A pesar de que el vino espumante abundaba, así como la cerveza de Bavaria, los bocadillos con anguilas y los helados de leche de cabra, en la sede del partido de Angela Merkel se vivió una noche agridulce.

Los afiliados de la Unión Democrática Cristiana (CDU) por un lado estaban complacidos con haber conservado el mando para formar el próximo gobierno; sin embargo, por el otro no daban crédito ante el precario resultado.

“Para nada estoy satisfecha, es el peor resultado alcanzado desde que se formó la Unión”, dijo a EL UNIVERSAL Elisabeth Günther, quien integra las filas juveniles del CDU.

“Esperaba un resultado mucho mejor, ahora estamos en serios aprietos porque los socialistas ya dijeron que no están dispuestos a seguir con la coalición”, señaló Maximilian Ruben, un estudiante de leyes de la Universidad Libre de Berlín, quien señala que la meta era lograr un porcentaje suficiente para poder armar una coalición solamente con los liberales, lo que no fue posible. Ahora, el CDU tendrá que sumar a la coalición de gobierno a los verdes, partido con el que —asegura Ruben— hay choque de ideas. “Con los jóvenes verdes no se puede dialogar, porque se dejan llevar por la emoción, la ideología”, sostiene.

Boris, un hombre de negocios conservador, fue crítico con Merkel. Señala que el resultado fue en respuesta a sus generosas políticas.

“Si paseas por las calles de Berlín te darás cuenta del tipo de infraestructura precaria que tenemos. ¿Pero, qué hace Merkel? Invertir en otros lados y no aquí. Seguiremos perdiendo votos si no compone el camino”.

Casi 50 minutos después de que las televisoras dieran a conocer los resultados preliminares, Merkel apareció ante centenares de seguidores que coreaban “CDU, CDU”.

En su breve discurso de victoria, la canciller no dejó pasar las principales preocupaciones de los allí presentes.

“Esta jornada pasará a la historia como un día de vergüenza para nuestra democracia ante el resultado del AfD [el partido ultranacionalista Alternativa para Alemania]”, asegura Elisabeth.

“Tenemos que evaluar la situación, porque perder en una noche un millón de votantes no es cosa menor”, reconoció.

Los entrevistados por EL UNIVERSAL coincidieron en que aquellos que dejaron el partido pertenecen al grupo de la sociedad que se siente abandonado y excluido de la tomas de decisiones.

Consideran que fue el voto de inconformidad y castigo el que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca, en Estados Unidos, y puso al Frente Nacional de Marine Le Pen a un paso del Palacio del Eliseo, en Francia. En Alemania, le acaba de abrir las puertas del Bundestag a la xenofobia.

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