La invasión rusa a Ucrania marcó el regreso de la guerra a Europa, sacudió el orden internacional y su arquitectura de seguridad, generó una crisis de refugiados y humanitaria y empeoró una economía global ya muy golpeada por la pandemia, justo cuando gran parte del mundo empezaba a ver mejores perspectivas. 2022 ha sido un año convulso, para muchos difícil, en el que la inflación recrudeció donde ya era alta y reapareció como un fenómeno en lugares donde parecía un problema del pasado, encareciendo el costo de la vida y haciendo crecer la pobreza. También ha sido un año de reaperturas y reactivación pospandémica, con fenómenos como la migración volviendo a crecer. En ese panorama, el Grupo de Diarios América (GDA) escogió como Personaje del Año al Presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien literalmente de la noche a la mañana tuvo que convertirse en el líder de un país en guerra,  que logró consolidar apoyos internacionales clave, al tiempo que supo mantener en alto la moral y la unidad de un pueblo ucraniano que sufre los embates de los bombardeos y que hoy enfrenta el invierno más difícil en décadas, tanto por el asedio de la guerra como por las dificultades para acceder a luz, agua, calefacción y comida. En América Latina, los 11 diarios que componen esta alianza, ponemos el foco en el fenómeno que cruza la región: la diáspora venezolana, cada vez menos transitoria y que ha encontrado en la sociedad civil una ayuda clave para mejorar su compleja situación.


     Zelensky, el líder improbable de guerra

El Presidente de Ucrania fue elegido el personaje del año por el Grupo de Diarios de América


    Eva Luna Gatica, El Mercurio

Hace un año Volodimir Zelenski no era una figura conocida a escala internacional, los medios lo perfilaban como el comediante que había llegado a la presidencia en una especie de paso de ficción a la realidad, y las interrogantes rondaban en sí lograría o no conducir al país frente un posible ataque de Moscú, mientras del lado ruso, las fronteras se llenaban de soldados de ese país y los analistas cuestionaban si el mandatario se tomaba realmente en serio la política del país. Diez meses después estos cuestionamientos ya no existen: Zelenski se ha convertido en el rostro de la resistencia a la invasión de Rusia , y en un líder de guerra improbable respetado a nivel mundial.

  Con discursos apasionados que culmina con un “¡Slava Ukraini!” (“Gloria a Ucrania”), Zelensky de 44 años, se ha ganado la admiración tanto de los ucranianos como de sus partidarios en el extranjero, no solo por su gran capacidad comunicativa, sino que también por el desempeño militar que ha tenido su país.

    Y es que bajo la dirección de Zelenski, Ucrania ha tenido grandes logros en el campo de batalla, logró repeler el asalto ruso a Kiev y ha tenido éxito en las contraofensivas que lanzó en las provincias de Járkov (noreste) y Jersón (sur), mientras que sus tropas siguen avanzando por el sur y el este del país, con el objetivo ahora de liberar todo el territorio ucraniano, incluidas la región del Donbás y Crimea, que Rusia se anexó ilegalmente en 2014.

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    “No nos importa qué tipo de ejército tengan; lo que nos importa es nuestra tierra. Lucharemos por ella hasta el final”, aseguró el mandatario en el marco de la celebración de la independencia ucraniana el 24 de agosto, cuando se aprestaba a emprender la contraofensiva, en una muestra de liderazgo hace un par de años impensada, puesto que el mandatario ucraniano nunca sirvió en el ejército y previo a la guerra no mostraba gran interés en los asuntos militares.

    No solo eso, Zelenski llegó al poder en 2019 con casi nula experiencia política, tras hacerse conocido por interpretar el papel de protagonista en la serie “El servidor del pueblo” que duró cuatro años al aire y en la que personifica a un profesor de escuela que enseña historia y que casi por accidente llega a la presidencia. Tras él éxito de la serie, en 2018 decidió fundar su propio partido con el mismo nombre del programa, el que incorporaba a muchos miembros de su productora Kvartal 95 en el equipo político, y que usó para lanzar su carrera presidencial un 31 de diciembre de 2018.

    Meses más tarde se convirtió en el Presidente de Ucrania, con los votos de un 73% de la población, derrotando de forma arrolladora al exmandatario Petro Poroshenko (2014-2019), tras una campaña marcada por el discurso antiestablishment de Zelenski, quien se mostraba empeñado en acabar con la corrupción en el país, en la que aseguraba mejoraría las relaciones con Moscú, y que desarrolló de manera virtual, mediante redes sociales, sin grandes mítines públicos ni ruedas de prensa.

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    Empatía y determinación

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    Su origen judío

Zelenski, que nació el 25 de enero de 1978, creció en Kryvyi Rih, una región industrial de habla rusa del sureste de Ucrania, tras haber pasado sus primeros años en la ciudad mongola de Erdenet, donde su padre estaba a cargo de una planta minera y de procesamiento. Años más tarde, se licenció en Derecho en la Universidad Nacional Económica de Kiev, aunque siempre enfocó su vida hacia el espectáculo y la comedia.

