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Desde que era niño, Gabriel Bello Jiménez ha acariciado el sueño de estudiar su licenciatura en la UNAM. A sus 19 años se presenta, por segunda ocasión, al examen de ingreso y promete que no dejará de hacerlo hasta que logre entrar.

Formado en la fila frente a la Universidad Latina campus Sur, una de las sedes del examen, Gabriel fuma un último cigarro para intentar controlar sus nervios, antes de emprender el que será uno de los exámenes más importantes de su vida.

Está convencido de que esta vez será la buena y podrá darle a sus papás la noticia de que fue seleccionado.

“Quiero estudiar Ingeniería Química. Desde la secundaria me llamó mucho la atención los compuestos y cómo se conformaba cada cosa (...) Me gusta lo complejo, me gusta saber qué hay más allá de lo que ves. Esta es la segunda vez que hago el examen. Mi sueño es entrar a la UNAM y me decidí porque creo en hacer las cosas hasta que te salgan. En mi familia es como un sueño”, cuenta Gabriel.

Después de estudiar durante horas en cursos, en guías, con videos de YouTube y hasta en el camión, el domingo miles de jóvenes presentaron el examen de segunda vuelta para ingresar a la UNAM, la última oportunidad del año para quedar.

Para muchos, como Gabriel, estudiar en la UNAM representa cumplir un sueño y una expectativa familiar, para otros es la posibilidad de salir de la pobreza y ayudar en su casa. Es el caso de Jorge Morales Maya, quien llegó desde Toluca acompañado de su madre para presentar el examen.

Jorge, de 19 años, quiere estudiar Geofísica, debido a que es la materia que más le apasiona. Al llegar a la sede del examen, se sentía un poco preocupado, ya que sus horarios en el trabajo no le permitieron estudiar el tiempo que deseaba.

En el último año ha tenido que trabajar como empleado en un restaurante de carnitas para ayudar a la economía familiar. Con turnos de 14 horas, Jorge llegaba a su casa después de su jornada laboral y se ponía a estudiar hasta la madrugada.

“A veces, te absorbe mucho el trabajo y como que descuidas un poquito el estudio. La primera vez que hice mi examen fue hace un año, también en la segunda vuelta y no quedé. Ahora, desde octubre empecé a estudiar para este año, me preparé mucho, pero tampoco quedé en la primera vuelta: estuve muy cerca, me quedé a 12 puntos”, relata el joven.

En esa ocasión, agrega Jorge, le costó más concentrarse en el estudio “porque yo trabajo haciendo chicharrón de puerco y la verdad es que ese trabajo es muy desgastante porque es de 8:00 de la mañana, a veces hasta las 10:00 de la noche. No me dio tiempo de estudiar lo que hubiera querido, y siento más nervios que la primera vez”.

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