Miami.- Después de ser hallado culpable en una corte de Nueva York, en Estados Unidos, de cuatro cargos por narcotráfico y uno por perjurio, el pasado 21 de febrero, Genaro García Luna, quien fuera secretario de Seguridad Pública de México de 2006 a 2012, espera su sentencia para dentro de cuatro meses, el próximo 27 de junio.

Esta condena representa a la Administración para el Control contra las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) uno de sus más grandes logros o quizá el más importante sobre México, “hasta este momento; porque por ahí de repente lo hacen testigo protegido o cooperante y se van contra alguno de sus exjefes [Vicente Fox y Felipe Calderón]”, comenta a EL UNIVERSAL Guillermo Alberto Hidalgo Montes, abogado y experto en seguridad policial internacional en Estados Unidos y México.

Pero la pregunta que nadie en Estados Unidos quiere responder es, ¿dónde están los García Luna estadounidenses? Porque las drogas procedentes de territorio mexicano, una vez que entran por las diversas fronteras terrestres, marítimas y aéreas a la Unión Americana, quedan en manos estadounidenses. ¿Dónde están esos capos? Y la pregunta no se refiere a los narcomenudistas que están en las calles de todo el país del Tío Sam; la pregunta es quiénes son los cómplices, los Genaro García Luna americanos, cada vez que se reciben las toneladas de droga en territorio estadounidense.

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“Es muy difícil por no decir imposible que algún día pueda saberse y más todavía que algún día haya pruebas en caso que saliera algún nombre”, comenta muy serio Hidalgo Montes. “Debemos entender que, a diferencia de México donde el narcotráfico se criminaliza, en Estados Unidos el problema de las drogas lo administran como un asunto de salud pública. Por otro lado, aunque parecieran muchos, los cárteles de la droga en México son un número muy pequeño frente a los miles de células criminales que operan las drogas en Estados Unidos, pero que son sumamente más pequeñas y con un perfil muy bajo”, describe el especialista.

Jerarquías de la droga en EU

De acuerdo con la organización no lucrativa Crisis Group, que se dedica al análisis de toda una gama de diversas problemáticas en el mundo; sobre México y Estados Unidos, uno de sus análisis tiene que ver con el control del narcotráfico una vez dentro de la Unión Americana. Asegura que quienes controlan todos los niveles de recepción, transportación, embodegamiento, multiplicación de los productos al rebajarlos, separación por pedidos, distribución y venta al consumidor final, son mafias estadounidenses.

“Todas las jerarquías, desde quienes reciben que son digamos como la clase alta del narco estadounidense, hasta los que venden en las calles, que son como los pobretones del negocio, pasando por todos los niveles, todos están perfectamente identificados y clasificados por las agencias gubernamentales”, dice el abogado Hidalgo Montes: “No los detienen porque en la gran mayoría de los casos no son violentos y mantienen un perfil muy bajo. Además, repito, ellos lo ven como un problema de salud pública y no les interesa armar enfrentamientos como los que suceden en México”.

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Tecnología de guerra

Lo que parece increíble es que las autoridades estadounidenses aplican en sus fronteras terrestre, marítima y aérea la misma tecnología de guerra que han usado en Irak o Afganistán en lo que llaman el círculo verde, es decir, donde viven y operan las autoridades políticas, militares y de espionaje. “Lo curioso es que en lugares de guerra toda la tecnología que aplican funciona sin márgenes de error. Pero cuando se trata de la frontera con México, esa tecnología de punta se hace muy porosa también”, describe el experto.

Se trata de tecnología de primera, con sensores de movimiento, cámaras con rayos x y rayos ultravioletas; drones, aviones, helicópteros. “En mi opinión ellos [en la Patrulla Fronteriza] están monitoreando todo, ven todo lo que está sucediendo; pero sólo intervienen en determinados casos o momentos”. Esto explicaría también cómo van administrando lo que entra o no a la Unión Americana en esos puertos de entrada.

La doble moral

En otras palabras, en Estados Unidos hay muchos García Luna. Muchos Chapos y Chapitos, muchos de toda la estructura criminal del narco mexicano, pero están muy bien controlados y ellos, los criminales, se sujetan a las reglas que los gobiernos marcan.

“Y es que la otra es, a ver [en Estados Unidos], los policías, ¿cuántos de ellos se drogan o se han drogado?; los militares, ¿cuántos de ellos se drogan o se han drogado?; los agentes de la Patrulla Fronteriza, ¿cuántos se han drogado o se drogan? Y así podríamos seguirle. Los papás, las mamás, los abuelos, los maestros, nómbrame a quien quieras. La excepción es ¿quién no se ha drogado?”, señala el especialista policiaco.

De acuerdo con estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos representa poco más de 4% de la población mundial, pero sus habitantes consumen alrededor de 30% de la producción total de narcóticos del mundo.

Conciencia social

En parte, esta tendencia se explica porque ningún nivel de gobierno estadounidense, particularmente el federal, le ha prestado la atención que muchos especialistas señalan como necesaria, a la prevención e información sobre el consumo de drogas para la sociedad. “Una prueba de ello es la enorme falta de campañas contra las drogas en los medios de comunicación e Internet dirigido especialmente a niños y jóvenes” dice a EL UNIVERSAL el médico Enrique Martínez, asesor de varios servicios a hospitales en la Unión Americana.

La última vez que se presentó en radio, televisión y prensa una campaña contra el consumo de drogas a nivel nacional en toda la Unión Americana fue durante la presidencia de Ronald Reagan y fue una iniciativa de la entonces primera dama, Nancy Reagan. “Fue un programa escolar llamado DARE, Drugs Abuse Resistance Education [Educación para la Resistencia al Abuso de Drogas] que incluso algunas dependencias policiacas iban a las escuelas a hablar con los estudiantes y también invitaban a médicos y a celebridades locales; fue un proyecto muy interesante y creo que ayudó mucho en su momento”, describe el doctor Martínez, “no sé por qué desapareció, pero algo tienen que hacer al respecto”.

El problema hoy por hoy con la posibilidad de poner en marcha campañas contra las drogas, incluso locales, son los presupuestos que se manejan en todos los niveles, señala Guillermo Hidalgo, “muchos gobernadores o alcaldes prefieren enfocarse en otro tipo de asuntos”. Y es que a la postre, es difícil encontrar a alguien que en la actualidad no se drogue; “por eso las batallas contra las drogas, los balazos, las detenciones, la sangre, todo, son de la frontera sur [estadounidense] para abajo. Donde no traiga disturbios sociales y escándalos internacionales” al Tío Sam.

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