Managua.— Miembros del movimiento cívico opositor de Nicaragua, que asumió el liderazgo de las masivas protestas en contra del presidente Daniel Ortega, envió un mensaje al próximo gobernante mexicano, Andrés Manuel López Obrador: “La doctrina Estrada está obsoleta”.

Convertida desde 1930 en plataforma de la política exterior mexicana, la doctrina se basó en los principios de no intervención en los asuntos internos de otros Estados y en el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos. Como secretario de Relaciones Exteriores de México de 1927 a 1932, el diplomático mexicano Genaro Estrada (1887-1937) la diseñó para definir el accionar internacional de su país.

“La doctrina Estrada está obsoleta, no cabe en el siglo XXI”, dijo el ex diplomático y académico nicaragüense Carlos Tünnermann, de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia en Nicaragua. “Correspondía a una época sin globalización ni instrumentos que los países han ratificado soberanamente, como la Carta Democrática Interamericana [de 2001] y las convenciones de derechos humanos de 1948 y de 1969”, afirmó.

Actualmente, México participa en un Grupo de Trabajo de 12 naciones que la Organización de los Estados Americanos (OEA) creó el 2 de agosto con la meta de “contribuir a la búsqueda de soluciones pacíficas y sostenibles” a la situación en Nicaragua. Ortega rechazó el bloque, lo culpó de intervencionista y manipulado por Estados Unidos y anunció que jamás será recibido en este país.

En este contexto, el político mexicano Marcelo Ebrard proclamó en julio que la política internacional de México con López Obrador retornará a la doctrina Estrada. “México va a seguir una política exterior respetuosa de la no intervención”, dijo, aludiendo, entre otros, a los casos de Venezuela y Nicaragua. El presidente electo designó a Ebrard como secretario de Relaciones Exteriores de México a partir del próximo 1 de diciembre.

Al respecto, Tünnermann advirtió, en entrevista con EL UNIVERSAL, que “un cambio de gobierno de México que decidiera separarse el grupo de los 12 y dejar atrás estos acuerdos de la OEA bajo el pretexto de que México no debe intervenir en los asuntos internos de otro país, sería una posición muy cuestionable”.

“Porque si se alegara que Ortega es un líder de izquierda y que las izquierdas de América Latina tienen que ser cautelosas con lo que sucede en Nicaragua, la realidad es que Ortega dejó de ser de izquierda hace tiempo. Ya todos los ideales desaparecieron. Aquí lo que hay es una dictadura que se vale de los peores métodos de represión como los que han usado las dictaduras de la derecha más extrema en el continente”, denunció. “Alegar que Ortega es de izquierdas es absurdo”, recalcó.

México “se ha metido al grupo de los 12”, porque “hay una obligación ética y jurídica internacional de ayudar a promover la democracia”, insistió. Carece de sustento, puntualizó, “alegar que es injerencismo o intervencionismo querer ayudar a un país a resolver una crisis humanitaria, institucional y en la que está en crisis su sistema democrático, porque la Carta Democrática dice que los pueblos de las Américas tienen derecho a la democracia y los gobiernos el deber promoverla”.

Al preguntarle qué espera de López Obrador, contestó: “Que continúe la política congruente de México, porque en Nicaragua tenemos una dictadura y ciudadanos desarmados que cívicamente quieren un cambio. Una continuidad de esa política exterior, porque no vemos razón alguna para que pueda haber un giro”.

La Alianza, reveló, busca abrir líneas de comunicación con López Obrador y su equipo.

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