La Niña identificó a la etapa fría o contraria a ese proceso, con más lluvias y descenso de las temperaturas ecuatoriales, entre otras características. Ambas fases se insertaron en el panorama del cambio climático, provocado por la intensificación del efecto invernadero ante las emisiones industriales por la quema de y otros factores.

“La sequía intensa ha impactado con mucha fuerza en las fuentes de generación a base de agua, como los embales de las hidroeléctricas. En todo esto confluye una variedad de factores. El Niño seguirá azotando todavía por varios días más”, relató Cabrera. Por las múltiples consecuencias de las severas variaciones del clima, como una de las más severas sequías en el hemisferio occidental que se prolongó y azotó con fuerzas al menos en los últimos 13 años, y por elementos administrativos, políticos o financieros en inversiones, los apagones por racionamiento resurgieron con fuerza en 2022.

Un mega apagón de varios días azotó en 2019 a la casi totalidad de Venezuela y las secuelas todavía golpean en 2024. Sin horario claro de racionamiento para los usuarios, losson cotidianos por las permanentes averías de un deteriorado servicio en un país al que se le marcó hace 50 años como potencia mundial en producción y reservas de hidrocarburos y ahora con una infraestructura en desgaste.

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Un escenario de casi tinieblas persistió en Cuba. Por eso, y con humor negro, los cubanos bromearon desde la década de 1990 que, a diferencia de países con un fluido eléctrico normal, en Cuba lo que hay son “alumbrones” de algunas horas, porque la “normalidad” son los apagones en la mayor parte del día. El panorama se agudizó desde 2021.

El régimen cubano anunció anteayer que habrá cortes frecuentes de electricidad al menos hasta finales de junio próximo por mantenimiento de estaciones termoeléctricas. Las interrupciones llegaron a cubrir hasta el 26% de Cuba esta semana en etapas de demanda máxima en el tramo tarde-noche, según fuentes oficiales.

Ecuador y Colombia, entre tanto, se precipitaron en abril de este año en una honda carencia energética con la reducción de los embalses y, al igual que Guatemala, Honduras o El Salvador en 2023 y 2024 o México esta semana con elevados consumos eléctricos y apagones, debieron recurrir a los recortes de electricidad.

San José.— Por un “error de cálculo” admitido por el gobierno de Costa Rica sobre la capacidad de las plantas hidroeléctricas frente a los fenómenos climáticos, la población costarricense quedará sometida a partir de hoy a un racionamiento de la electricidad, en una agobiante mezcla con la escasez de agua que se agudizó en 2024 en múltiples comunidades de este país famoso por su riqueza hídrica.

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Costa Rica entrará como nuevo miembro del club de América Latina y el Caribe, formado por Cuba, México, Ecuador, Colombia, El Salvador, Honduras, Guatemala o Venezuela, sumidos este año en uno de los más graves conflictos energéticos del siglo XXI. La alarma regional se encendió desde hace varios años.

Los racionamientos de electricidad, como amenaza o ya en ejecución, sofocarán todavía más a los 661 millones de latinoamericanos y caribeños agobiados por índices oficiales: masiva pobreza extrema y moderada (unos 230 millones), incontenible hambruna (unos 56 millones), inseguridad alimentaria (unos 267.7 millones), creciente inflación, incesante criminalidad y migración forzada.

“La crisis energética de América Latina y el Caribe es el resultado de la mezcla de factores internos, como corrupción, mala planificación y poca visión de las élites (políticas), y externos, como el cambio climático”, afirmó el ambientalista ecuatoriano Franklin Vega, editor del portal Bitácora Ambiental, de Ecuador.

“Los patrones de lluvia han cambiado tanto en intensidad y frecuencia que afectan cualquier predicción. El bache energético por el que pasamos en Ecuador se ha agravado por la corrupción de no prever importar gas a tiempo y abstenerse de dar mantenimiento a las centrales de generación térmica”, dijo Vega a EL UNIVERSAL. Tras subrayar que se “dejó de lado” otro tipo de generación, como eólica y solar, adujo que “lo que pasa en Ecuador es solo una muestra” de lo que ocurre en América Latina y el Caribe por “la ineficiencia, la falta de visión y la corrupción, más que por el cambio climático”.

“Lo que hacen los gobernantes es sumirnos en este subdesarrollo. Una forma sensata de medir el desarrollo en una sociedad es por la cantidad de energía de que dispone y claramente estamos saliendo en contra”, aseveró.

A consulta de este diario, el arquitecto y ambientalista guatemalteco Jorge Cabrera, exjerarca de la Secretaría Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, instancia gubernamental multilateral, advirtió, por su parte, que “lo desafortunado es que privan los factores económicos y las ganancias de las empresas y no necesariamente el bienestar de la población”. “No siempre priva la necesidad de ofrecer tarifas eléctricas accesibles a la población y, menos, ampliar la cobertura. Hay muchas áreas en América Latina y el Caribe sin cobertura en suministro de electricidad”, alegó.

Rezar por lluvia

En el caso de Costa Rica, el (estatal) Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), crucial pieza energética del país, falló con sus cálculos porque en 2022 exportó a Centroamérica gran cantidad de energía y provocó una reducción de los niveles de los embalses de las plantas hidroeléctricas. El consumo nacional de electricidad de 2023 superó las previsiones del ICE y el impacto de ese desfase golpeó en 2024.

“Dependemos de que llueva”, admitió ayer Roberto Quirós, gerente de Electricidad del ICE. “La junta directiva (del ICE) reza para que llueva… y bastante”, reconoció, tras describir que, por el fenómeno El Niño, los vientos se redujeron “a cifras nunca registradas”.

“No hay recursos energéticos suficientes para generación eléctrica”, planteó, al eludir precisar si el racionamiento, que empezará hoy parcialmente y se generalizará desde el próximo lunes, durará cinco días “o más”. El problema se unió a la escasez de agua, pese a que Costa Rica siempre alardeó de su potencial hídrico. La época de lluvias empezó este mes.

El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) definió al calentamiento anómalo del mar, altas temperaturas, humedad, fuertes aguaceros e inundaciones y debilitamiento de los vientos alisios con arrastre de lodo, piedras, grava, sedimento, arena y arcilla en el hemisferio sur del Pacífico.

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