Tras afirmar que la izquierda que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador es obsoleta y anacrónica, el excanciller Jorge Castañeda asegura que lo que pretende la 4T es perpetuarse en el poder a través de los mecanismos democráticos o antidemocráticos que estén a su alcance.

En ese sentido señala que está convencido de que el Mandatario federal no reconocerá un resultado adverso a su partido en las elecciones presidenciales del próximo domingo 2 de junio.

En entrevista con con motivo de la publicación de su nuevo libro Las dos izquierdas (Debate, 2024) que escribió con Joel Ortega Juárez, identifica en la historia de México, desde fines del siglo XIX a la fecha, a una izquierda independiente y una izquierda de la Revolución Mexicana, a la cual, detalla, pertenece el movimiento de la autodenominada Cuarta Transformación.

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¿A qué atribuye que en México la izquierda haya tardado tantos años, respecto a otros países de América Latina, en ganar una elección presidencial?

—A varias razones, algunas de ellas históricas, otras más contemporáneas o incluso culturales si se quiere. En el caso inicial, digamos la Revolución Mexicana tuvo un impacto muy negativo para las posibilidades de que una fuerza de izquierda llegara a gobernar, porque todos los gobiernos emanados de la Revolución chupaban todo el oxígeno de la izquierda que había en el país, pero al mismo tiempo no ponían en práctica ninguna de las políticas que podríamos llamar de izquierda en esa época, y esto fue la historia del PRI hasta 1988.

A partir de 88, efectivamente aparece una fuerza de izquierda, que Joel Ortega y yo denominamos “de la izquierda de la Revolución Mexicana”, a diferencia de la izquierda independiente, por eso el libro se llama Las dos izquierdas, pero entre 1988 y 2018 los errores de esa izquierda y los excesos de los gobiernos priistas en 88 y en 94, hicieron que la izquierda no tuviera ninguna posibilidad realmente de ganar elecciones, hasta 2018, pero es una izquierda muy peculiar.

¿Cuáles son las diferencias entre la izquierda de Cuauhtémoc Cárdenas y la que actualmente gobierna al país?

—Pocas diferencias, porque lo que sostenemos Joel Ortega y yo en el libro es que 88 lleva al fin, de alguna manera, esa dicotomía de dos izquierdas en México, una independiente, caracterizada principal más no únicamente, por el Partido Comunista Mexicano (PCM) desde 1920, y la izquierda de la Revolución Mexicana, que estuvo presente desde el constituyente de Querétaro en 1917 y a lo largo de toda la historia, incluyendo a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988.

En 88 y con la fundación del PRD después, la izquierda de la Revolución Mexicana fagocita a la izquierda independiente. El PCM, que ya se había vuelto primero PSUM y luego PMS, que ya estaba en vías de ser devorado por la izquierda de la Revolución Mexicana, en 1988 prácticamente la izquierda independiente desaparece y se encuentra totalmente dominada por la izquierda de la Revolución Mexicana, a través de personajes como Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Heberto Castillo.

Lo que nosotros consideramos, es que en 2018 la izquierda que triunfa en esa elección es la misma izquierda de la Revolución Mexicana, es López Obrador, Morena, la 4T, con el nombre que se les quiera dar, y desde entonces es un gobierno de la izquierda con todo el atraso, la nostalgia, obsolescencia y anacronismo que representa una izquierda inspirada por algo que sucedió hace ya más de un siglo.

Es esa izquierda que cree en el estatismo absoluto, en la concentración del poder, en una serie de mitos sobre el campo, sobre el mundo y la democracia, y al mismo tiempo es obvio que no corresponde a lo que es una izquierda moderna, socialdemócrata, globalizada, moderada, democrática. No hay una búsqueda de las libertades individuales, es decir, es una izquierda que no es parte de la izquierda mundial, moderna, por eso a López Obrador le ha costado tanto trabajo entenderse con sus supuestos homólogos en América Latina.

¿Esta izquierda se está arraigando para mantenerse en el poder en México muchos años?

—Yo lo que veo es que lo están intentando. Lo que sí es evidente y eso lo tocamos históricamente incluso, es que al igual que el PRI, pero sobre todo al igual que la izquierda del PRI, la izquierda de la Revolución Mexicana busca perpetuarse en el poder a través de una serie de tesis muy idiosincráticas mexicanas, que les pueden permitir —creen ellos— seguir ganando elecciones como las ganaba el PRI.

La izquierda de la Revolución Mexicana a lo largo, digamos, de los años 20, 30, 40, 50, 60, 70, hubiera preferido que el PRI ganara elecciones limpiamente, pero dice: “Es más importante las razones por las cuales se hacen trampas en una elección para perpetuarse en el poder y seguir adelante con un programa, que el hecho en sí de que sean limpias las elecciones”.

Entonces, la impresión que tenemos Joel y yo es que la 4T o Morena o López Obrador, es decir, la izquierda de la Revolución Mexicana, lo que busca es perpetuarse en el poder. Si lo pudieran hacer limpiamente, seguramente lo preferirían, pero lo importante es perpetuarse en el poder y si para eso tienen que organizar elecciones de Estado, ni modo.

¿Entonces la 4T no estaría dispuesta a reconocer un resultado electoral adverso?

—No lo creo, no entramos tanto en el libro, pero mi opinión es que no, no van a reconocer el triunfo de Xóchitl Gálvez, si es que ella ganara. No tengo duda al respecto.

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