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A pesar de los avances y esfuerzos que se tienen en México para erradicar la violencia política de género, la realidad rebasa todo ello, aseguró la magistrada de Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Mónica Soto.

Las mujeres que entran en política y buscan puestos de elección popular, se enfrentan a distintos tipos de violencia. El reto para las instituciones, señaló, es lograr que ésta se denuncie.
Y al interior de los partidos políticos, destacó, también se vive un foco rojo por la discriminación que llega a existir.

No se trata, dijo, de ir en contra de los hombres, sino simplemente lograr la paridad de género.

Tan sólo en el proceso electoral 2017 - 2018, la Sala Superior tuvo 329 medios de impugnación por paridad de género de los cuales 147 fueron declarados infundados.
En el mismo proceso, se tuvieron 102 medios de impugnación por violencia política de género, de los cuales 38 fueron infundados.

Este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional Contra la Violencia de Género.

¿Cómo se debe entender el tema de violencia de género y violencia política de género?

– Es un tema sustantivo que lacera no sólo a las mujeres, sino a la humanidad entera. Hablar de violencia política y violencia en general hacia las mujeres, es algo que siempre lamentablemente se ha vivido a través de la historia de la humanidad, pero no siempre se había diagnosticado y evidenciado socialmente, institucionalmente y llevado hasta lograr tener indicadores para tomar acciones al respecto.

México ha asumido retos y compromisos importantes que derivan también de sus compromisos internacionales para luchar y hacer un frente común hacia este fenómeno brutal de violencia hacia las mujeres.

¿Cuáles han sido los cambios para detener, frenar la violencia hacia las mujeres? Todavía estamos ante un reto mayor.

– Si bien es cierto, ahora conocemos o sabemos más de casos de violencia hacia las mujeres, esto nos pone en dos situaciones de análisis: una el poder pensar que hay más violencia ahora que antes y otra es que, la violencia siempre ha estado pero antes no estaba visibilizada.

Las mujeres tienen un gran reto. Quienes viven violencia sexual, psicológica, económica, verbal, política, tienen un problema todavía mayor que se viene a sumar a esta situación de vulnerabilidad que ellas tienen, que es el denunciar.

¿Qué tiene que hacer el juzgador o juzgadora para atender esto?

– Tenemos que tener interpretaciones y análisis del caso en donde muchas veces de entrada no le dábamos paso a las demandas, porque no venía en el dictamen expuesta una violencia grave. Para analizar estos casos necesitamos tener una visión de eliminar obstáculos técnicos, procesales, como fue el caso en donde se determinó que las mujeres tienen interés legítimo para impugnar casos y situaciones en donde no son directamente ellas las afectadas. Tenemos el caso de la sentencia emblemática de las Juanitas en donde es una sentencia, que técnicamente no corresponde a una metodología jurídica. Ahí se maximizaron los derechos, se advirtieron peligros inminentes que tendrían las mujeres para poder ejercer libremente sus derechos y entonces se permitió dar un paso más en algunos aspectos no establecidos en la ley, sino que por criterio de sentencias se han favorecido.

¿Qué ha pasado con los avances?

– Llegamos a la paridad en 2014 a nivel constitucional. Hoy México tiene, y es un ejemplo en América Latina los avances de eliminar obstáculos para que ellas accedan a cargos públicos.
Hoy tenemos casi paritariamente el Senado y la Cámara de Diputados. Igualmente los Congresos de las entidades federativas en donde hubo elecciones.

Sin embargo, ha habido un costo muy alto para muchas mujeres que no debería haber, porque no es un costo igual para hombres.

Si bien es cierto, igualmente lamentable, tuvimos asesinatos de mujeres y de hombres, candidatos, candidatas, precandidatos, periodistas, defensoras y defensores de derechos humanos.

¿Es posible determinar que en el caso de asesinatos de mujeres candidatas fue por violencia política de género?

– Es parte de los retos que tenemos, el determinar exactamente y evaluar e investigar cuál fue el motivo de estos terribles asesinatos.

No hay un registro real en donde hoy por hoy se haya ya dado cuenta de cuántos asesinatos fueron exactamente. No hay una institución que haya ya presentado lo que es un informe consolidado de lo que fue el número y la causa que estuvo detrás de estos asesinatos.

Lo que sí es un dato comprobable es que a raíz de que se determinó la paridad a nivel constitucional y las mujeres participan obligatoriamente en cargos políticos , ha habido muchos más casos evidenciados de violencia política hacia ellas por el simple hecho de querer ejercer sus derechos político-electorales.

