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“¡No se asusten! Va a sonar la alarma sísmica; hay que evacuar, sólo será un simulacro”, escucharon Concepción y sus compañeros de trabajo desde el lunes 18 de septiembre, “según era para que no se nos olvidara el terremoto de 1985, así nunca vamos a olvidar la fecha”, dijo sin ánimo Concha, quien labora en un laboratorio químico ubicado en la calle de Puebla 282, entre Valladolid y Salamanca.

A las 15:00 horas la Marina ya había desplegado el Plan DN-III, labores de rescate iniciaron y los vecinos llegaron con picos, palas y garrafones de agua, todos con la intención de ayudar.

En la esquina de Valladolid estaba Israel Herrera, vestía una chamarra azul marino y sus lentes se empañaban porque no podía contener el llanto, no sabía si su mamá estaba muerta, pero escuchó a unos militares decir que oyeron voces y eso le dio esperanza.

“Mi mamá estaba almorzando en el cuarto piso, ahí los empleados tenían un lugar para calentar su comida, en la azotea no creo que haya salido, espero que siga viva, que una de las voces que escucharon sea de ella”, dijo.

Concepción López escuchó atenta a Israel, esperó a que se fuera , se soltó a llorar, era compañera de Irma Herrera y cuando llegó al edificio para cumplir con su turno vespertino un amigo le dijo que la vio muerta.

Poco después de las 17:00 horas, llegaron camionetas del Servicio Médico Forense (Semefo), informaron que sacarían los cuerpos que quedaron atrapados en el edificio y los trasladarían a Niños Héroes, “allá los tendrán que ir a identificar a sus familiares, si es el caso”, gritó personal de la Policía Federal.

Todos los vecinos que se acercaron hicieron una valla para descargar los garrafones con agua que llegaban y para facilitar el acceso de maquinaria para quitar escombros, así como ambulancias. Con un altavoz una señora pidió material de curación, mascarillas para respirar, sábanas para cubrir a las personas heridas, también solicitaron lámparas y pilas doble A para cuando llegara la noche y continuaran con las labores de rescate.

A las 19:00 horas, Protección Civil, la Policía Federal e integrantes de la Marina y del Ejército evacuaron la zona por riesgo químico.

Eran alrededor de 80 personas las que laboraban en el Laboratorio Control y Desarrollo Biofarmacéutico, Cencon, como lo conocían, salieron como parte del megasimulacro del 19 eran las 11:00 horas, dos horas después, el edificio colapsó.

Así lo narró uno de los vecinos, que omitió su nombre por respeto a los fallecidos, conocía a los dueños, los cuales dijo, quedaron atrapados entre los escombros junto con otros de sus trabajadores.

Llegó corriendo el hermano de Ana Lilia de 34 años, quien lamentable falleció, quedó atrapada en el número 282 de la calle de Puebla, por suerte comentó un policía, su cuerpo se pudo rescatar.

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