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Entre 2012 y 2014, siete millones de mexicanos dejaron de tener carencias sociales, accedieron a seguridad social, educación, vivienda digna y a servicios como agua potable y luz, dijo Javier García Bejos, subsecretario de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional de Sedesol, quien aseguró que “sí, hay resultados importantes en materia de desarrollo humano y social, es la convicción que tiene el gobierno de la República, pero en temas como desarrollo social hay que evitar usarlos como botines políticos y banderas [electorales]”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, afirmó que los ciudadanos desean un país más justo en donde desaparezca la pobreza “que nos lastima a todos”, y eludir las condiciones que hagan pensar que la política social se direcciona: “Cuando hablamos de 43 millones de beneficiarios sólo en los programas de Sedesol, es imposible que sean direccionados y que respondan a otro interés que no sea el de las propias carencias que tiene la gente”.

Para ello es fundamental la próxima operación del Padrón Único de Beneficiarios (PUB), que permitirá planear mejor las políticas públicas y evitará problemas de inclusión, además de que servirá como un blindaje de estos programas, para que la ayuda llegue a quien la necesita.

En esta administración, ¿cómo ha contribuido la Sedesol para disminuir la pobreza?

—En desarrollo social y pobreza el escenario es muy amplio, la visión del presidente Enrique Peña Nieto es la de abandonar el asistencialismo y clientelismo con el que se suele operar la política social, por un enfoque que garantice los derechos de los mexicanos. En 1917, este era un país de pobres, en donde nueve de cada 10 personas no tenían ningún tipo de servicio en su vivienda, tres de cada cuatro mexicanos no sabían leer, prácticamente la escuela pública no existía. Entre 2012 y 2014, siete millones de personas dejaron de tener carencias sociales; 1.5 millones de habitantes abandonaron la pobreza alimentaria y cinco más alcanzaron la seguridad social; 2.1 millones pudieron nacer pobres extremos, pero no ocurrió debido a la acelerada generación de empleos en esta administración.

Hoy hay 43 millones de mexicanos que a través de alguno de los programas sociales abandona una o varias carencias gracias a programas como Diconsa, Liconsa, el de adultos de 65 y más, el de Seguro de Vida de Jefas de Familia y Prospera.

Estos resultados ¿se pueden usar como botín político para 2018?

—Al final del día usamos recursos públicos y estos tienen que dar resultados, el combate a la pobreza no debe ser la excepción, sí, hay resultados importantes en materia de desarrollo humano y social, para eso trabajamos y es la convicción que tiene el gobierno de la República, pero en temas como desarrollo social hay que evitar usarlos como botines políticos y banderas. Los mexicanos estamos muy claros que queremos un país más justo, igualitario, en donde podamos desaparecer la pobreza que nos lastima. Cuando hay pobreza vienen los problemas, la violencia y la criminalidad, cuando logramos combatirla, generar desarrollo y empleos estamos avanzando como país en construir una sociedad más justa, de eso se debe tratar la política social hoy y siempre.

Tienen que existir condiciones para dejar de pensar que la política social se direcciona, porque cuando hablamos de 43 millones de beneficiarios sólo en los programas de Sedesol, es imposible que sean direccionados y que respondan a otro interés que no sea el de las carencias de la gente.

A 25 años de la creación de Sedesol, ¿cuáles son los retos para abatir la pobreza?

—Hay que reconocer que en política social, el uso de tecnologías es indispensable, estamos construyendo un sistema de información social integral con la ayuda del Banco Mundial, que permitirá focalizar la política pública, otro desafío es construir una política social alejada del asistencialismo y clientelismo que garantice transparencia en el uso de los recursos. Hay que garantizar que esta política social no responda a ciclos políticos, económicos o electorales, si no a un trabajo del Estado, en donde estamos buscando atacar el problema de raíz, no sólo generando empleo, sino usando los programas para cambiar la realidad de millones de mexicanos.

Debemos reconocer que hay sitios en el país en donde por muchas condiciones la gente se ha quedado atrás, tenemos que buscar que estos lugares desarrollen empleo e inversiones, aprovechar las capacidades regionales y evitar estas disparidades que tenemos.

¿Qué avances presenta el Padrón Único de Beneficiarios?

—Uno de los retos para atacar mejor la pobreza, es la falta de un sistema que permita un mejor análisis de la información, por eso se construye el padrón único de beneficiarios y reforzamos las herramientas que tenemos para combatir el rezago social, a través del trabajo que hacemos con el Banco Mundial para construir el SISI, que estará operando el próximo año y en el que hemos invertido 300 millones de pesos y será el legado del presidente Enrique Peña Nieto.

¿El Padrón Único de Beneficiarios servirá para blindar los programas y evitar desvío de recursos?

—Este sirve para que la política social sea más transparente y eficaz, cada que usamos tecnología y tenemos a los ciudadanos trabajando como contralores, garantizamos su transparencia. En la medida que tenemos esta información sobre el beneficiario podemos revisar la efectividad del programa, que llegue a quien tenga que llegar y evitemos faltas que lastiman y lesionan los programas sociales.

Hay que ser claros, vamos a aplicar la ley siempre, no permitiremos desvíos, por ejemplo los blindajes electorales, 2016, 2017 funcionaron, no hay en realidad ningún caso frente a la autoridad electoral que haya generado algún tipo de problema de los procesos electorales.

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