fue un presidente activo las 24 horas los siete días de la semana en su mandato. Apenas el pasado 27 de enero había cumplido 100 años.

En el retiro político desde que abandonó el poder en 1976, Luis Echeverría vio pasar siete sexenios y prácticamente más de la mitad del actual.

En la trayectoria de Luis Echeverría Álvarez, pesan los sucesos de 1968, cuando fue secretario de Gobernación. Ya como Presidente, la tarde violenta del 10 de junio de 1971.

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Por ambos casos fue citado a declarar (2002), se le dictó prisión domiciliaria por genocidio (2006), y su abogado Juan Velásquez obtuvo su libertad absoluta y exoneración de los cargos (2009).

En un perfil del exmandatario elaborado hace un par de años, el periodista de EL UNIVERSAL , Juan Arvizu Arrioja, logró reconstruir la figura del más longevo de los expresidentes como alguien que en los últimos años y pese a su avanzada edad, se informaba a través de los periódicos. Tenía preferencia por la cocina mexicana --sopa caliente, un guiso sencillo, siempre fruta, aguas frescas-- en horarios establecidos.

Padre de ocho hijos (Luis Vicente [qepd], María del Carmen, Álvaro, María Esther, Rodolfo [fallecido], Pablo, Benito y Adolfo), y abuelo de 19 nietos, Echeverría –narra Arvizu Arrioja-- llevó una vida ordenada:

Un Árbol de la Vida y un cuadro de la Virgen de Guadalupe fueron imágenes principales en la amplia recámara de Luis Echeverría Álvarez, en su residencia de San Jerónimo Lídice, perfilaba Arvizu, inmueble éste de retiro de jefe de Estado, después de una vida pública turbulenta, marcada por torbellinos y tormentas, y de páginas con la Historia por cerrar aún.

La trayectoria de Echeverría está ilustrada en una gran sala de exhibición que muestra su huella como Presidente de la República en la que destacan los temas de viajes internacionales, su "Destape", campaña presidencial, toma de posesión, un largo catálogo sexenal de obras públicas, reformas y leyes, y muchos encuentros con la gente en las giras en México. Fotos, documentos, insignias.

Su residencia convertida en un museo con testimonios de su vida y obra, falta dos elementos fundamentales que marcan sus pasos antes y durante y sexenio y que hoy mismo flota en sus exequias, la matanza de Tlatelolco y la represión contra manifestantes ocurrida el jueves de Corpus de 1971.

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Presidente de México (1970-1976), Echeverría Álvarez, propuso una Apertura Democrática ante los hechos de la Plaza de las Tres Culturas, que describe cuando es expresidente: "Fueron graves, dolorosos y lamentables y no deben ser repetibles".

Por la matanza de Tlatelolco y el Jueves de Corpus, es declarado en prisión domiciliaria, en 2006, y enfrenta un segundo proceso por genocidio del que es exonerado en 2009, con lo que legalmente queda libre de cualquier persecución por el 2 de octubre y el 10 de junio de 1971.

Pone blindaje permanente a sus declaraciones sobre los hechos de Tlatelolco. Su relato sobre esa página de sangre derramada por jóvenes puede contarse con 32 palabras: Esa tarde, "estaba conversando con el gran pintor David Alfaro Siqueiros, en mi despacho de la Secretaría de Gobernación, cuando me telefonearon lo que estaba pasando en la plaza de las Tres Culturas ".

Y se escuda en las palabras históricas de Gustavo Díaz Ordaz, del 1 de septiembre de 1969, en la Cámara de Diputados: "Por mi parte, asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica por las decisiones del gobierno en relación con los sucesos del año pasado".

Su gobierno acusado de populista, paradójicamente pone fin al Desarrollo Estabilizador que produce el Milagro Mexicano, y enarbola el Desarrollo Compartido al que convoca al sector privado. Esta política fracasa, ya que sus objetivos de aminorar desigualdad y pobreza se incumplen, al desencadenarse una crisis económica catastrófica, en los últimos cuatro meses de su sexenio, de la que culpa a los empresarios.

Su sexenio continúa la persecución de guerrilleros con una intensa Guerra Sucia. Pero también Hay tensión pública por secuestros, incluido el de su suegro, José Guadalupe Zuno; por asesinatos, como el del empresario regiomontano Bernardo Garza Sada; por ataques armados, asaltos y hasta la toma armada de un avión a cambio de la libertad de guerrilleros.

