Gyeonggi-do, Corea del Sur.— Los constantes disparos de prueba de misiles de Norcorea —unos 100 desde 2022—, son un constante recordatorio para Corea del Sur de que la guerra no ha terminado. Sin embargo, los surcoreanos siguen sus vidas e incluso han convertido parte de la Zona Desmilitarizada (DMZ) en una atracción turística y cultural. Entre sus prioridades está, además, ganar la Exposición Mundial 2030 para la ciudad portuaria de Busan.

EL UNIVERSAL visitó la DMZ junto a otros 54 colegas en el contexto de la Conferencia Mundial de Periodistas 2023 (WJC, por sus siglas en inglés), en un viaje del 24 al 29 de abril pasado, que fue organizado por la Asociación de Periodistas de Corea.

La DMZ se sitúa en medio de las Coreas y cuenta con cuatro kilómetros de ancho y casi 240 kilómetros de largo y, tras pasar un punto de control militar en el que se muestra el pasaporte bajo la vigilancia de la policía castrense surcoreana (la mayoría jóvenes en edad universitaria que realizan su servicio militar, como los integrantes del grupo BTS), es una atracción para los visitantes.

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Los turistas no pueden sólo entrar por su cuenta al área, sino ir en grupo; unos autobuses salen de Seúl o se puede ir a Imjingak en Paju-si y de ahí tomar un vehículo hasta la DMZ.

En Paju-si, en la cima de una colina, también está el Observatorio Dora; en el tercer piso, 34 grandes telescopios permiten a turistas que hacen fila mirar hacia lo lejos en Corea del Norte. También con un poco de esfuerzo y suerte, si el clima no es nublado o con lluvia, destacan dos banderas, una de Corea del Sur (der.) y otra de Norcorea (izq.). Foto: Ángel Santamaría / EL UNIVERSAL
En Paju-si, en la cima de una colina, también está el Observatorio Dora; en el tercer piso, 34 grandes telescopios permiten a turistas que hacen fila mirar hacia lo lejos en Corea del Norte. También con un poco de esfuerzo y suerte, si el clima no es nublado o con lluvia, destacan dos banderas, una de Corea del Sur (der.) y otra de Norcorea (izq.). Foto: Ángel Santamaría / EL UNIVERSAL


Fue una base estadounidense

En la Zona Desmilitarizada, a hora y media de Seúl, tras pasar un punto de control militar, hay un parque de diversiones, con una rueda de la fortuna, un carrusel y un gran estacionamiento.

Más adelante está el Camp Greaves, que era una base estadounidense que se usó tras el Armisticio de la Guerra de Corea (1950-1953) hasta el retiro de las fuerzas de EU en 2004. Esta zona boscosa donde el aire es helado es un complejo artístico y cultural, hay vestigios de una pista de atletismo y alrededor de los 16 edificios siempre se ve un enrejado para que no cualquiera pueda pasar; a los turistas siempre los acompaña, discretamente, un soldado que vigila a la distancia.

En esta área, en Paju-si, provincia de Gyeonggi-do, hay cabañas alargadas que forman parte de una exhibición permanente, donde también hay un edificio que recuerda a un motel en suelo norteamericano e incluso un búnker. Un guía lleva a los visitantes de un edificio a otro.

Los edificios albergan instalaciones artísticas con fotografías de la Guerra de Corea y hay una variedad de estilos arquitectónicos estadounidenses desde la década de 1950 hasta la de 1990. También hay seis exhibiciones permanentes en diferentes sitios, como “Documenta”, que aborda el armisticio, y cabañas de soldados de EU. La “Exhibición permanente” muestra videos sobre la importancia de la zona y la guerra de Corea; el “Proyecto de pólvora” es un búnker que “se construyó para suministrar municiones a las bases estadounidenses en el área de Munsan (…) y que actualmente también se utiliza como refugio en casos de desastre en Camp Graves”; están asimismo las exposiciones “el Jardín de la paz DMZ”, “el Studio BEQ” y la “Galería Greaves”.

Las dos banderas

En Paju-si, en la cima de una colina, se halla el Observatorio Dora; este edificio alargado y grisáceo de 2.8 kilómetros cuadrados con capacidad para 500 personas tiene en el primer piso una maqueta de la vegetación que se puede ver en Norcorea, y un auditorio con grandes ventanales con vista a esa área. La zona es vigilada por militares, a quienes está prohibido retratar.

En la cima del observatorio, a la que se puede subir por escaleras en el tercer piso, 34 grandes telescopios permiten a turistas que hacen fila mirar hacia lo lejos en Corea del Norte, específicamente al Complejo Industrial de Gaeseong y el monte Songhaksan. También con un poco de esfuerzo y suerte, si el clima no es nublado o con lluvia, destacan dos banderas, una de Corea del Sur y otra de Norcorea. Cerca del observatorio se encuentra la estación de ferrocarril Dorasan, que espera en algún momento, cuando se logre la reunificación, conectar al sur y al norte.

Hay otros espacios como el “parque de la paz Dorasan”, una feria que es la “tierra de Pyeonghwa”, y la “villa de la unificación”, donde viven residentes que pueden saltarse el servicio militar obligatorio, que es de 18 a 21 meses, mientras que en Corea del Norte es de al menos 10 años para los hombres y al menos siete para las mujeres.

