El reverendo Martin Luther King tuvo un sueño en 1963: igualdad de derechos para los afroamericanos. Cincuenta y cinco años después, desde el mismo escenario (las escaleras del memorial de Lincoln, en Washington), decenas de miles de mujeres lanzaron al aire sus deseos de igualdad de género y sus quejas enérgicas por todo lo que representa la administración de Donald Trump.

“Feliz aniversario, señor presidente”, rezaba uno de los carteles que llevaba una de las manifestantes en la capital del país. La reaparición en las calles de la oposición civil al magnate fue en menor número que la histórica protesta de 2017, pero con la misma energía que entonces.

Los ojos de la monumental estatua de Abraham Lincoln, que siempre ven en el horizonte el Capitolio, sintieron ante ellos la marea rosa proderechos de las mujeres, que resucitó en las calles de Estados Unidos.

A pesar del inusual clima primaveral, los gorros de lana fucsia con salientes emulando orejas de gato volvieron a las cabezas de mujeres —y hombres—, como para dejar claro que no han olvidado el video de contenido infame y vulgar del presidente en el que se vanagloriaba de tratar lascivamente a cualquier fémina que se le cruzara.

El enjambre de almas era casi impenetrable, con carteles no sólo en favor y energizando el feminismo y los derechos de las mujeres, sino también por la igualdad racial, la reforma sanitaria, los derechos reproductivos y el ecologismo.

Carteles reciclados de hace un año como “Impeach 45” (Juicio político al presidente 45, el número de Trump), pero también nuevos como “shithole” (agujero de mierda) y la cara del magnate, en referencia a los insultos que profirió a los países africanos. Las referencias al movimiento #MeToo y al empoderamiento de la mujer se repetían una y otra vez.

Gritos de resistencia a los pies de Lincoln, el hombre que liberó a los esclavos, llamados a cambiar el rumbo del país en las urnas tan pronto como sea posible y a la implicación política para modificar el curso de la nación.

“Somos las líderes que estábamos esperando”, gritaron varias de las personas que animaron a las decenas de miles de personas que se congregaron en el centro de la capital de EU. Varias personalidades, incluidos congresistas y senadores, animaron a las masas con discursos antiTrump.

“Donald Trump se tiene que ir”, era el lema más cantado, con una base rítmica pegadiza imposible de no repetir.

Los dreamers tuvieron un lugar importante en la protesta, figuras centrales para entender cómo está Estados Unidos actualmente. Frases en defensa de los jóvenes, promesas de lucha por sus derechos. El “sí se puede” fue otro de los eslóganes más coreados.

Nueva York, Seattle, Los Ángeles, Denver, Chicago, San Francisco y decenas de ciudades se unieron al llamado, todas en un único grito: ya basta de Trump, es la hora de cambiar el rumbo del país. Y las mujeres van a liderar el proceso.

Una joven, de cara aniñada en cuerpo de adolescente, avisa con su cartel: “Votaré en 2020. Me presentaré a la presidencia en 2040”.

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