Myanmar y Bangladesh llegaron ayer a un acuerdo para permitir el retorno de los refugiados musulmanes rohingya que huyeron de la provincia birmana de Rajine al país vecino, confirmaron los dos países.

Representantes de las dos naciones firmaron un acuerdo en la capital birmana, Naipyidó, tras un encuentro previo de la líder birmana, Aung San Suu Kyi, y el ministro de Exteriores de Bangladesh, Abul Hasan Mahmood Ali.

El proceso de repatriación comenzará en dos meses, señaló el Ministerio de Exteriores de Bangladesh.

El acuerdo afecta a los en torno a 620 mil rohingyas que huyeron desde finales de agosto de Rajine ante los disturbios desencadenados por ataques de milicianos, a los que siguió una operación del Ejército de Myanmar. Los refugiados denunciaron violaciones, asesinatos e incendio de las viviendas por parte de las fuerzas de seguridad. La ONU habló de “limpieza étnica”, algo que niega el gobierno birmano.

Según un comunicado del Ministerio de Exteriores de Myanmar publicado en Facebook, los dos países, que negociaban desde el miércoles, firmaron también acuerdos fronterizos que establecen el río Naf como frontera.

Sin embargo, al parecer existen diferencias sobre el marco temporal para implementar los acuerdos, informó el diario de Bangladesh, Dhaka Tribune, citando al Ministerio de Exteriores.

Al parecer, Myanmar se niega a establecer un límite de tiempo para las repatriaciones mientras Bangladesh quiere completarlas en el plazo de un año.

Los dos países acordaron crear un grupo de trabajo conjunto a nivel de secretarios de Exteriores, según el diario. Otros medios apuntaron que Bangladesh enviará en primer lugar documentación personal sobre los refugiados al país vecino.

Lo que no está claro es que los rohingya vayan a querer volver voluntariamente después de que sus pueblos fuesen quemados y sus familiares asesinados.

La oficina de Suu Kyi, sin embargo, criticó que los países occidentales y la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) “retrataron la cuestión como un asunto internacional al aprobar resoluciones en la ONU”, cuando en realidad se trata de un asunto bilateral.

La ONU considera la crisis humanitaria de los rohingya como la que más rápidamente se está extendiendo en el mundo en la actualidad y considera fundamental para su resolución que Myanmar acceda a aceptar el regreso de los refugiados.

Estados Unidos se pronunció también la víspera al respecto y acusó esta semana a Myanmar de llevar a cabo una “limpieza étnica”.

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