Sus giras de trabajo en el país adquieren carácter épico, por las distancias que recorre en extenuantes viajes con los medios disponibles e imaginables; entra a terracerías y promete carreteras que en poco tiempo regresa a inaugurar; al clamor de dónde estudiar, responde con el corte inaugural de universidades, en poco tiempo.

Preside un país carente de infraestructura, con territorios por colonizar, con latifundios por repartir; de todo hay que construir: aeropuertos, puertos, hospitales, universidades.

Su voluntad va a las entrañas de la tierra, y emprende la primera etapa de la gran obra, del Drenaje Profundo, que protegerá a la Ciudad de México de inundaciones, y decreta la creación de las delegaciones políticas de lo que es el Distrito Federal, sede de los poderes federales sobre los que él manda.

Ostenta el cargo más poderoso del régimen presidencialista. Es el primero en todo y si es el único mejor. Por su número de reformas a la Constitución (40), a las leyes, nuevos ordenamientos que crean instituciones, lo llaman el Primer Legislador. La clase política priista lo colma de virtudes; para ellos es un domador de adversidades. Claro que el Señor Presidente no comete errores, según el imaginario colectivo. Y las capacidades de Echeverría se sintetizan en un verbo en modo imperativo:

"Hágase".

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Moviliza los sectores y grupos a Los Pinos, a Palacio Nacional, y sus visitas a los estados se alargan en reuniones improvisadas de varias horas de duración, con maratones de intervenciones ante un Presidente que no se cansa, que a todas va, a quien es muy difícil seguirle el paso, en todos sentidos. Vacaciones y fines de semana se diluyen en una obsesión, trabajar.

Camina a zancadas, proyecta poderosa energía física, habla con la gente, la oye, y la expectativa de su llegada a un lugar en los estados, desencadena la organización de bienvenidas al todopoderoso que lleva esperanzas de que pueda ayudarlos, mirarlos en su olvido.

Se convierte en el interlocutor de los grupos del pueblo, de campesinos y las llamadas clases populares, que le prodigan afecto y lo colman de obsequios, artesanías y productos regionales. Se le etiqueta como "populista", y responderá que su gestión ha sido "popular", a fin de lograr "factores para la estabilidad del país".

Un día, en Mérida, lo reciben como Gran Tlatoani y ponen en sus manos una guayabera, la camisa que será emblemática del sexenio echeverrista, con diseño único en sus pliegues, o alforzas, y como está dedicada a él, nombran al modelo Guayabera Presidencial, que se queda para siempre y la porta por el mundo.

En todo hay reformas qué emprender y las lleva a cabo con el apoyo total del poder Legislativo, con mayoría casi absoluta en la Cámara de Diputados y total en el Senado. Impulsa una reforma política que abre juego a la oposición, otra educativa, y lleva a cabo los últimos grandes repartos agrarios. Saca superficies de los Terrenos Nacionales y culmina su obra agrarista con la expropiación de propiedades de riego.

Al declarar la soberanía nacional en el Mar Patrimonial y la Zona Económica Exclusiva suma a la superficie territorial de un millón 960 mil kilómetros cuadrados, una extensión marítima de tres millones 149 mil 920 kilómetros cuadrados, así como un polígono en el Golfo de México de 10 mil 570 kilómetros para un gran total de cinco millones 120 mil 679 kilómetros cuadrados, que ha medido el INEGI.

Este logro avalado por la ONU es una conquista que Washington ve realizar por su vecino, y será instrumento para concretar beneficios trascendentes en el siglo 21, al negociarse con Estados Unidos y Cuba los Hoyos de Dona del Golfo de México, áreas de riqueza petrolera, sometidas al orden jurídico internacional que enriqueció México con Echeverría Álvarez.

Su legado registra el descubrimiento de los campos petroleros de Cantarell, en 1971, que es el mayor yacimiento de oro negro mexicano y el segundo más grande del mundo, que cambió los derroteros del país. Junto con veneros en Reforma, Chiapas, y Tabasco, aumentan las reservas de hidrocarburos.

En su mandato abre México ante el mundo y lo coloca en las grandes ligas de la diplomacia internacional con una Política Exterior Activa, convencido de un axioma: "La Política Exterior es parte de la Política Interior".

