. Pese a que se ha convertido en una batalla prioritaria de los gobiernos, el tráfico de armas se expande en el mundo. Ya sea de las tiendas en Estados Unidos a los cárteles mexicanos de la droga; o de éstos a mafiosos en Latinoamérica, o de los países balcánicos, o de una simple impresora 3D, el armamento traficado alimenta la violencia y está íntimamente relacionado con el mundo de la delincuencia y las drogas. Cortar las rutas parece misión imposible.

EU, el principal proveedor

Por: Max Aub

Miami. Estados Unidos encabeza la lista de proveedores de armas a nivel mundial, en el ámbito legal; sin embargo, es también uno de los máximos vendedores de armas que terminan en manos del crimen organizado, los cárteles de la droga, gobiernos corruptos y células dedicadas a realizar “trabajos” fuera de la ley.

No hay que ir muy lejos para adquirir un arma en la Unión Americana; por todo el país existen grandes y poderosas cadenas de armerías, aunque los estados del sur, como Arizona, Texas y California son los más visibles en esta actividad ilícita, debido a su cercanía a la frontera con México y a las leyes estatales que facilitan la compra de armamento, con escasos requisitos. Una vez fuera de las tiendas, las armas cambian de manos con enorme facilidad, terminando en manos de cárteles de la droga para sus ajustes de cuentas y enfrentamientos con las fuerzas del gobierno, a las que llegan a superar en calidad de fuego.

Cifras de la Secretaría de Defensa de México revelan que desde 2018, se han encontrado en poder de los cárteles unas 221 ametralladoras automáticas, 56 lanzagranadas y una docena de lanzacohetes que, originalmente, pertenecieron al ejército de Estados Unidos pero que, al recibir las fuerzas armadas del vecino país armas más nuevas, las viejas terminan en tiendas comerciales, de donde salen para terminar en manos criminales.

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La propia Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés), reconoce que más de la mitad del arsenal ligado a actividades criminales que logra ser recuperado, tiene su origen en Estados Unidos. En el caso de México, la cifra se acerca a 70%; en el Caribe, dona 80%.

El gobierno de México alega que las armerías estadounidenses como Smith & Wesson, Sturm, Ruger & Co, Beretta; Barret, Colt’s y Glock son perfectamente conscientes de que muchos de sus productos terminarán utilizadas para la comisión de delitos en México, principalmente a manos de los cárteles. Por eso emprendió una demanda en 2021, exigiéndoles rendición de cuentas y el pago de 10 mil millones de dólares por su responsabilidad en el tráfico de armas; alega que, anualmente, se trafican más de 500 mil armas desde Estados Unidos hacia México. De ese total, más de 68% son fabricadas por las ocho empresas demandadas. Un tribunal de apelaciones estadounidense anuló una decisión de una corte menor de desechar la demanda, dándole nueva vida a los alegatos mexicanos.

¿Cómplices del tráfico de armas?

“Uno de los obstáculos gigantescos que tienen los defensores de la paz y el no uso de armas de fuego, son las agrupaciones proarmas y los lobistas, quienes desempeñan un papel crucial al influir en los legisladores para mantener el apoyo a los derechos de posesión y uso de armas”, conforme a la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, señala el abogado Jaime Ortiz. Se trata de organizaciones tan poderosas como la National Rifle Association (NRA), el lobby más poderoso del país, y al que ni demócratas ni republicanos osan desafiar.

El surgimiento de las armas “fantasma” o 3D, que carecen de todo registro, complica todavía más el panorama y el rastreo del origen del armamento que termina involucrado en crímenes en México y otros países.

¿A dónde van las armas clandestinas?

De acuerdo con reportes de las diversas agencias de seguridad estadounidenses, el tráfico ilegal de armas desde Estados Unidos hacia diferentes partes del mundo representa un desafío significativo para la seguridad global, ya que afecta especialmente a regiones donde el estado de derecho es frágil y las tensiones son altas.

América Latina y el Caribe es uno de los destinos más prominentes para las armas traficadas ilegalmente desde Estados Unidos. Países como México, Guatemala, Nicaragua y Honduras sufren de altas tasas de violencia del narcotráfico, las pandillas y el crimen organizado, donde las armas de fuego de origen estadounidense son clave para el control territorial.

Sin embargo, países como Siria, Irak y Yemen, en Medio Oriente, también han visto cómo las armas de fuego estadounidenses entran en sus fronteras a través de redes de contrabando. Estas armas son adquiridas tanto por grupos insurgentes como por milicias privadas, contribuyendo a prolongar los conflictos armados y desestabilizar aún más la región.

