Analistas, catedráticos y diplomáticos advierten que la retórica y acciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre México y la respuesta del presidente Enrique Peña Nieto han llevado a la relación bilateral a un momento de “alta tensión”.

Porfirio Muñoz Ledo, Gabriel Guerra, Leonardo Curzio y Alberto Aziz señalan que ante un eventual endurecimiento de Washington, México tiene a su favor instrumentos legales internacionales, mecanismos multilaterales y decenas de convenios de cooperación con Estados Unidos para negociar y defender los intereses nacionales.

Los analistas en asuntos internacionales subrayan que México y Estados Unidos colaboran estrechamente en temas como bioseguridad, seguridad fronteriza, seguridad aérea, combate al crimen organizado y el terrorismo, inteligencia, migración, aguas internacionales y flujo comercial.

Muñoz Ledo, ex representante de México ante las Naciones Unidas, afirma que en este momento hay razones suficientes para revisar de manera total la relación con Estados Unidos, no sólo el comercio y la migración, sino el conjunto de las líneas de cooperación.

“Pero también si hay una agresión más, ya lo he dicho, hay que acudir ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Nosotros tenemos todo el derecho en caso de militarizar la frontera, se configura el artículo segundo de la carta, que es la amenaza del uso de la fuerza, yo creo que ambas cosas son adecuadas, se exige además el cumplimiento de los tratados de buena vecindad”, señala.

El político y diplomático de amplia trayectoria y reconocimiento internacional considera que México debe actuar con toda serenidad, con toda firmeza y con la unidad por delante, porque, dice, este momento está lleno de contradicciones del gobierno estadounidense.

Muñoz Ledo pide no bajar la guardia, pues hace notar que no basta una respuesta enérgica —como la que dio el presidente Peña Nieto en el mensaje a la nación el 5 de abril—, sino que son necesarios actos consecuentes. “La legítima defensa de un país no es una agresión, no hay por qué someterse, tenemos los instrumentos legales para actuar”.

Gabriel Guerra, especialista en asuntos internacionales, enfatiza que México tiene “fichas” para enfrentar esta controversia con Estados Unidos, pero considera que las cartas de negociación no deben mostrarse ni alardear con ellas, “hay que saberlas usar”, dice.

“Sí, tenemos muchas fichas, pero ellos también, y si nos vamos a poner con Sansón a las patadas, hay que ver qué zapatos traemos y si traemos chaleco, casco y protector, porque, al final del día, en los pleitos todo mundo sale perdiendo.

“Esta es una relación de interdependencia, así como ellos nos pueden presionar, complicar la vida, y nos puede hacer muy incómodas las cosas, nosotros también, pero tampoco creo que nadie gane, lo que necesitamos es no pelearnos, sino establecer bases y reglas claras para la cooperación y dejar claro que hay cosas que no vamos a tolerar”, dice.

Indica que el presidente Trump tiene dos opciones: entender que hay un límite a su retórica hostil o que, de no hacerlo, habrá consecuencias que pegan de muchas maneras distintas en los intereses estadounidenses. Insiste en que la confrontación no beneficia a nadie y “siempre he pensado que es mucho mejor la cooperación, la colaboración y la buena vecindad”.

Leonardo Curzio, periodista e investigador del Centro de Investigación sobre América del Norte de la UNAM, coincide en que hay “una enorme tensión” en la relación entre México y Estados Unidos, dominada por la incertidumbre al tener parado el TLCAN y una aparente ruptura en la comunicación entre Peña Nieto y Donald Trump.

“Y luego los gestos muy pocos amistosos de Trump, en este caso, con una respuesta del gobierno mexicano, es decir la alocución presidencial y que vamos a revisar cada uno de los temas en caso de que haya necesidad de represalias precisas y puntuales, pues habla de un momento de extraordinaria tensión que puede desembocar en cualquier cosa, desde una cancelación del TLCAN hasta un anuncio optimista de que finalmente nos entendemos. Estamos en un compás de espera dominado por la tensión”, señala.

Enfatiza que los mecanismos de colaboración entre las dos naciones son centrales y que “hay algunos que dolerán más que otros, y ocurre igual con los aranceles, no es lo mismo que anuncies aranceles generales a que le pegues a un sector concreto y preciso esperando una reacción. Yo espero que México evalúe con toda precisión a quién, cómo y dónde retiraría ese apoyo.

Alberto Aziz, profesor e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, subraya que hay una tensión derivada de dos escenarios: la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y del proceso electoral intermedio en Estados Unidos y el federal en México.

“Está todo este conjunto de políticas y amenazas sobre el problema de la migración, el muro y la frontera, hay una especie de cortocircuito, la relación está muy tensionada por estos dos elementos: entre la negociación y las ocurrencias de Trump, como para demostrarle a sus bases de apoyo que está haciendo lo que había prometido con lo del muro.

“El proceso electoral en Estados Unidos ya empezó y al mismo tiempo está la negociación del TLCAN, que pese a que han sido zarandeadas por los mecanismos que trata de imponer Trump, parece que la lógica económica de los intereses de las dos partes se está imponiendo”.

Subraya que si se escala el tema del muro y la frontera, podría llevarse a la relación a un nivel de mayor tensión y coincide con Curzio y Guerra, en que la confrontación no le conviene a nadie.

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