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En su ingreso a la Academia de Ingeniería, el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Joel Ortega Cuevas, propuso crear una red conjunta de fibra óptica para mejorar los servicios de seguridad pública y vigilancia en la capital del país.

Como parte de su estudio Innovando en la seguridad pública, que presentó en el Antiguo Palacio de Minería para su ingreso como miembro de la Comisión de Especialidad de Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica, explicó que a partir de la red de semáforos y del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro se pueden mejorar los servicios de vigilancia mediante el aprovechamiento de la infraestructura existente.

“Hay un sistema de fibra óptica instalado en la red automática de semáforos y hay otro instalado en el Metro. Hay que conectarlas y empezar a armar un sistema que empiece por darle los servicios a la Ciudad Segura, y al mismo tiempo ir viendo qué otros servicios se pueden ir cargando”, explicó Ortega Cuevas.

Las cámaras de seguridad y videovigilancia de la capital están conectadas a través de fibra óptica.

Propuso que al igual como sucede en otros países, las cámaras pudieran conectarse a un sistema de Wi-Max, que es red de datos similar al Wi-Fi, pero que corre en banda ancha, lo que la hace más rápida.

“Cada cámara tiene una línea de fibra óptica dedicada, cuando en el mundo existe el Wi-Max, de manera que 10 cámaras pueden conectarse a una, y es sólo esa la que necesita tener la conexión a fibra óptica. Si aceleramos la llegada del Wi-Max podemos bajar hasta 10% el costo de la renta de fibra”.

Dijo que es necesario evolucionar en la tecnología aplicada a la seguridad pública. Hoy se tiene la percepción de que a mayor inversión en materia de instalación de cámaras disminuye la incidencia delictiva, lo cual “no está ocurriendo”.

Explicó que una de las razones es que las cámaras de videovigilancia que tiene instaladas el gobierno capitalino están fallando a razón de mil 500 a dos mil aparatos cada día, derivado de que se hacen obsoletas cada cinco años en promedio.

“Esto es producto de la obsolescencia, por eso me dio mucho gusto el anuncio de la reconversión del sistema de cámaras. Estas inversiones son tan caras que es un crimen no tenerlas actualizadas, porque se pierde lo que se ha avanzado. Este proyecto, que tiene 10 años, pasó la prueba de muchos cambios de administración y vale la pena preservarlo para la ciudad, no sólo para mantener la seguridad sino para construir una sociedad en donde tengamos más certeza de que lo que ocurre se graba y se está atento a lo que está ocurriendo en la vía pública”, afirmó Ortega Cuevas.

En su diagnóstico, la aplicación de la tecnología a las labores de seguridad pública tendrá resultados favorables siempre y cuando se trabaje de manera simultánea con la renovación de los cuerpos policiacos, se mejore su capacitación y adiestramiento, y se les retribuya de acuerdo con el riesgo y responsabilidad.

Expuso que es necesario mejorar la coordinación entre las diferentes corporaciones de seguridad y administración de justicia, de manera que sea posible compartir información y bases de datos en lugar de verse sólo como competidores.

Aseguró que sin acceso a la información generada a partir de las averiguaciones previas, la policía disminuye su impacto en la prevención del delito, capacidad y alcance.

“Que el C5 retome su capacidad de liderazgo y tiene que estar cobijado bajo el control de la policía. Habrá un momento, cuando madure el proyecto, como ha ocurrido en otras ciudades, que se formen entidades especiales para su conducción”, dijo.

“Mientras eso no ocurra, y si los monitoristas son agentes y 95% de los comandos que emite el C5 son de la policía, no tiene sentido que este sistema está fuera de su control. Esto debería estar adscrito a la policía como estaba concebido en su origen y al mismo tiempo empezar a trabajar en las aplicaciones de inteligencia”, dijo el ex jefe de seguridad.

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