El número de víctimas mortales por la explosión de un camión ocurrida el sábado en la capital de Somalia aumentó a por lo menos 231 personas y más de 275 heridos. Es el atentado más mortífero en la nación y se prevé que el número de fallecidos aumente.

Un día después del ataque, que ocurrió en una de las calles cercana a la zona de los ministerios, los hospitales estaban desbordados y muchos cuerpos en las morgues no habían sido identificados.

El gobierno de Somalia decretó tres días de luto nacional y responsabilizó del atentado al grupo Al Shabaab, vinculado con Al-Qaeda, el cual ha permanecido en silencio.

A principios de este año Al Shabaab prometió continuar con los ataques luego de que el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario de Somalia anunciaran nuevos operativos militares contra el grupo.

Los médicos luchaban ayer por tratar de salvar a cientos de víctimas gravemente heridas, muchas con quemaduras que los han dejado irreconocibles. “Esto es realmente horrendo, nunca habíamos visto algo así”, dijo el médico Mohamed Yusuf, director del hospital Medina.

Las sirenas de ambulancias se escuchaban por toda la ciudad un día después de la explosión y las familias desoladas deambulaban entre los escombros de edificios en busca de parientes desaparecidos.

“En los 10 años que llevamos como rescatistas en Mogadiscio no habíamos visto algo como esto”, tuiteó el servicio de ambulancias Aamin.

El presidente Mohamed Abdullahi Mohamed declaró tres días de luto y se unió a miles de personas que respondieron a una petición desesperada de los hospitales a la población para donar sangre a las víctimas. “Estoy suplicando a todos los somalíes a que vengan y donen”, expresó.

La ciudad de Mogadiscio suele ser objeto de ataques por parte de grupos como Al Shabaab; sin embargo no había presenciado una de esta magnitud. “A ellos no les importan las vidas del pueblo somalí, madres, padres e hijos”, afirmó el primer ministro Hassan Ali Khaire. “Han atacado el área más poblada de Mogadiscio y sólo han matado a civiles”.

Rescatistas buscaban a sobrevivientes atrapados bajo los escombros del Hotel Safari, que fue destruido en su mayor parte y se encuentra cerca de la cancillería de Somalia.

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