En la llamada África Subsahariana, en los países con conflictos armados o tensiones políticas elevadas, como Sudán del Sur, Somalia y Nigeria, las armas estadounidenses son traficadas para equipar tanto a grupos rebeldes como a fuerzas paramilitares. Estas armas exacerban conflictos locales, facilitan la violencia sectaria y empoderan a grupos terroristas como el de Boko Haram.

Quiénes Compran

Las organizaciones criminales, desde cárteles de la droga hasta redes de tráfico humano, utilizan estas armas para proteger sus operaciones ilícitas, expandir sus territorios y ejercer control sobre las poblaciones locales. Muchas veces una misma organización ejerce diversas actividades criminales.

El caso de México es particularmente especial, ya que los cárteles de la droga se han alimentado de armamento estadounidense sin que nadie se los impida. “Según reportes de agencias de seguridad en la Unión Americana, los miembros de los cárteles suman alrededor de 40 mil elementos, perfectamente pertrechados con armas, municiones y demás implementos tipo militar” confirma Ortiz.

También hay grupos insurgentes y terroristas que buscan crear caos; así como combatir contra gobiernos establecidos, realizar actos de terrorismo y reforzar su presencia en regiones clave.

Están las milicias privadas y guardias de seguridad de corporaciones, quienes apoyan a grandes empresas y trasnacionales o gobiernos que no puede proveer seguridad adecuada. Estas entidades adquieren armas ilegalmente para proteger infraestructuras críticas, minas, plantaciones y otros activos.

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En Estados Unidos existen grandes y poderosas cadenas de armerías. Foto: especial | ATF
En Estados Unidos existen grandes y poderosas cadenas de armerías. Foto: especial | ATF

AL: AFÁN DE LUCRO DOMINA EL NEGOCIO

Por: José Meléndez/Corresponsal

San José. Las redes de América Latina y el Caribe del contrabando de órganos, maderas, bienes arqueológicos y animales silvestres y de minería ilegal, pesca pirata, robo de vehículos y otras modalidades de mediana y de alta intensidad del crimen organizado local, nacional y transnacional acostumbran acudir —por separado— a los proveedores clandestinos de armas de fuego de los traficantes de seres humanos y de drogas.

Amigos o enemigos, socios o rivales, cómplices o adversarios, aliados o competidores, compinches o contrincantes, las cadenas de la delincuencia saben que los traficantes de armas solo tienen el afán de lucro ilícito y tampoco otorgan a nadie el rango de cliente exclusivo: el que dispone de dinero para poder pagar, puede comprar lo que desea pedir en los mercados ilegales… y en los legales.

Ecuador, que se afianzó como un grave foco del crimen organizado internacional, en especial del narcotráfico del sur al norte de América, confirmó este año una sospecha que surgió en 2022: la Fábrica de Armas y Municiones del Ejército de Perú (FAME) se convirtió en fuente vital de abastecimiento de armamento de las mafias ecuatorianas, que operan en asocio con los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La Policía Nacional de Ecuador reveló que los fusiles de asalto y granadas usados el 9 de enero anterior por un comando de 13 delincuentes ecuatorianos para ocupar un canal de televisión de ese país, al desatarse una oleada nacional de violencia y muerte, tienen el sello que Perú asigna a sus Fuerzas Armadas (FFAA) y su Policía Nacional (PNP).

Tras las denuncias de Quito, el teniente general peruano Víctor Zanabria, comandante general de la PNP, aclaró en conferencia de prensa que en las décadas de 1980 y 1990, cuando Perú sufrió un alud terrorista comunista, “hemos tenido una gran pérdida de armamento por las acciones subversivas. Estas han quedado en manos de traficantes”.

Entrevistado por Punto Final, un medio periodístico peruano, Zanabria alegó que el armamento de la PNP fue comprado en el decenio de 1960 y que “no hablemos que tenemos mucha modernidad”.

No obstante, datos del (no estatal) Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés) obtenidos por EL UNIVERSAL mostraron que Perú importó “artillería” por 134 millones de dólares de 1967 a 2022 y que la más reciente compra, por 13 millones de dólares, ocurrió en 2015. SIPRI no reportó adquisiciones de 1950 a 1966.

