Bruselas

La gira europea del presidente Donald Trump fue como un huracán que dejó a su paso una estela de daños que llevará tiempo reparar en el marco de las relaciones entre Estados Unidos (EU) y la Unión Europea (UE).

En la cumbre de la OTAN intervino con amenazas y reproches, en Londres ofendió a la primera ministra Theresa May, cuestionando su estrategia para el Brexit, y en Escocia remató afirmando que el bloque comunitario es en realidad un “enemigo” de Estados Unidos.

Esto en un contexto de peligro de una guerra arancelaria entre los dos principales bloques comerciales del planeta, China y Estados Unidos, y que ha pasado a afectar a la UE por el gravamen unilateral estadounidense al aluminio y el acero, y el probable riesgo de que se extienda al sector automotriz.

“Las relaciones se han tornado tensas. La asociación trasatlántica está basada en valores comunes y confianza mutua, los comentarios del presidente Trump lamentablemente han contribuido a debilitar ese vínculo común”, dice a EL UNIVERSAL Giovanni Grevi, titular del programa Europa en el Mundo del European Policy Centre.

“Las relaciones requerirán de grandes esfuerzos para ser reparadas”, agregó el analista del distinguido think tank con sede en Bruselas y especializado en temas comunitarios.

Jean-Dominique Giuliani, presidente de la Fundación Robert Schuman, un centro de investigación de referencia sobre la Unión Europea, considera que los mayores impactos del comportamiento de Trump en la relación bilateral se han resentido en el ámbito político y estratégico.

“Aunque el daño mayor ha sido para la credibilidad de Estados Unidos como superpotencia”, sostiene en entrevista Giuliani.

A su arribo a la Casa Blanca, hace 18 meses, los líderes europeos le dieron a Trump el beneficio de la duda, a pesar de su retórica incendiaria durante la campaña electoral.

Ante señales preocupantes, resultado de su doctrina “América Primero”, trataron de establecer canales de comunicación pensando que ellos serían excluidos.

La campaña estuvo encabezada por el presidente francés, Emmanuel Macron, quien condujo una infructuosa ofensiva de amistad considerando que entre sus metas buscaba evitar la retirada estadounidense del Pacto climático de París y del acuerdo nuclear con Irán.

Ahora la Unión se encuentra en la fase de contención de daños y de defensa de sus principios buscando alternativas para preservar los fuertes lazos económicos, políticos y de defensa con EU.

“Los europeos están interesados en promover la asociación trasatlántica, pero es claro que de parte del presidente Trump la intención es otra. La opción que le queda a Europa es la de promover la cooperación en donde sea posible y defender su posición en donde sea necesario”, asegura Grevi.

“Lo que la UE debe hacer es mantener la tranquilidad, la calma, como lo está haciendo, para evitar una escalada innecesaria”, sostiene Giuliani.

Sin embargo, la gira de Trump no fue del todo desastrosa para Europa, coinciden los expertos.

La clasificación de “Unión Europea como enemiga comercial” clarificó la política de largo plazo de Trump. Antes del viaje lo que había eran episodios, declaraciones aisladas sobre la política de la Casa Blanca hacia la UE.

“Luego de la visita se ha generado una nueva conciencia en la Unión”, indica Grevi.

Por otro lado, la animosidad mostrada por Trump hacia el proyecto comunitario y su aparición junto al presidente ruso Vladimir Putin en la cumbre celebrada en Helsinki, Fin- landia, ha provocado un mayor acercamiento entre los europeos.

“Trump y Putin han resultado ser los principales promotores de la UE, porque con sus declaraciones están forzando una mayor unión del bloque ante los retos que debe afrontar, sean económicos, comerciales, de seguridad o estratégicos”, asegura Giuliani.

“Estamos ante una situación sin precedentes, pero dentro de todo este tumulto, la UE se muestra cada vez más unida y dispuesta a responder con firmeza si es necesario”.

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