El Hotel del Comercio todavía mantiene el recuerdo de las noches cuando el cuarto número 18 fue habitado por Lee Harvey Oswald , asesino del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy .

Sus muros son testigo del paso de curiosos y excéntricos, incluso de extranjeros que han buscado estar cerca del lugar donde Oswald pernoctó antes de trasladarse a Estados Unidos para asesinar a uno de los presidentes más populares de esa nación.

Según relatan aquellos que atienden el modesto hotel de la colonia Buenavista, hay quienes han pagado hasta 40 mil pesos por pasar algunas noches en la misteriosa habitación 18, que para los clientes cotidianos tiene un costo de menos de 100 pesos por un par de horas.

El inmueble se localiza en el número 19 de calle Bernardino de Sahagún, a 50 metros de la estación del Metro Revolución. Su fachada es de ladrillo rojo barnizado, sus ventanas están protegidas con una estructura metálica color negro.

En ‘zona roja’

En la década de los 60, el ambiente de la zona era comercial y de gente que viajaba a la capital del país, pues a medio kilómetro se encontraba estación de trenes Buenavista. Hoy la atmósfera se ha transformado a la de una zona roja.

Por la acera del hotel desfilan desalineadas sexoservidoras y homosexuales en busca de clientes, y se ha convertido en una guarida de narcomenidistas, denuncian algunos vecinos del lugar.

En el interior todavía quedan algunos rasgos de lo que fue su antigua decoración: sus pisos están cubiertos de loseta color amarillo, con un marco de loseta color verde; se conserva algunas sillas y mesas de madera de la década de los 60.

Para llegar a la habitación de Oswald, donde pasó cinco días —entre el 27 de septiembre al 1 de octubre de 1963, de acuerdo con un reporte de la extinta Dirección Federal de Seguridad— hay que subir hasta el tercer piso por una escalera que parece una espiral ascendente tan estrecha que sólo cabe una persona adulta.

La habitación número 18, sin ventanas a la calle, conserva la mesa de madera, quemada por las colillas de cigarro, en la que Oswald habría puesto sus periódicos que a diario compraba, comenta un empleado del lugar.

“Dicen que era un hombre solitario, callado, que salía por las mañanas por el periódico, quizá se quedó aquí porque este es un hotel muy barato y tranquilo, especialmente la 18, que al cerrar la puerta no se oye ni un ruido, ideal para poder pensar”, señala el encargado del hotel, quien prefiere no dar su nombre.

“La silla del cuarto en el que Lee Harvey Oswald pernoctó fue robada”, asegura María de la Luz Gutiérrez, encargada de la recepción del ya famoso hotel, ahora frecuentado por sexoservidoras.

A eso, hay que añadirle que hasta hace un lustro, el hotel era visitado —en temporadas— por dos extranjeros: “un japonés y un marino holandés”, afirma el encargado del lugar.

Además, luego del asesinato del presidente John F. Kennedy, el libro de registro de huéspedes del Hotel del Comercio donde Lee Harvey Oswald registró su estancia, desapareció, como si se quisiera borrar la huella del asesino en México.

A 44 años del magnicidio más grande en la historia de los Estados Unidos, continúan siendo un misterio las horas que Lee Harvey Oswald pasó en la habitación 18 del Hotel del Comercio de la ciudad de México.

**Este texto fue publicado originalmente por EL UNIVERSAL en noviembre de 2007

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