Zanabria reconoció al medio peruano que el arsenal más moderno de los mafiosos ecuatorianos procede de canales legales, porque las deficiencias sobre posesión y manejo de armas para civiles facilitan que puedan comprarlas, extraviarlas y volver a adquirir otras. Ecuador limita al este y al sur con Perú, segundo productor mundial de cocaína después de Colombia.

Los diarios digitales ecuatorianos Ojo Público, Vistazo y Código Vidrio revelaron el mes pasado que el 52% de los explosivos incautados en Ecuador en 2023 ingresó desde Perú y con la marca de FAME.

En una proyección de 2022 a 2025, la Oficina de la Organización de Naciones Unidas sobre las Drogas y el Delito (ONUDD) propuso “una iniciativa regional específica” para fortalecer las capacidades normativas y operativas al enfrentar delitos ambientales: pesca pirata, minería ilícita y tráfico de vida silvestre, bosques y residuos.

“Todos estos mercados criminales suelen estar altamente coordinados en la región y utilizan las mismas redes y facilitadores involucrados en el tráfico de armas de fuego y drogas”, planteó.

El nexo de militares y policías corruptos en tráfico de armas extraídas de almacenes castrenses y policiales y vendidas a guerrilleros comunistas, paramilitares derechistas, narcotraficantes y otras estructuras irregulares apareció en el siglo XX y pasó al XXI.

Policías y militares corruptos de Centroamérica abastecieron de armamento en el siglo XXI a las pandillas criminales o maras (Salvatrucha y 18) de Honduras, Guatemala y El Salvador, con presencia en México, Estados Unidos y Europa y en un enjambre de acopio de armas y municiones que involucró a filiales de los cárteles mexicanos desplegados en la zona.

La Fuerza Armada de El Salvador desbarató en 2013 un contrabando de 213 granadas antitanques M90 sustraídas de bodegas militares salvadoreñas para ser transportadas a México por el cártel mexicano de Los Zetas. Las granadas, de exclusivo uso castrense, fueron decomisadas en una pieza subterránea en la zona fronteriza con Guatemala.

La Policía Nacional Civil de Guatemala capturó en 2014 a dos mafiosos mexicanos en las afueras de la capital guatemalteca con un lanzacohetes RPG-7, un lanzagranadas M72A-3, dos lanzagranadas antitanques, escopetas, fusiles de asalto (uno con lanzagranadas incorporado) y gran cantidad de granadas de fragmentación, armas ligeras y municiones.

La Policía Nacional de Honduras reveló en 2014 que Los Zetas reforzaron con armas de fuego el poder criminal de las maras en sicariato, extorsión, narcomenudeo y otros delitos.

En un operativo de dos policías corruptos y delincuentes, unos seis hombres armados, vestidos de negro y encapuchados irrumpieron un sábado de madrugada de 2021 a la Escuela de Policía de Costa Rica, en el área del Caribe, en un falso asalto y una extraña coincidencia: sin estudiantes… porque se les dio libre.

Tras neutralizar a dos policías y con dos de rehenes, obligaron a los cuatro a abrir los armarios y sustrajeron 16 fusiles, 10 subfusiles, 15 pistolas, balas, cargadores, chalecos antibalas y radios de comunicación. Todo fue recuperado al día siguiente en una casa del sector.

La disolución en 2017 de la guerrilla comunista de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al firmar la paz con el gobierno colombiano en 2016, atizó el tráfico ilícito de armas. Antes de desmovilizarse, una parte de los pertrechos bélicos de las FARC fue vendida a aparatos criminales, escondida en buzones o dejada en poder de los bloques de esa insurgencia que rechazaron la paz.

Armas producidas en Estados Unidos, Brasil, Europa y Asia y municiones manufacturadas en México apertrecharon en el siglo XXI al crimen organizado americano.

En su radiografía, ONUDD desnudó el impacto de las armas en la zona. La mayor parte (37%) de los homicidios intencionales en el mundo, explicó, fue registrada en las Américas, “aun cuando en la región vive menos del 8% de la población mundial. La presencia de armas de fuego ilícitas agrava aún más el impacto de la violencia, con un estimado de 75% de homicidios cometidos con armas de fuego (en el área), cifra significativamente superior al promedio en el mundo (54%)”.

