde Bangkok

La tiroidectomía por abordaje transoral se realiza por vía endoscópica y es una técnica que a nivel mundial se ha hecho desde hace tres años. Inició en Alemania, pero los médicos hacían un corte por el piso de la lengua, lo que representaba riesgos para el paciente. Más tarde se retomó en Bangkok, Tailandia, en donde el médico Marco Antonio Piscil Salazar se capacitó.

La intervención quirúrgica

En esta cirugía que consiste en retirar la glándula  tiroides,  normalmente se hace una incisión en el cuello de unos 10 centímetros, dependiendo del tamaño del tumor, si éste es mayor de cinco centímetros el paciente es candidato a la cirugía tradicional; si se detecta a tiempo y mide menos de cinco centímetros es aspirante a cirugía de mínimo acceso.

En el Hospital Dr. Antonio Fraga Mouret hay una demanda muy alta por esta afección. Se realizan en promedio tres cirugías de  tiroides  por día y al año practican un promedio de 700 intervenciones, pero no todos los pacientes son candidatos.

Además de que el tumor no sea mayor a los 10 centímetros, éste no debe haber hecho metástasis, es decir, que el cáncer se haya extendido a ganglios linfáticos, como en el caso de María Elena, quien tenía un carcinoma de 2.5 centímetros.

Un día antes de entrar a quirófano, la señora González fue preparada para su intervención, lo más importante fue la higiene bucal, le dieron un enjuague para disminuir la cantidad de bacterias.

Esta primera cirugía duró aproximadamente tres horas, participaron Piscil Salazar, como  cirujano principal, el primero y segundo ayudante, una enfermera quirúrgica y personal de anestesiología.

Se usó  un equipo que se llama neuromonitorización de nervios laríngeos para identificar los nervios internos del cuello. Si el médico los lesiona, el paciente va a tener cambios en la voz o hasta la necesidad de salir con un tubo de traqueotomía.

Con el aparato de neuromonitorización, la imagen que se obtiene con el lente es amplificada y de alta definición, lo que permite hacer un registro de la actividad de los nervios laríngeos y así el cirujano tiene la certeza de que el nervio esté íntegro, durante y después del procedimiento, así como que no haya sido seccionado al momento de retirar la  tiroides.

Sin cicatriz

Marco Piscil considera esta intervención como innovadora, porque ofrece la ventaja a los derechohabientes de no cargar con una cicatriz de por vida. El médico agrega que 90% de los pacientes que requieren una tiroidectomía total o de manejo quirúrgico en patología tiroidea son mujeres, “por lo que una cicatriz en el cuello impacta mucho desde el punto de vista social y personal”, aseguró.

Agregó que la mayoría de los afiliados que necesitan este tratamiento son personas activas laboralmente, “la tiroidectomía permite que se reintegren a su trabajo de una manera más rápida. No es lo mismo tener una cicatriz en el cuello, que hay que cuidar, evitar infección, o la parte del reposo postquirúrgico es más tardada, a quienes reciben la cirugía  que en tres o cinco días ya tienen mayor movilidad, pueden hablar y hacer actividades cotidianas”.

Al entrar a quirófano, el cirujano realiza una incisión de un centímetro por dentro del labio inferior y dos más, de 0.5 centímetros, a nivel de la comisura lateral. A través de estos cortes se aborda la región cervical interior, la región tiroidea y por medio de manejo endoscópico se extrae el tumor tiroideo.

El tumor de María dependía del lóbulo tiroideo del lado derecho y, como tal, la disección costó un poco de trabajo, contó Piscil Salazar, pero aseguró que el cáncer fue extirpado en su totalidad, “con buenos resultados”.

Para culminar la operación se usa una sola sutura para cerrar la parte de los músculos, esto se logra con un bisturí armónico, por medio de energía que se ocupa para ligar los vasos principales que irrigan la  tiroides.

La cirugía de mínima invasión también ayuda a mejorar los tiempos dentro del quirófano, la estancia hospitalaria, disminuir las complicaciones de los pacientes y mejorar su calidad de vida, afirmó el experto en cabeza y cuello.

Un feliz 2018

El semblante de María es serio, apenas esboza una sonrisa cuando cuenta la sorpresa de sus familiares al mostrarles su “pequeñísima” cicatriz dentro de la boca, pero agradece por  ser la primera afiliada al IMSS en ser atendida con esta intervención.

“Pienso que es fabuloso, porque tiene muchas ventajas, la recuperación es muy rápida, no tenemos una cirugía tan grande y la voz, aunque la tengo poquito disfónica, me escucho bien y ni hablar del aspecto físico”.

Para ella, la cirugía no es buena sólo por no dejar una cicatriz, sino porque le evitó los cuidados postoperatorios y redujo su tiempo de estancia dentro de un hospital. “Al otro día de que me operaron me dieron de alta, en casa comí papillas y tuve dieta líquida, pero ahora ya estoy bien y no tengo limitaciones”.

Admite que nunca sintió dolor, a los pocos días de ser dada de alta pudo mover su cuello  y lo inflamado se ha ido quitando. A poco más de un mes de su operación ya puede masticar y saborear los platillos que más le gustan, como la cochinita pibil.

Médicamente le aconsejaron que colocara hielo en las zonas hinchadas y que usara enjuague bucal después de cepillar sus dientes, también debe seguir con un monitoreo de control para descartar cualquier tipo de tumoración.

Invita a los pacientes que sean candidatos a este procedimiento quirúrgico a no dudar y someterse a él, “no deja más que unas heridas muy pequeñas”.

La mujer relata que el apoyo de sus dos hijos le dio fortaleza para no tirar la toalla, pese a que los últimos años fueron complicados por su diagnóstico de cáncer, asegura que empieza 2018 con mucho ánimo y en espera de la llegada de un segundo nieto, “estoy feliz de la vida”.

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