Singapur.— Donald Trump y Kim Jong-un se dieron ayer un histórico apretón de manos, el primero entre un presidente estadounidense en activo y un líder norcoreano.

La imagen simbólica y hasta hace poco inimaginable, tras décadas de tensiones provocadas por las ambiciones nucleares de Pyongyang, marcó el inicio de una cumbre de gran importancia para Asia y el mundo.

Los dos hombres se estrecharon la mano durante varios segundos y se dijeron unas palabras, con el semblante serio, ante una fila de banderas de sus respectivos países, en un hotel de lujo de la isla de Sentosa, en Singapur. Tras esa escena, observada por millones de personas en todo el mundo, se reunieron en una sala.

“Tendremos una relación fantástica, no tengo ninguna duda”, dijo Trump, sonriendo junto a Kim. El líder norcoreano declaró: “Encantado de conocerlo, señor presidente”, y reconoció que “no había sido fácil” llegar hasta aquí. “Los viejos prejuicios y prácticas fueron obstáculos en nuestro camino hacia adelante, pero los superamos todos y hoy estamos aquí”, aseguró.

Después Trump y Kim tuvieron una reunión privada que duró 48 minutos. El magnate declaró que su encuentro había ido “muy, muy bien”, y Kim no respondió a la pregunta de si está dispuesto a deshacerse de sus armas nucleares.

Tras ese diálogo, el mandatario de EU y el líder norcoreano iniciaron una segunda ronda a la que se les sumaron sus asesores.

El republicano estuvo acompañado por el secretario de Estado, Mike Pompeo; el asesor nacional de Seguridad, John Bolton, y el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Kelly.

Se preveía que a las 16:00 horas locales, 03:00 horas de la CDMX, el republicano diera una conferencia de prensa. Luego, a las 18: 30 horales locales, 05:00 horas de la CDMX, el magnate dejaría Singapur. Del líder norcoreano se desconocía su itinerario.

Previo a la cumbre, Pompeo dijo que el diálogo entre las dos naciones avanzaba bien; sin embargo, destacó que la reunión sería el inicio de un proceso que “establecería las condiciones para futuras conversaciones”.

Washington está preparada para emprender acciones para ofrecer “garantías suficientes” a Pyongyang de que la desnuclearización “no es algo que termine mal para ellos”, añadió Pompeo, quien no aclaró si se contempla la retirada de las tropas estadounidenses de la península de Corea. El contexto de las discusiones fue “radicalmente diferente al que había antes”, apuntó. “Solo puedo decir esto: ‘Estamos preparados para tomar lo que serán garantías de seguridad diferentes, únicas, de las que Estados Unidos ha estado dispuesto a ofrecer anteriormente’”, dijo el funcionario.

Mientras, funcionarios de Wa- shington y Pyongyang mantuvieron negociaciones en el hotel Ritz Carlton durante todo el día, en la víspera del encuentro. En estas reuniones no se trataron cuestiones logísticas, sino que se intentaron sentar las bases para lograr avances en temas importantes, según el funcionario familiarizado con los preparativos. Los delegados fijaron objetivos específicos para lo que Trump y Kim deberían tratar de conseguir, además de múltiples escenarios posibles para resolver los temas clave. Corea del Norte, que multiplicó desde 2006 los ensayos nucleares y balísticos, se ha declarado a favor de la desnuclearización, pero no ha entrado en detalles sobre cómo hacerla.

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