Tras una buena sesión de acondicionamiento, Ketamina, Dandi y Simpático, a las ocho de la mañana ya están listos para recibir a sus primeros “pacientitos” con d, como autismo, trastorno en déficit de atención, síndrome de Down, problemas de neurodesarrollo, alteraciones musculoesqueléticas y conductuales.

Mejoran sus vidas con equinoterapia
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En el caso de pacientes con trastorno por déficit de atención, este tipo de terapia puede ayudar a la socialización y seguimiento de órdenes; y en casos de autismo, a comenzar a tolerar los ruidos o el tacto.

Asimismo, la marcha tridimensional; niños con parálisis cerebral perciben el movimiento del caballo y sienten como si ellos fueran caminando, y la transmisión del impulso rítmico; “cuando los centros de gravedad del paciente y el animal se combinan se manda un impulso al cerebro que da equilibrio”. Con ella se trabaja la parte cognitiva y conductual de los pequeños.

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Para perderle el miedo al caballo, antes de montarlo, lo cepilla, lo acaricia y le da de comer bajo supervisión. Se trata de la ambientación del menor con el equino, parte fundamental de la terapia. Mientras monta y sigue indicaciones, responde de forma correcta las sumas y restas que le lanza su terapeuta.

Su madre, Karla Magallón, cuenta que “sí ha habido un cambio porque ella era muy intolerante a la frustración y muy impulsiva; llegó a tener un accidente por no medir las consecuencias y ahorita podría decir que es una adolescente como los demás”.

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Las terapias que dan de lunes a viernes, en dos turnos, son agrupadas en días por edades y diagnósticos, con actividades lúdicas, lo que hace que los menores lo vean como un juego. “Si el niño es distraído o no hace caso en lo que uno le dice, al ver a otro niño hacerlo, él lo iguala, lo repite”, explica el teniente.

Cada media hora entran tres menores y en cada célula van un equino, un caballerango y tres terapeutas, pero dependiendo del padecimiento puede ser que vaya uno extra.

Al término de su turno, Ketamina, Dandi y Simpático son llevados a las caballerizas, a un lado de su área de trabajo, descansan y se preparan para una nueva jornada acompañados de pequeños que encuentran en ellos una oportunidad para alcanzar una mejor calidad de vida.

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