En la villa Jangdan Bean, en la Zona Desmilitarizada, donde cultivan su propio alimento, incluido un frijol pequeño y más dulce al acostumbrado en México, hay un restaurante en el que al entrar es necesario quitarse los zapatos y aquí los lugareños tampoco pagan impuestos. Los hombres de la aldea pueden casarse fuera y traer a su esposa, pero los coreanos nacidos en otras partes de la península tienen prohibido establecerse en esta área.

Kim Dong Hoon, presidente de la Asociación de Periodistas de Corea del Sur, remarca en el marco de la Conferencia Mundial de Periodistas 2023 que hubo “cooperación con colegas del norte, pero el canal de comunicación se cortó hace unos cinco años”.

En la Zona Desmilitarizada, del lado de Corea del Sur, el salario medio mensual de los pescadores y agricultores supera los 3 mil dólares, mientras en Corea del Norte apenas supera los 100, y aunque se habla a diario de violaciones a los derechos humanos y dictadura, ni siquiera hay informes de prensa del norte.

Choi Youngsam, viceministro de Asuntos Políticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Corea, destaca en la Conferencia Mundial de Periodistas que si Seúl es elegido como miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en 2024, hará todo lo posible para promover la paz y la seguridad internacionales. Choi Kusik, encargado del cementerio conmemorativo de los soldados caídos de la ONU, en Busan, dice en un servicio para honrar a las tropas que “Corea del Norte debe cambiar su régimen y convertirse en un país libre, y también debe haber un equilibrio económico”. Recuerda que en 1950, “el Ejército Popular de Corea del Norte lanzó una invasión no provocada de Corea del Sur”; en 1953, se llegó al armisticio.

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Una exposición mundial, la prioridad

La ciudad de Busan no fue capturada por las tropas norcoreanas en los primeros tres meses de la guerra, recuerda Choi Kusik, y en el presente busca ganar la Exposición Mundial 2030. Esta localidad surcoreana compite contra Roma, Italia; Riad, Arabia Saudita y Odesa, Ucrania; la decisión se conocerá en noviembre.

Choi Youngsam, viceministro de Asuntos Políticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea, destaca en la Conferencia Mundial de Periodistas 2023 que las inversiones de Corea del Sur se han diversificado en infraestructura, energía y bienes de consumo como la electrónica.

Un ejemplo de la inversión se da en esta urbe. Hwang Hyun Ki, integrante de la división de promoción de la Exposición en el Extranjero, Ciudad Metropolitana de Busan, remarca en un recorrido en el puerto que aunque la ciudad entró tarde en la competencia prometió dar lo mejor de sí para asegurarse el triunfo.

Para lograr la elección, las autoridades buscan “transformar nuestro mundo, navegando hacia un mejor futuro”, indica su lema. Construyen, entre otros, un parque flotante y una villa que se prevé sea un espacio de alojamiento con tres edificios y al menos 8 mil 500 casas. Según la candidatura, “bajo el tema principal, se han seleccionado subtópicos para abordar tres desafíos globales: 1) cambio climático; 2) desventajas de la transformación digital; y 3) desigualdad entre y dentro de las naciones. Cada uno se correlaciona con los tres pilares de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU: personas, planeta y prosperidad”.

Parte relevante de la candidatura es el concepto de “ciudad flotante”, en 21 mil 700 metros cuadrados, que se plantea ante la posibilidad de que algunas ciudades se inunden debido al cambio climático, menciona Hwang Hyun Ki. En total, en un área de 3.4 millones de metros cuadrados, equivalente a casi 580 mil campos de futbol, se prevé transformar la zona para la exposición con aproximadamente 5 mil 700 millones de dólares.

En un folleto, las autoridades destacan que “Corea está situada en el corazón del comercio internacional con Busan operando como su primer puerto comercial”. “No estamos construyendo una nueva instalación, sino que simplemente estamos reutilizando las existentes”, dice Hwang Hyun Ki y agrega que se espera que la mayor parte de la ciudad esté lista para 2026. Menciona que la infraestructura desarrollada será designada como una zona económica libre que estará abierta para industrias y negocios.

En Camp Greaves, los edificios albergan instalaciones artísticas con fotografías y exposiciones sobre la Guerra de Corea. Foto: Especial
En Camp Greaves, los edificios albergan instalaciones artísticas con fotografías y exposiciones sobre la Guerra de Corea. Foto: Especial

También resalta que se busca crear una parte que funcionará en el metaverso, lo que permitirá que cualquier persona en el mundo se una y participe en los eventos. Además, se espera que haya eventos centrados en la cultura coreana; por ejemplo, exhibiciones culturales y conciertos, por lo que está en construcción la Casa de la Ópera de Busan.

Biotecnología y semiconductores

“Los coreanos lideran las exportaciones de semiconductores, vehículos eléctricos y baterías EV, productos de consumo de alta gama, energía verde y productos biofarmacéuticos que impulsan la economía moderna”, agrega el folleto de la candidatura de Busan.

Mientras, en Incheon se encuentran los laboratorios biológicos de Samsung, empresa que inició en 1938 como una tienda de abarrotes que comerciaba fideos a China y ahora se aboca a la tecnología, electrodomésticos, celulares y la biotecnología. El alcalde de la ciudad Yoo Jeong-bok adelanta que los taxis con drones funcionarán entre el Aeropuerto Internacional de Incheon y Seúl para 2025.

El viceministro Choi Youngsam agrega que la República de Corea trabajará en estrecha colaboración con los países de la región. Además, buscará fortalecer la cooperación con las naciones de América Latina y el Caribe mediante la publicación de intercambios de alto nivel.

Así, los surcoreanos siguen su vida, pero con constante recordatorio de la amenaza del norte.

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