Sus relaciones con Cuba son cercanas y de colaboración estratégica, con lo cual reafirma la autodeterminación de México frente a Estados Unidos, que mantiene su política de embargo comercial a La Habana. Tiende lazos de amistad con la URSS, el otro polo en la geopolítica de la Guerra Fría. Esta autodeterminación la despliega mientras los estadounidenses llevarán a cabo 159 pruebas nucleares, en su sexenio, de lo cual informan puntualmente al mundo, para marcar su poderío.

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Echeverría logra un éxito cuyos destellos lo acompañarán de por vida, su decisivo apoyo a que la China de Mao Zedong ingrese a las Naciones Unidas, pese a las sugerencias del presidente estadounidense Richard Nixon. Por ello, es recibido en Beijing con multitudes en largas vallas. Y cada vez que un embajador chino llegue a México, realizará una escala en San Jerónimo Lídice, como ritual de la gratitiud eterna de su pueblo.

A Leonid Brezhnev le propone: "Seamos amigos, pero ya no intervengan en la vida política interna de México". De hecho habían sido expulsados nueve funcionarios de la embajada soviética, por actividades de espionaje. Al primer embajador chino en México, le dice: "Aquí nada de guerrillas". Con Fidel Castro Ruz conviene que Cuba niegue asilo a secuestradores de aviones y que la isla no sea santuario de opositores armados. Con Salvador Allende Gossens cultiva una hermandad. Si el chileno es socialista, el mexicano es nacionalista revolucionario que enfrenta en casa izquierdas armadas e intelectuales críticos dentro de un régimen monolítico al que urgen cambios.

El comandante Fidel Castro, el 22 de noviembre de 1976, le escribe una carta en la que dice que Echeverría "tiene una actitud de colaboración a la causa de una lucha común contra el colonialismo, neocolonialismo e imperialismo".

Enarbola causas del Tercer Mundo y logra en la ONU la aprobación de la Carta de los Derechos Económicos de los Estados, la cual es votada por la Asamblea General el 12 de diciembre de 1974, con el rechazo de las trasnacionales que tienen más poder que muchos gobiernos a los que desestabilizan y derrocan (Allende-AT&T). Es vehemente enemigo de Francisco Franco, dictador de España.

Aprueban la Carta 120 naciones, diez se abstienen y seis votan en contra, que son Estados Unidos, Gran Bretaña, Bélgica, Alemania Federal, Dinamarca y Luxemburgo.

Israel es de los países que se abstiene, cuando la relación había entrado en crisis al inclinarse México a favor de los países árabes en sus expresiones sobre el sionismo, cuando Echeverría tendía lazos a favor del manifiesto que singulariza su liderazgo internacional, que al final del mandato lo perfila como aspirante a la secretaría general de la ONU, y luego para el Premio Nobel de la Paz. Estos laureles no llegan a su frente.

Busca vías del cambio, en 1970, con la promulgación de una amnistía a líderes de 1968, pero ocurre el Halconazo del 10 de junio de 1971; transcurren años de persecución de grupos guerrilleros que combaten en sus territorios con el Ejército que abate a Genaro Vázquez Rojas (1972) y Lucio Cabañas Barrientos (1974).

En Monterrey la Liga Comunista 23 de Septiembre, en un intento de secuestro asesina al empresario Bernardo Garza Sada (1973), y las relaciones con el sector privado escalan a la confrontación frontal, sin punto de retorno.

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Atrae a destacados intelectuales y artistas. Carlos Fuentes, Octavio Paz, Juan Rulfo, Fernando Benítez; José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, son algunos de los muchos que pululan en el radar del Presidente de la República.

En un viaje a Argentina, en Buenos Aires pide que de la Ciudad de México lleven intelectuales y al día siguiente aterriza en el aeropuerto bonaerense de Ezeiza una aeronave que los pasajeros representativos de la crema y nata de la intelectualidad bautizarán como "avión de redilas", un modo de referir el "acarreo" en el que fueron incluidos.

En el sector educativo vuelca otro de sus grandes esfuerzos. Crea universidades y tecnológicos, expande la UNAM, con la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP). Funda el Colegio de Bachilleres, las universidades Autónoma Metropolitana (UAM) y Autónoma de Chapingo (UACh). Instituye el Conacyt.