 Sus primeros años, a su vez, estuvieron marcados por sus orígenes judíos: varios miembros de su familia murieron en el Holocausto, mientras que su abuelo sirvió en la Segunda Guerra Mundial como artillero del ejército Soviético. Es por esta historia, que cuando el Presidente de Rusia, Vladimir Putin dijo, al inicio de la guerra, que la invasión tenía el objetivo de “desnazificar” el liderazgo ucraniano, el mandatario se apresuró en ridiculizar el líder ruso: “¿Cómo puedo ser nazi? Explícaselo a mi abuelo, que pasó toda la guerra en la infantería del ejército soviético y murió como coronel en una Ucrania independiente”.

  Pero las desavenencias entre Putin y Zelenski no terminan ahí, y no son solo políticas o económicas, sino que también tienen dimensiones ideológicas. Durante siglos, la antigua rama ucraniana de la Iglesia Ortodoxa ha estado subordinada a la Iglesia Ortodoxa Rusa, con sede en Moscú. El líder de la iglesia rusa, es el Patriarca Kirill que mantiene fuertes vínculos con el Presidente Putin y ha respaldado la invasión.
   
  Es esa influencia rusa en Ucrania la que llevó a Zelenski a lanzar en las últimas semanas redadas en templos y monasterios que dependen de la Iglesia rusa, donde los agentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) aseguran que han hallado propaganda que niega el derecho de Ucrania a existir como nación y que apoya la tesis del Presidente ruso, de que Rusia, Bielorrusia y Ucrania deben ser un solo Estado. Entre la población, esa presunta influencia no tiene eco: una encuesta de abril citada por The New York Times, reveló que el 74% de los ucranianos quería que la Iglesia Ortodoxa Ucraniana cortara los lazos con Rusia, lo que se concretó en mayo pasado, a pesar de que en el país un 78% de la población declara pertenecer a la iglesia cristiana ortodoxa.

Cambio


Ese mismo apoyo, también lo ha encontrado Zelenski en otros ámbitos. Y es que sus discursos nocturnos y los videos que comparte en sus redes sociales, donde el mandatario proporciona actualizaciones sobre cómo el conflicto está progresando, le han permitido ganarse la confianza de los ucranianos, a pesar de que antes de la guerra era un líder cuestionado, por el poco progreso en la lucha contra la corrupción que logró o la casi nula reducción de la influencia de los oligarcas en Ucrania.

    “Yo no era un gran fan de Volodimir Zelenski en 2018-2021. Había votado por otro candidato y otro partido político. Pero la agresión externa de Rusia y la capacidad de nuestro Presidente de demostrar algunos cambios positivos en su forma de gobernar el país (a pesar del hecho de que Ucrania es oficialmente parlamentaria, no solo una democracia presidencial) proporcionaron el vivo ejemplo de que a veces los cambios son posibles si se empieza por uno mismo y se definen con precisión los objetivos, el enemigo y el interés nacional. En la historia de Ucrania hubo suficiente demagogia y populismo como para caer en la frustración y la apatía, pero a veces se necesita una tremenda y poderosa disrupción para despertar a la gente. Creo que hasta cierto punto Volodimir Zelenski también estaba dormido, pero de algún modo se negó a desempeñar el papel de marioneta de los oligarcas y encontró su propio camino”, señala Yuriy Zaliznyak, periodista y profesor de la Universidad Nacional Ivan Franko de Lviv, en Ucrania.


    Los observadores, asimismo, creen que hay un antes y un después en su liderazgo, junto con abandonar las formas institucionales y adoptar un nuevo atuendo compuesto por su particular camiseta color verde, el Presidente también aprendió a tomar decisiones rápidamente y delegar tareas: las determinaciones operativas las dejó a cargo de los comandantes militares, de los aviones pasó a andar en tren como una forma de estar más seguro, y ha logrado mantener la moral de su pueblo en alto, a pesar de que el territorio sigue bajo amenaza y enfrenta diariamente ataques a su infraestructura energética, que han sumido a millones de personas en la oscuridad y el frío cuando comienza el crudo invierno en Ucrania.
    

    “Durante los diez meses de la gran guerra en Ucrania, todo el mundo cambió sin excepción. Los jóvenes, los viejos y los niños. El Presidente Zelenski no es una excepción. (...). La guerra nos hizo ver a Zelenski de otra manera. Quería ser el Presidente de la paz, pero tuvo que convertirse en el Presidente de la guerra. Y si alguien me hubiera dicho a finales de 2021 que Zelenski sería eficaz en este papel, nunca lo habría creído. Pero sucedió. Y estoy contento por ello. Hace bien su trabajo”, señala Serhii Rudenko, periodista ucraniano y autor del libro “Zelensky: A Biography”
     

     *El Grupo de Diarios América (GDA), al cual pertenece

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