Esto apenas comienza”, dice Sarahí Espinoza Salamanca, dreamer o soñadora mexicana que ha alcanzado niveles de liderazgo entre los jóvenes migrantes por ser la creadora de una aplicación conocida como “Dreamers Roadmaps”, a través de la cual jóvenes indocumentados pueden buscar y aplicar para becas universitarias.

“El DACA —el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia a Estados Unidos— ha sido una gran oportunidad para mostrar lo útil que puede ser dar un camino a casi un millón de jóvenes indocumentados”, dice Sarahí, refiriéndose al programa como un pequeño laboratorio que muestra el bien que podría hacer el legalizar a los más de 11 millones de migrantes sin papeles que trabajan de manera honesta en el país.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a través del fiscal general Jeff Sessions, anunció el pasado 5 de septiembre el fin del DACA, que protege a casi 800 mil jóvenes de la deportación, y pidió al Congreso de su país que en un lapso de seis meses busque alternativas de ley que permitan a estos migrantes quedarse y no ser deportados.

Sin embargo, los dreamers no están dispuestos a volver a esconderse en las sombras y están decididos a dar la batalla para que el Congreso de EU promulgue una ley que los proteja definitivamente.

“Es muy doloroso lo que está pasando, pero si sabemos aprovechar este momento como una gran oportunidad podemos conseguir algo mejor. Tenemos que lograr que quienes votan y son nuestros familiares y amigos, llamen constantemente a sus congresistas para que se cree una ley que nos proteja de una vez por todas y que ningún presidente pueda cancelarla nada más porque sí”, señala la activista a EL UNIVERSAL.

Sarahí, quien llegó a EU cuando tenía cuatro años, fue reconocida en el programa “Forbes 30 Under 30” como una mujer preocupada por su comunidad en el sector de educación, a partir de la aplicación que creó. Ganó también el premio “Positive Impact Award”, de Hispanicize, que le dio 100 mil dólares.

“No sólo es motivante, es un combustible para seguir adelante porque podré invertir este dinero en mis propias ideas”, dice esta joven a la que el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) podría detener y encarcelar sólo por no tener papeles legales.

Mientras, ella sigue pensando en hacer el bien. “Voy a agregar a mi aplicación también guías para que los indocumentados puedan encontrar opciones de salud, legal y para su economía familiar”, asegura, sin pensar en lo que pueda depararle el futuro. “Como siempre digo, el que quiere puede y la verdad, no estoy esperando que nada malo me suceda”, afirma.

Carlos Méndez, cineasta y dreamer de origen mexicano, relata que tras la decisión del presidente Donald Trump de poner fin al DACA “todo ha sido, de verdad, como una película de terror, pero con un guión real y una serie de emociones encontradas reales”.

Sin embargo, agrega, “los guiones, por muy reales que sean, también pueden modificarse. Es el momento en que debemos dejar el anonimato y con cara, nombre y apellido debemos luchar para conseguir una reforma, una ley que nos proteja y dejemos esta forma de vida, donde el miedo se apodera de nosotros por cualquier cosa y no sabemos lo que vaya a suceder o cuál vaya a ser el final de nuestra historia en este país. No podemos vivir más así en este país”, asegura a este diario.

Para Carlos, Guillermo del Toro es uno de sus directores de cine favoritos, y detalla, “me identifico mucho con él, sus personajes tan particulares y a veces siento como si cada uno de nosotros —los dreamers e indocumentados en general— fuéramos vistos por los antiinmigrantes como personajes extraños en este país.

“Somos de aquí, igual que ellos o quizás hasta más, porque la mitad del territorio estadounidense alguna vez fue mexicano”, asegura.

Tanto Sarahí como Carlos están muy enojados con lo sucedido. “Me molesta que nos traten como si fuéramos unos extraños”, dice ella. “Aquí crecimos, aquí estudiamos, aquí nos preparamos, somos de aquí [de EU]”, asegura.

Carlos critica que “Trump no haya tenido ni siquiera el valor de dar la cara para hacer el anuncio —del fin del DACA—; ahí mandó a uno de sus empleados a hacerlo. Pero además, lo que molesta más es que no hay una razón o explicación o algo verdaderamente de peso para haberlo hecho, sólo que lo prometió en su campaña. ¿No es eso demasiado absurdo, inhumano?”, se pregunta.

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