¿Qué ventajas hay hoy?

– Uno de los aspectos positivos es el que es más visible, el que hay un compromiso muy consolidado, serio y expresado públicamente por parte de las instituciones públicas para atender y sancionar y erradicar la violencia política hacia las mujeres, y también que hoy por hoy hay más mujeres organizadas para defenderse.

Quiero hacer un reconocimiento a las mujeres que desde la sociedad civil empujan, gritan a las instituciones que cumplamos con lo que es la obligación que tenemos.

Es muy difícil que una mujer se anime a denunciar y que esté sola. Es importante que esté acompañada no sólo de la ley y de la Constitución, porque sus derechos están consagrados, que se sienta acompañada de respuesta de las instituciones y otras mujeres que están en la sociedad civil.

¿La violencia política de género es un delito en sí?

– Es un tema importante porque hoy por hoy no es un delito en sí, tenemos este gran reto de lograr estas iniciativas que ya hay en la Cámara de Diputados, de Senadores, se quedó a punto de que fuera ley. Tenemos pendiente determinar la violencia política por razón de género hacia las mujeres como un delito electoral y también como un delito que se sancione a quienes ejerzan la violencia: funcionarios públicos, partidos políticos, medios de comunicación, y cualquier persona en general.

Ante este todavía reto que tenemos que lograr que se establezca como un delito, el Tribunal Electoral ha actuado en consecuencia cuando nos ha tocado resolver casos de esta naturaleza. Se ha emitido un protocolo para atender la violencia política hacia las mujeres por razón de género, en donde diversas instituciones nos hemos reunido para trabajar en conjunto para informarle a las mujeres. Un protocolo no es vinculante, no es ley, sirve para tener claridad de qué es la violencia política hacia las mujeres, que se pueda identificar, que se sepa que no es natural a la política, que no se debe aguantar humillación, no aguantar que no den dinero para la campaña, no aguantar que digan lo que se les ocurra en medios de comunicación, en redes sociales, todas las campañas que violentan a las mujeres.

Aparte de este protocolo en donde se expone qué puede ser violencia política, se especifica que se puede acudir al INE, a la Fiscalía de Delitos Electorales, a la Comisión de Atención a Víctimas o al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Hay que saber cómo impugnar y a qué instancia acudir.

Las mujeres no conocen el camino jurídico que deben llevar a cabo y no identifican muchas veces que esa situación que están viviendo es violencia y tienen derecho a no vivirla y pueden denunciar.

Jurisdiccionalmente la sala superior y las salas regionales hemos avanzado en criterios sólidos y contundentes en donde hemos determinado que se ejerce violencia política y se ha determinado tener medidas en donde se sanciona la violencia política de género.

También hemos logrado una jurisprudencia en donde se establece la conceptualización de lo que es violencia política por razones de género y se establece una metodología en donde establecemos una guía con cinco pasos que podemos ir siguiendo para determinar si hay violencia política por razones de género. Determinar que es por razón de género por el hecho de ser mujer, ¿cómo se determina? Todavía hay debates en los tribunales, los impartidores de justicia tenemos muchas veces criterios diferentes.

¿No se ha logrado conceptualizar la violencia política de género?

– Nosotros tenemos una jurisprudencia en donde conceptualizamos lo que es la violencia política por razón de género. Se dice que es toda violación, toda expresión física, verbal, que sea por el hecho de ser mujer. Esto es lo más difícil de determinar, porque depende de la valoración de quien está juzgando. Muchas veces nos quedamos en el debate y vamos a sentencias divididas. 

Tenemos cinco pasos que hay que buscar seguir como guía: que se dé en el marco de una campaña; que se dé por parte de un servidor público parte de compañeros militantes, directivos de partidos, medios de comunicación; que menoscabe las cualidades de las mujeres. Es un tema en donde tenemos mucho por avanzar.

Mi visión es que si se está demandando un caso de violencia política de género démosle entrada para analizarlo. Porque muchas veces tenemos el problema de que técnicamente las impugnaciones no están sustentadas para que procedan.

Tenemos más de 300 casos de impugnación que se dieron con el tema de violencia política y paridad de género en el Tribunal Electoral en el proceso electoral 2017-2018. Pero tenemos una terrible estadística: el 60% de los casos en donde se abordaron temas de violencia política no están siendo determinados como fundados, no les estamos dando entrada por diversas razones, mucho tiene que ver con la manera de impugnar, entonces es un reto muy importante que tenemos en los órganos impartidores de justicia, para no sólo diagnosticar esto, sino identificar bien cuáles son los obstáculos que están teniendo las mujeres para el acceso a la justicia y avanzar más allá de los jurisdiccional, en un trabajo de capacitación , sensibilización no sólo al interior de partidos, sino también con sociedad civil que nos ayuda mucho.

