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Bruselas.— Un diagnóstico incorrecto, una intervención clínica errónea, una dosis equivocada de medicamento, un desatinado cálculo sobre los efectos secundarios de un fármaco dispensado o vulnerabilidades en los sistemas de atención pueden resultar en un evento no deseado en los entornos médicos, sean hospitales, consultorios privados o albergues de ancianos.

Según la última estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países miembros de la Unión Europea los errores médicos y los eventos adversos relacionados con la atención médica ocurren de 8% a 12% de las hospitalizaciones.

Las infecciones, ajenas a la causa por las que ingresa al centro médico, afectan a uno de cada 20 pacientes internados.

La Agencia de Estadísticas Europea (Eurostat), en un estudio publicado en 2006 y que a la fecha sigue siendo referente de la Comisión Europea, señala que 23% de los ciudadanos comunitarios se ha visto directamente afectado por un error médico, 18% asegura ser víctima de un error grave en el hospital, mientras que 11% dice que le recetaron el medicamento incorrecto.

Tan sólo en el Reino Unido, una de cada 28 muertes en los hospitales del Servicio de Salud Nacional (NHS) es consecuencia de la deficiente atención del paciente, indica una investigación de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

El Ministerio de Salud de Países Bajos reporta alrededor de 20 muertes al mes por errores médicos cometidos en las clínicas.

Si bien no hay un sistema de salud armonizado en la Unión Europea, las víctimas de un error o negligencia médica están protegidas por leyes específicas nacionales.

Por ejemplo, los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia) se caracterizan por contar con un punto de contacto central para atender los reclamos de compensación por parte de los pacientes. De esta manera evitan una carga del sistema judicial.

La compensación puede otorgarse no sólo por perjuicios materiales, tales como gastos médicos o pérdida de ingresos, también por daños no tangibles, como dolor y eventuales trastornos.

Para obtener una compensación por los daños, debe haber un vínculo causal entre el tratamiento médico y la lesión corporal sufrida por el paciente, así como cualquier daño consecuente.

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