Bebe de un cóctel tóxico que combina intelectuales, izquierda, estudiantes. El 14 de marzo de 1975 va a la inauguración de los cursos de la UNAM, en Ciudad Universitaria. Enfrenta los demonios del Movimiento Estudiantil de 1968 y el Jueves de Corpus, que le piden aclare, lo que no ocurre, porque la ceremonia transcurre en una gritería, y sale de la Facultad de Medicina, en medio de un ataque con piedras. Un proyectil, el trozo de un jarrón, pega en su frente, sangra, y escapa de la boca del lobo donde resuenan las provocaciones que a su vez, había lanzado a los "jóvenes fascistas" y "jóvenes del coro fácil", que enfrenta en lo que es un debate entre un Presidente de la República sin protocolo ni parafernalia de su poder y universitarios críticos, unos, y violentos, otros.

Las fuerzas armadas tienen una presencia constante a lo largo de su vida. Se casa con la hija de un general revolucionario; es un joven colaborador del general Rodolfo Sánchez Taboada, presidente del PRI, quien lo forja en las técnicas de la política, y después lo nombra oficial mayor de la Secretaría de Marina.

Como candidato presidencial reacciona al llamado de un universitario a guardar un minuto de silencio por los estudiantes muertos en el movimiento de 1968, "y de los soldados caídos", agrega en rápida reacción, en defensa de la tropa en Tlatelolco. Lleva a San Jerónimo Lídice la sede de la Escuela Superior de Guerra, y a Tlalpan, el Colegio Militar que se construye en dos años. Construye la sede de la Escuela Médico-Militar. Como ex presidente, los secretarios de la Defensa y Marina le tienen consideraciones especiales.

Amigo desde la adolescencia de José López Portillo tienen amigos comunes de toda la vida, como Arsenio Farell Cubillas, y es impulsor de una generación de priistas, en los que se encuentran Beatriz Paredes Rangel, Augusto Gómez Villanueva, José Murat, Silvia Hernández, y tiene en su equipo a Porfirio Muñoz Ledo.

Su política económica es expansiva, con mayor gasto público y mayor deuda externa. Genera inflación, presión sobre la cotización del dólar, y es en el final del sexenio, cuando después de 22 años de finanzas bajo control, un dólar siempre a 12.50 pesos, se registra la salida de capitales. Su enfrentamiento con los empresarios se intensifica y los culpará de orquestar una campaña para deponerlo, días antes del fin de su mandado.

Desde el inicio de su gestión tiene conflicto con los empresarios. Expropiaciones, aumento del gasto público para engordar la cartera del Estado --el ogro filantrópico del que hablará una década después Octavio Paz--, ante un sector privado culpado por el Presidente de la República de anteponer sus ganancias, sin decisión por invertir. Desboca el gasto. Los hombres de empresa descalificados reaccionan y crean el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en mayo de 1975, y las fricciones desgastan a ambos bandos y un año después, en abril de 1976, va a Monterrey, la meca del capital y vierte críticas ácidas hacia el sector empresarial local.

Al año siguiente, el 31 de agosto de 1976, la víspera del último informe de gobierno, devalúa el peso que alcanza los 25 pesos.

De ahí hacia adelante corren tres meses de crisis económica, en los que Echeverría, sigue su gobierno a zancadas y cada minuto impone su poder con tal fuerza que para muchos tiene sentido el rumor de que prepara un golpe de Estado para no dejar llegar a su sucesor, su amigo de juventud, José López Portillo y Pacheco.

La transmisión del poder presidencial se cumple en tiempo y forma, pero la entrega recepción es defectuosa, y esto acentuará los problemas del país y se desatará una persecución en su contra, ahora desde el poder político.

Un viejo antagonismo se reaviva con Jesús Reyes Heroles, que data de los tiempos estudiantiles.

Ex presidente es nombrado representante ante la Unesco, se le critica que tiene mucha actividad con mexicanos que lo visitan, y ante el dicho de Reyes Heroles de que "París está muy cerca de México", pide a López Portillo ir a Australia, Nueva Zelanda y las Islas Fidji, el punto más lejano del mundo

Tiene el rol de ex presidente en siete sexenios y fue el más longevo jefe del Estado mexicano, pero en la memoria de las generaciones su obra irá al segundo plano, poco o nada recordada, porque este hombre que soñó con ser Presidente de la República quedó ya atrapado en una página sin cerrar, la de Tlatelolco.

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