El potente huracán Irma pierde fuerza a medida que avanza por la costa oeste de Florida (Estados Unidos) hacia el norte, pero a su paso ha dejado inundaciones, devastación en los Cayos y la amenaza de peligrosas marejadas.

Irma bajó a categoría 2 cerca de Naples, pero sigue representando una amenaza no sólo por los fuertes vientos sino por las inundaciones que genere una marejada ciclónica que se espera inmediatamente después de que el ojo del huracán pase por la zona.

Hasta el momento sólo se ha informado de la muerte de tres personas en Florida, pero las autoridades han advertido de que los Cayos sufren una “crisis humanitaria”.

Tras azotar el sur de la península, el ciclón se dirigió hacia el norte-noroeste, donde impactó en la ciudad costera de Naples, conocida como “el paraíso de los millonarios” y ubicada a 190 kilómetros de Miami.

Irma se desplaza hacia el norte y es posible que por la noche se mueva al norte-noroeste con un incremento de velocidad en su ruta hacia el suroeste del estado de Georgia, a donde llegaría hoy por la tarde, indicó el Centro Nacional de Huracanes.

Antes de la llegada del huracán, las autoridades de Florida ordenaron la evacuación de 6.3 millones de personas, casi un tercio de la población del estado.

Prevén destrucción en los Cayos. El Departamento de Emergencias del condado de Monroe, al que pertenecen los Cayos, anunció que va en camino a la zona una gran misión de auxilio que incluye “equipos mortuorios de desastre”.

Las tres muertes confirmadas hasta ahora ocurrieron en accidentes de tráfico, una de ellas, la de un hombre en los Cayos que perdió el control de su camioneta por los fuertes vientos. Los otros dos fallecidos son la sheriff adjunta del condado de Hardee y un sargento del departamento de correcciones del estado, quienes chocaron con sus vehículos en un momento de lluvias y vientos severos.

Se teme que la cifra de muertos aumente una vez que inicien los trabajos de los equipos de socorro.

La Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) advirtió el sábado de que no habría ningún lugar seguro en los Cayos, por lo que quienes se quedaran en la zona pese a la orden de evacuación estarían “por su cuenta” hasta que puedan llegar de manera segura los equipos de rescate, lo que no será inmediato.

Aún es pronto para un balance de los daños materiales ocasionados por Irma, pero entre sus consecuencias se cuentan ya la pérdida de electricidad en alrededor de 3 millones de inmuebles (27% del estado), así como el colapso de dos grandes grúas de construcción en el Downtown de Miami y un techo arrancado en un edificio de un barrio cercano.

Esos incidentes, que no han dejado heridos, se suman a la caída de árboles y las vías anegadas, una situación que se prevé que empeore con el aumento progresivo del nivel del mar al paso del fenómeno meteorológico.

El gobernador de Florida, Rick Scott, ha dicho que esa es “la mayor preocupación” y los reporteros de las grandes cadenas nacionales insisten en que quien más mata en los huracanes no es el viento sino el agua, para que los ciudadanos no se confíen y eviten salir a la calle. Por eso, el condado de Miami-Dade impuso un toque de queda desde ayer a las 19:00 hora local hasta hoy a las 7:00 horas; la ciudad de Miami hará lo mismo comenzando una hora antes.

El presidente Donald Trump anunció ayer que visitará Florida “muy pronto” y alabó la gestión que están haciendo FEMA y la Guardia Costera. En tanto, la Casa Blanca informó ayer que el presidente firmó la declaración de “gran desastre” en Florida, lo cual permitirá la llegada de fondos federales, que incluyen “subvenciones para el arrendamiento temporal y la reparación de hogares, créditos de bajo costo para cubrir las pérdidas de propiedades no aseguradas y otros programas de ayuda a particulares y propietarios de negocios para que se repongan de los efectos del desastre”.

Por su parte, el Pentágono anunció que mantiene movilizados más de 7 mil 400 efectivos para hacer frente a la emergencia.

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