Washington.— El senador republicano John McCain, quien falleció el 25 de agosto, fue sepultado ayer en el cementerio de la Academia Naval de Annapolis, en Maryland, después de cinco días de homenajes póstumos en Arizona y Washington.

La ceremonia privada en Annapolis, a la que acudieron sus familiares y amigos cercanos, fue el último acto por la muerte de McCain planeado por él mismo durante los últimos meses, después de conocer la gravedad de su cáncer cerebral.

El veterano de la Guerra de Vietnam fue sepultado por petición propia al lado del almirante Chuck Larson, con quien se graduó en 1958 en esa academia y formó una amistad que duró hasta 2014, cuando Larson murió de neumonía.

El senador pidió ser enterrado en Annápolis en vez del Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia, a las afueras de Washington, un lugar generalmente reservado para veteranos y personalidades destacadas.

Entre las personas que hablaron durante la ceremonia de despedida estuvieron su hijo Jack McCain, piloto de helicópteros de la Marina; el senador Lindsey Graham, republicano y el amigo más cercano de McCain en el Senado, así como el general David Petraeus.

Cientos de personas, varias portando banderas estadounidenses, escoltaron el paso de la caravana funeraria de Washington a Annapolis.

El fallecido republicano decidió desde los lugares de celebración, hasta la música que sonaría en cada momento, pasando por la lista de invitados y las personas autorizadas para hablar, a las que llamó personalmente para pedirles que participaran en su servicio fúnebre, según confirmó el ex presidente Barack Obama.

Los honores fueron primero en Arizona, donde inició su carrera política después de que se retiró de la Marina; luego, en el Capitolio, sede del Congreso en Washington, y finalmente en la catedral de la capital Federal, el sábado, para los funerales nacionales.

Los ex presidentes George W. Bush y Barack Obama le rindieron un fuerte homenaje, celebrando su capacidad para sobrepasar las diferencias políticas, contrariamente al actual mandatario Donald Trump, quien fue el gran ausente a petición del propio McCain.

“Gran parte de nuestra política, nuestra vida pública, nuestro discurso público puede parecer pequeño y mezquino”, dijo Obama. “Es una política que pretende ser valiente y dura, pero de hecho nace con miedo. John nos pidió que fuéramos más grandes. Nos llamó a ser mejores que eso”, añadió.

Por su parte, George W. Bush calificó a su rival de 2000 para la nominación presidencial del Partido Republicano como amigo: “La voz de John siempre vendrá como un susurro sobre nuestro hombro: somos mejores que esto, Estados Unidos es mejor que esto”, dijo.

Pero fueron los comentarios de Meghan McCain los que más reprendieron a Trump, quien se había burlado de su padre por haber sido capturado en Vietnam. Con la hija de Trump, Ivanka, en la audiencia, la hija de McCain lanzó una andanada contra el presidente: “La América de John McCain no tiene necesidad de volver a ser grande, porque Estados Unidos siempre fue grandioso”.

John McCain dijo que no quería que el inquilino de la Casa Blanca asistiera a sus exequias, un recordatorio final de la mutua antipatía que existió entre los dos políticos.

Como señal de esta enemistad, Trump salió el sábado de la Casa Blanca para jugar un partido de golf en Virginia, al mismo tiempo que se desarrollaban los funerales.

La carrera militar y la vida de McCain estuvieron marcadas por un periodo que comenzó el 26 de octubre de 1967, cuando tenía 31 años.

Su avión fue derribado sobre Hanoi y fue prisionero de guerra cinco años y medio en Vietnam, donde fue sometido a torturas físicas y mentales.

A su regreso a EU, la popularidad de McCain subió de manera exponencial y recibió numerosos homenajes, además de la condecoración militar del corazón púrpura, el reconocimiento más alto para un veterano o fallecido en combate.

Con el entierro concluye una semana de homenajes.

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