La zona costera de Texas se encontraba cada vez más aislada el miércoles, a medida que las lluvias causadas por la tormenta Harvey inundaban las carreteras y alcanzaron un albergue donde sobrevivientes se habían alojado.

Unos 100 refugiados estaban en el Bowers Civic Center de Port Arthur cuando se inundó, dijo el jefe policial Marcus McLellan. La mayoría subieron a las gradas elevadas, pero sus pertenencias quedaron en el piso abajo sumergidas bajo agua.

"La gente empezó a llegar al refugio el lunes”, dijo McLellan, “y ahora tenemos toda esta agua que nos está entrando y hay un canal afuera que está rebasado”.

Por lo menos 20 personas han muerto debido a la tormenta y unas 13 mil han sido rescatadas, y miles más aún están tratando de salir de sus viviendas inundadas en la zona de Houston. Las debilitadas represas estaban en riesgo de reventar, y aunque Harvey se encontraba debilitado, seguía siendo bastante potente.

Harvey tocó tierra como huracán de categoría 4 el viernes, y permaneció sobre la costa del sudeste de Texas por cinco días como tormenta tropical arrojando una cantidad sin precedente de lluvia sobre la zona metropolitana de Houston, la cuarta ciudad más grande del país. El miércoles por la mañana volvió a entrar en tierra, adentrándose por Cameron, en el sudoeste de Luisiana arrojando nutridas lluvias que se pronostica avanzarán hacia el norte quizás hasta Missouri, Tennessee y Arkansas. Pero por lo menos finalmente se vaticinaba algo de sol para Houston.

Las autoridades esperan que la cifra de afectados siguiera subiendo, tanto en muertos como en decenas de miles de personas sin hogar tras la catastrófica tormenta, que ya es el sistema tropical que más precipitaciones ha dejado en la historia de Estados Unidos. En total, más de 17 mil personas han acudido a refugios en Texas, y el número parecía ir en aumento, según Cruz Roja de Estados Unidos.

El refugio más grande de Houston acogía a 10 mil de los desplazados -el doble de su capacidad inicial- y el martes abrieron dos grandes instalaciones más para recibir a los que no cabían.

El gobernador de Louisiana se ofreció a acoger a víctimas de Harvey en Texas y el telepredicador Joel Osteen abrió su gran iglesia en Houston, un antiguo estadio de 16 mil asientos, después de recibir críticas en medios sociales por no actuar para ayudar a los desplazados por la tormenta.

En aparente respuesta a los reportes ocasionales de saqueos, se impuso un toque de queda de la medianoche a las 5 de la madrugada y la policía dijo que los infractores serían interrogados, registrados y detenidos.

En Port Arthur , cerca de la frontera con Luisiana, la jefa policial del condado Jefferson, Zena Stephens , dijo a la emisora KFDM-TV que las cuadrillas de rescate estaban teniendo dificultades para llegar a los habitantes debido a la magnitud de las inundaciones.

El alcalde de Port Arthur , Derrick Freeman , colocó un mensaje en su página de Facebook diciendo que “la ciudad está ahora bajo agua pero iremos a rescatarlos”. Recomendó a los vecinos que se colocaran en terreno alto pero evitaran quedar atrapados en áticos.

McLellan informó el miércoles que la ciudad y sus alrededores están quedando aislados debido a que las carreteras de acceso están inundadas. Hablando en la vecina Beaumont, donde ha permanecido por más de 24 horas debido a las inundaciones, dijo que las vías en dirección este hacia Luisiana siguen abiertas, pero llevarán directo a la zona de impacto de Harvey.

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