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E l Niño del Temblor, así es conocido Ángel Jesús en el Hospital Infantil de México Federico Gómez. Ahí pasó ocho días, luego de ser sometido a una cirugía a corazón abierto durante el sismo de 7.1 grados del pasado 19 de septiembre.

El niño de ocho años nació con una malformación cardiovascular congénita llamada atresia pulmonar, ha sido tratado por especialistas desde sus primeros meses de vida. Fue su tercera y última intervención, porque se logró corregir su problema cardiaco. Aquel martes, cuando empezó el terremoto, un ejército de doctores acompañaron al jefe de Cirugía Cardiovascular, Tórax y Endoscopía del Hospital Infantil, Alejandro Bolio Cerdán, no les importó el movimiento telúrico, sólo pensaron en salvar la vida del menor de edad.

“Estaba colocando un tubo de la vena cava inferior hacia la arteria pulmonar, cuando sentí el movimiento; levanté la vista y observé a través de la ventana cómo se balanceaba uno de los edificios del Centro Médico Nacional Siglo XXI”, contó. Segundos más tarde alguien gritó: “¡Está temblando!”, de inmediato, como jefe al mando de las 10 personas que efectuaban la cirugía, Bolio Cerdán vio cómo todos sus colegas se mantuvieron firmes en sus puestos y checando que los equipos funcionaran.

Sabían que no podían suspender el procedimiento, porque la vida de Ángel Jesús estaba en sus manos. “El tiempo que duró el temblor se hizo eterno, pero nadie, absolutamente nadie, pensó en salir”. Para los médicos lo más importante era garantizar la vida del paciente, sin importar la situación de emergencia.

En las cuatro paredes del quirófano la única comunicación visual era una ventana. Lo que hicieron todos fue concentrarse en sus tareas. La intervención que había iniciado a las 08:00 horas, concluyó a las 14:30, con excelente resultado. Fue hasta entonces que los doctores conocieron la dimensión y los daños que había tenido el terremoto del pasado 19 de septiembre, tanto en la Ciudad de México, como en los demás estados del centro de la nación.

Dos millones con ese mal. Ahora Ángel podrá regresar a su natal Querétaro y disfrutar tiempo con su familia conformada por sus padres y dos hermanas. Aunque goza de un buen estado de salud, deberá estar bajo vigilancia médica durante toda su vida. Para Víctor Manuel Zúñiga Gutiérrez, padre del menor de edad, ese 19 de septiembre el miedo lo invadió debido a lo fuerte que se sintió el terremoto. Por un lado tenía la preocupación de que su hijo saliera bien de la cirugía y, por el otro, quería resguardarse junto con su esposa en un lugar seguro dentro del lugar.

Una vez que concluyó el temblor, inició el desalojo del hospital para que la comisión de Protección Civil revisara el inmueble. Después de que se verificó que no se había registrado ningún daño estructural, les permitieron regresar.

Minutos después vieron a Bolio Cerdán salir del área de quirófanos, se acercó y les informó que la cirugía había sido un éxito.

“Nuestro Angelito se encontraba fuera de peligro”. Para ambos padres esa fue la mejor noticia, incluso con la tragedia ese día se convirtió en uno de los días felices de la familia Zúñiga.

Alejandro Bolio Cerdán informó: “De los 2 millones y medio de niños que nacen cada año, cerca de 25 mil presentarán una cardiopatía congénita”. Recalcó que no todas se resolverán por medio de una intervención quirúrgica, puesto que el avance de la ciencia ha permitido el desarrollo de diferentes tratamientos, por ejemplo, el cateterismo.

Las estadísticas del Inegi sitúan como segunda causa de muerte a las malformaciones congénitas en niños de cero a cinco años, siendo las del corazón las más frecuentes.

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