¿De los 300 casos cuántos lograron resolverse?

– En casos de violencia política por razón de género, tenemos 102 porque están divididos con los temas que tienen que ver con paridad que muchas veces van junto con pegado.

En temas de paridad de género tuvimos en las 5 salas, la sala especializadas y la superior, 329 casos esto actualizado al 22 de octubre de 2018. De éstos tenemos fundados 62; fundados en parte, 43; infundados147, esto de verdad me parece una cifra alarmante y me obliga a trabajar. Sobreseimientos, 3; que se van a acuerdo 25 y desechamientos, 29. Ello da que 39.7% son fundados o fundados en parte, pero infundados, desechamientos y sobreseimientos, que no hay acceso a la justicia por alguna razón jurídica o técnica, 60.3%.

La cifra de resoluciones de violencia política son 102, aquí tenemos 27 que han sido fundadas; fundadas en parte 16; infundadas 38; sobreseimientos 3 y desechamientos 18.

También aquí, la suma nos da negativos y tenemos que evaluar en dónde está siendo el obstáculo para que las mujeres tengan acceso a la justicia.
Ahí está un foco rojo que tenemos que atender como autoridades electorales.

La violencia política de género tampoco es una causal de nulidad de elección, yo creo que necesitamos avanzar en eso.

¿Percibe resistencia en modificar la ley para integrar la violencia política de género como causa de nulidad?

– Este aspecto como tal creo que todavía no está debatido, hay otros aspectos en donde hay la violencia política como un delito, establecerlo. Creo que va a empezar apenas un debate importante al respecto, no sé si vaya a haber obstáculos, seguramente va a haber por ahí algunas resistencias que naturalmente tendrán que ser de los hombres, porque de alguna manera les puede venir a impactar a ellos.

El casos de Chiapas en donde querían sustituir a las mujeres fue un escándalo.

– Me parece que fue importante la denuncia la visibilización del tema, la movilización de la sociedad civil para inmediatamente acudir al Estado y decir que no se puede dar un caso así. Nos permite alertarnos, hemos tenido avances, pero no todo está dado y los avances hay que cuidarlos. ¿Puede haber retrocesos? Sí. Los derechos ganados no tienen retrocesos, la realidad nos rebasa, este es un caso ejemplar de que la realidad nos rebasa, que los avances que se han tenido, hubo un intento de echarlos para atrás, tenemos que estar muy alertas y hacer realidad la paridad de género.

Hemos vivido en cultura patriarcal, también estamos involucradas las mujeres en donde el hombre manda, dirige, es cultura patriarcal. Tenemos que ir avanzando para ir modificando esta cultura y avanzando en la idea de que no es un ataque no vamos en contra de los hombres, no vamos a quitarles lo que ha sido de ellos, sino que fomentamos y construimos una sociedad igualitaria.

¿Los partidos políticos siguen teniendo resistencias?

– Muchísimas, Cuando hablamos de los partidos políticos de pronto se imaginan hombres, los partidos, los hombres. A ver, si hacemos una evaluación, nos metemos un poquito a ver cómo están integrados los partidos políticos, la militancia es paritaria, la militancia muchas veces hay más mujeres o están en un número muy par. ¿Por qué imaginar partido con masculino? Porque son los que tienen el poder y lo han tenido. Son casos muy específicos y no muy común en donde las mujeres deciden en los partidos. Hoy tenemos dos mujeres que presiden dos partidos: Morena y el PRI.

Hay partidos que nunca han tenido una mujer presidenta, que todavía es todo un tema el pensar que una mujer pueda dirigirlos.

También han avanzado mucho en sus documentos internos los partidos políticos, de tener una perspectiva de género para el ejercicio de su organización, sin embargo, creo que es uno de los focos rojos. Si bien es cierto las mujeres en política resurgen en la comunidad, pero se pueden aglutinar en los partidos políticos, ahí hay un mayor número de mujeres líderes. Pero romper la barrera al interior y avanzar, es muy difícil. Hay discriminación, una cultura de la disciplina.

Las mujeres al interior de los partidos tienen un gran reto para participar en condiciones de igualdad.

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