El nuevo intento de acuerdo bipartidista para dar una solución a los dreamers quedó bloqueado de forma inmediata por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, porque no incluye ningún fondo para la construcción de un muro en la frontera con México.

El trabajo conjunto del republicano John McCain y el demócrata Christopher Coons no sirvió para desbloquear un tema que está cada vez más en el centro del debate político de Washington, aunque su intención es servir de trampolín para un diálogo que lleve a un final feliz.

Su propuesta, similar a una que ya se introdujo en la Cámara de Representantes con apoyo bipartidista —54 congresistas, 27 de cada partido—, otorgaría un camino a la ciudadanía o a la legalidad a aquellos dreamers que hayan estado en el país desde 2013 (se calcula que más de 1.8 millones), además de una adjudicación de 110 millones de dólares durante cinco años para reforzar la seguridad fronteriza con tecnología. Nada del muro, nada de recortes en la migración legal.

Esa última parte es algo inconcebible para Trump, quien minutos después del anuncio dejó claro que cualquier propuesta de reforma migratoria y solución para los jóvenes indocumentados que no incluya fondos para el muro es una “pérdida de tiempo”.

Los augurios de tener un acuerdo no son los mejores, y menos después de que el pasado viernes Trump dejara entrever que el acuerdo migratorio “podría no ocurrir”. Como siempre, la culpa la tendrían los demócratas. “El 5 de marzo se aproxima rápidamente y los demócratas parece que no les importa DACA. ¡Hagan un acuerdo!”, tuiteó el presidente, en referencia a la fecha que decretó para la desaparición del Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que da protección a jóvenes sin papeles.

Sin embargo, el 5 de marzo tiene ahora un carácter más simbólico que práctico, al menos mientras se mantenga la orden de una corte federal de mantener las renovaciones de permisos del DACA hasta que resuelva varias denuncias contra la decisión de supresión del programa realizadas por dreamers, asociaciones proinmigrantes y estados con gobiernos progresistas.

La que sí es una fecha significativa es el jueves 8 de febrero, cuando el gobierno federal vuelve a quedarse sin fondos. Tras superar el cierre parcial de la administración hace tres semanas con una promesa de resolución al tema migratorio, el plazo se aproxima sin acuerdo a la vista. El senador demócrata Richard Durbin, uno de los más activos en la defensa de la reforma migratoria, lamentó que lo más probable es que “esta semana no haya acuerdo sobre DACA”, aunque tampoco espera que haya un nuevo cierre.

Ahí podría entrar la propuesta de McCain y Coons: establecer ese texto como base para un debate amplio y bipartidista sobre el asunto, algo que haría que los demócratas no cierren el gobierno.

“Puede servir como un importante punto inicial para alcanzar un acuerdo bipartidista en inmigración para terminar este punto muerto y movernos hacia un acuerdo completo sobre el presupuesto que financie completamente al ejército”, dijo McCain.

Durante la discusión, se podrían incorporar enmiendas y cambios, que seguramente los republicanos usarían para incorporar todos los elementos que Trump quiere que tenga, pero que no existen ahora mismo.

El optimismo no reina entre los senadores. Algunos ya vislumbran un posible “Plan Z”, un último recurso que ya se baraja en el Capitolio: una extensión temporal del programa, al menos de un año, para ver si tras las elecciones legislativas del próximo noviembre la nueva composición del Congreso permite una mejor negociación.

“Quizá es hacia donde nos dirigimos, porque el Congreso ahora es muy disfuncional”, alertó el senador republicano Lindsey Graham.

Los más activos en la búsqueda de consenso y defensor de lo dreamers. Muchos ven esta solución como el “Plan Z” para salir del embrollo en el que se ha convertido la resolución del DACA, ya que en lugar de solucionar el problema lo aplazaría, dejando a los jóvenes en el limbo y con el miedo a la deportación por un año más. Trump sigue enrocado en su posición firme, y el lunes recabó el apoyo de líderes de asociaciones hispanas de carácter conservador. Varios de ellos se reunieron en la Casa Blanca con el jefe de gabinete, John Kelly, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, para conocer la posición de la administración y defenderla.

Alfonso Aguilar, presidente del Latino Partnership for Conservative Principles, criticó a los demócratas por jugar políticamente con los dreamers; por su parte, Daniel Garza, presidente de la LIBRE Initiative, recordó que Trump hizo una promesa que “ahora tiene que cumplir”, por lo que apoyó su plan migratorio que incluye seguridad fronteriza —con el prometido muro— y recorte de la migración legal.

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