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Soldados, al entrar en la cárcel en Turi, Ecuador, en enero pasado. Militares y policías intervinieron en varias prisiones del país sudamericano en busca de armas, municiones, explosivos y para restablecer el orden. Foto: AP

EL MERCADO NEGRO EUROPEO

Por: Inder Bugarin/Corresponsal

Bruselas. En Europa, aunque una investigación realizada por Matteo Dressler, Nils Duquet y Julia Eckelmann del Instituto Flamenco para la Paz (VVI por sus siglas en flamenco), determinó que la mayor parte de las armas de fuego ilícitas son resguardadas sin intenciones delictivas, la Europol determinó en un reporte desclasificado en octubre pasado que “el uso delictivo de armas de fuego, incluidas las automáticas, por parte de grupos del crimen organizado involucrados en los mercados europeos de drogas parece aumentar. El uso de la violencia relacionada con el tráfico de drogas, cocaína y cannabis en particular, ha aumentado en los últimos años, y la disponibilidad de armas de fuego y explosivos es un facilitador clave para esta violencia”.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) estima que las armas de fuego ilícitas en la UE son en su mayoría escopetas, alrededor del 30%, seguido por pistolas, rifles y ametralladoras 22%, 15% y 8%, respectivamente.

La UNODC sostiene que 28% de las incautaciones de armas de fuego en Europa se producen en un contexto del tráfico de drogas, cifra que escala hasta 44% en algunos Estados miembros.

Los expertos coinciden que la demanda ilícita es el motor impulsor del tráfico. Los datos sobre incautaciones muestran que están en manos de narcotraficantes, organizaciones mafiosas, bandas de motociclistas, ladrones y terroristas. También llegan a pandillas, usureros, delincuentes dedicados a la explotación sexual y sicarios. Igualmente son traficadas con fines no delictivos, por ejemplo, por coleccionistas y sujetos que las consideran “trofeos” o una forma de “status”.

Las armas se venden dentro y fuera de las fronteras nacionales, y “ahora es más fácil que en el pasado gracias a Internet”, indica el VVI.

Sólo en febrero del año pasado, bajo el código de Conversus, bajo el liderazgo de la policía rumana y la participación de 30 países, en una operación de cuatro días fueron retiradas del mercado negro europeo mil 631 armas, 24 mil 475 cartuchos, seis granadas, 276 kilos de dinamita y 299 detonadores. La operación incluyó el cateo de 143 propiedades y el arresto de 22 individuos. El clan especializado en importación de armamento letal, tenía en Bulgaria su punto de venta y de allí diseminaba el armamento por la Unión Europea y más allá.

Las fuentes de suministro de armas europeas son variadas. Algunas proceden del desvío de cadenas de suministro legales, otras son fabricadas o ensambladas ilegalmente en la UE mediante el uso de nuevas tecnologías, como impresión 3D.

Otras son convertidas a partir de dispositivos rudimentarios o que originalmente son incapaces de expulsar un proyectil con capacidad letal, las llamadas “fantasma” o “caceras”, equipo cada vez más popular por cuestiones de costo y logística, son económicas y más fácil de adquirir en comparación al equipo convencional.

Fuera de las fronteras de la Unión, Albania, Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y Kosovo, son las principales fuentes de suministro; heredaron enormes cargamentos de las sanguinarias guerras de los 90 que condujeron a la desaparición de lo que un día fue Yugoslavia. Small Arms Survey estima que circulan entre 3.6 y 6.2 millones de armas en una población de 25 millones.

Otras fuentes importantes son los antiguos satélites soviéticos y Turquía, que tiene una fuerte industria armamentista. Ucrania es otro foco de preocupación por la enorme cantidad de armamento que está circulando como consecuencia de la guerra con Rusia.

Con base a los decomisos, UNODC afirma que las armas “made in UE” son las más traficadas al interior de Europa; en parte, porque las mercancías pueden circular libremente internamente. Señala que algunas se desvían y llegan a Norteamérica, Sudamérica y América Central, así como el Caribe, Asia, África y Oceanía.

“Si bien tradicionalmente el mercado de armas de fuego ilícitas en la UE ha sido un mercado "cerrado", con acceso limitado para personas que carecen de amplias conexiones criminales, esto está cambiando debido al contrabando transfronterizo desde países post-conflicto, el aumento del tráfico en línea y la disponibilidad de armas fáciles de convertir”, sostiene un análisis elaborado por Ann Neville, del Servicio de Investigación del Parlamento Europeo.

“Como resultado, ahora los delincuentes de bajo nivel y terroristas con las conexiones adecuadas pueden disponer con mayor facilidad de una variedad de armas de fuego “.

Inquieta además la proliferación de “pools delictivos”, es decir, “puntos clandestinos” en donde delincuentes pueden alquilar armas de fuego para usarlas en actividades específicas.

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