La Cámara de Comercio de Estados Unidos advirtió ayer al gobierno del presidente Donald Trump que retirarse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sería una “debacle política y económica” que le costaría al país cientos de miles de empleos.

En declaraciones a periodistas, John Murphy, alto directivo de la cámara comercial, dijo que ésta trabajará para recabar apoyo al acuerdo y oponerse a la dura exigencia del gobierno de que Canadá y México hagan concesiones.

El gobierno de Trump, que amenaza con retirarse del TLCAN si los tres países no pueden llegar a un acuerdo sobre cambios de amplio alcance que favorezcan los intereses estadounidenses, respondió.

“El presidente ha afirmado claramente que el TLCAN ha sido un desastre para muchos estadounidenses, y lograr sus objetivos requiere cambios sustanciales”, dijo Emily Davis, portavoz de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos. “Desde luego que a estos cambios se opondrán cabilderos y asociaciones comerciales arraigadas en Washington. Siempre hemos sabido que drenar el pantano generaría controversia en Washington”.

La cuarta ronda de renegociación del TLCAN, que entró en vigor hace 23 años, está programada para la próxima semana en la capital estadounidense. Las primeras tres rondas de conversaciones versaron en su mayor parte en torno a asuntos sobre los que no hay desavenencias. Pero se prevé que en la cuarta ronda se ingrese a un terreno más difícil.

El tratado eliminó la mayoría de los aranceles entre Estados Unidos, Canadá y México, y llevó a un fuerte incremento en el intercambio comercial entre los tres países. Las exportaciones agrícolas estadounidenses aumentaron enormemente. Los fabricantes en Estados Unidos trasladaron la producción _y los empleos_ al sur de la frontera para aprovechar la barata mano de obra mexicana. Con ello, desarrollaron complejas cadenas de suministro que cruzan las fronteras del TLCAN.

Antes de que la renegociación comenzara en agosto, muchas empresas y grupos agrícolas esperaban que el gobierno de Trump se contentaría con hacerle ajustes al tratado, en lugar de salirse de él. Por ejemplo, actualizándolo para que también abarque el comercio electrónico. Pero el representante comercial estadounidense, Robert Lighthizer, declaró desde el principio que Estados Unidos no se daría por satisfecho sólo con cambios menores a un tratado que Trump ha tachado de desastre.

Expertos temen que Trump lleve las cosas al límite en el TLCAN para distraer la atención de otros problemas, como la intromisión rusa en las elecciones de 2016.

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