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“Sentía que era la única que vivía el acoso sexual y laboral”, declaró Margarita, quien se convirtió en la segunda denunciante en el caso abierto por el Instituto Nacional Electoral (INE) por las presuntas conductas de ese tipo en las que habría incurrido el titular del secretariado del organismo, Jorge Lavoignet.

Son dos las denuncias por presuntos casos de acoso sexual en los que habría incurrido el funcionario quien, dada la gravedad de los hechos acusados, fue suspendido de sus funciones el pasado 1 de marzo hasta que se desahoguen las investigaciones del caso.

En enero, EL UNIVERSAL publicó el caso de Karla, quien denunció el supuesto acoso por parte de ese funcionario durante 2016 y 2017; ahora, la nueva querella fue promovida por Margarita, ex trabajadora del INE quien habría enfrentado en 2015 el mismo tipo de conductas.

Se trata, expuso, del mismo tipo de acoso, pues le fue condicionada la renovación del contrato de servicios a cambio de “ser amiga” del funcionario en investigación.

Con la decisión de suspender temporalmente al funcionario —casi cinco meses después de la primera denuncia—, continuarán las indagatorias del caso, pues aún no se ha determinado su responsabilidad.

Lascivia en el INE. En cuanto supo de Karla, Margarita escribió en Facebook: “Yo fui una víctima más de acoso sexual [de Lavoignet]”.

Por ello, el pasado 31 de enero aceptó rendir testimonio dentro del expediente abierto por la querella de la primera denunciante. Margarita manifestó que enfrentó una situación “muy similar”.

De testigo pasó a denunciante, pues ya presentó también su acusación ante el INE. Según el expediente del caso, su relato se asemeja a lo padecido por Karla, quien expuso la presión y condicionamientos que vivió para mantener su trabajo.

De acuerdo con el expediente, Margarita expuso: “La primera vez el hostigamiento fue muy leve, algo que podía hacer de lado, eran besos, el saludo y el abrazo dirigiendo su mano hacia mi glúteo por parte del licenciado Lavoignet”.

Eso ocurrió en 2012, año en que Margarita trabajó en el INE. Pero, según su relato, dejó la institución y para el proceso electoral de 2015 fue buscada para regresar al instituto, lo que hizo ante “la insistencia del Licenciando Lavoignet y de su compañera Guadalupe”.

Aceptó dejar su empleo fijo por uno por honorarios, con el ofrecimiento de renovación de contrato cada año: “[Pero] en cuanto firmé el contrato sentí un acercamiento por parte del licenciado Lavoignet, mencionando que si deseaba ser su amiga las cosas me iban a favorecer. Sentí su mano en mi pierna y se sentó al lado mío.

“Me levanté, le di las gracias y me retiré a mi área de trabajo. De ahí en adelante los saludos y despedidas se volvieron a manifestar como los ya referidos. En el saludo trataba de darme besos, direccionando su boca hacia la mía y dirigiendo su mano hacia la parte de mis glúteos”.

De acuerdo con el relato, el funcionario la llamaba a solas y “abría la puerta, yo entraba y él cerraba y ponía seguro” para acercársele. “No va a pasar nada que tú no quieras, quiero saber cómo te has sentido, cómo te han tratado”, le decía.

Margarita expuso que por eso comenzó a resistirse al llamado de Lavoignet e “inventaba cualquier cosa para retirarme. No acudía. A veces me escondía en el baño”, situación que se presentó durante meses.

A esto se sumó acoso laboral, pues al resistirse a acudir con el denunciado, sus jefes le insistían en presentarse, pese a que se informó de los hechos al subdirector del área.

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