Los habitantes de Cataluña llevarán a cabo mañana un histórico referéndum en el que se decidirá el proceso de independencia de esta comunidad española.

EL UNIVERSAL platicó con cinco jóvenes españoles y catalanes, quienes opinaron al respecto de la controvertida votación.

Eva S. —catalana, de 23 años y estudiante de la universidad ESSEC Business School— está a favor de la votación del referéndum. La joven considera que todo mundo tiene derecho a decidir sobre su futuro, por lo que afirma estar dispuesta a poner en riesgo su seguridad, aludiendo a los dispositivos policiales que se han montado y a los altercados que se esperan por la votación de este domingo en Barcelona.

“El gobierno central y el catalán son los que deberían sentarse a solucionar los conflictos que existen actualmente. Considero que la solución no es la ruptura total, sino la cooperación para solucionar el problema. La independencia de Cataluña, supondría un varapalo [daño] económico para ambas partes, ya que estas se retroalimentan”, dice.

“Si el porcentaje de gente que vota no es representativo [teniendo en cuenta el total de la población], espero que ambos gobiernos tomen la decisión de sentarse a dialogar sobre todos los problemas ocurridos, para buscar soluciones pacíficas”, afirma Irene M., estudiante de 19 años de la Universidad Ramon Llull, quien comenta que está dispuesta a votar en la plataforma digital creada por los organizadores, esto si los colegios electorales llegan a ser bloqueados para el referéndum.

La votación, conocida como Referéndum Cataluña 1-O, es el resultado de un proceso que ha dividido la opinión de España y dentro de la misma Cataluña, donde partidarios y detractores del referéndum temen expresar sus afiliaciones políticas.

“Ahora mismo no podría responder una entrevista sobre esto, acabo de entrar a trabajar en una multinacional y el tema me podría perjudicar”, dice un joven catalán de 25 años, quien pidió el anonimato para evitar problemas en su empleo, esto debido a su postura sobre el tema.

Sin embargo, ese sentimiento no es compartido por la mayoría de la población. Seis de cada 10 españoles son partidarios de que el gobierno central no permita la celebración del referéndum de independencia de Cataluña, de acuerdo con cifras publicadas por el diario español El Mundo.

“En el caso de Cataluña, me parece una artimaña para esconder años de mala gestión y corrupción tanto municipal como gubernamental, la votación es una escapatoria a la persecución e investigación que está llevando a cabo la fiscalía y la guardia civil. Yo me opongo a los nacionalismos injustificados que generen una brecha en la población española”, opina Fabián Elbaz, joven de 22 años que vive en Madrid.

El estudiante de Administración de Empresas y Gestión Comercial considera que el nacionalismo es un obstáculo para el progreso y desarrollo, por lo que se opone al referéndum. De acuerdo con su punto de vista, la votación no va a generar un cambio significativo en la situación actual del país; en cambio, piensa que éste creará una brecha más grande entre comunidades, lo que va a entorpecer el crecimiento de España.

“Opino que todos los pueblos tienen derecho a la libre determinación; sin embargo, pienso que la forma en que lo están llevando a cabo no es la correcta. Cataluña reivindica razones como la independencia histórica, la cual no tiene fundamento, así como la corrupción a nivel nacional, teniendo ellos al líder más corrupto que ha tenido este país desde la llegada de la democracia [Jordi Pujol]”, dice Gabriela Ramírez de Haro, de 22 años y estudiante Derecho y Administración de Empresas.

La joven, quien estudia en la capital española, argumenta que está en contra de la votación de independencia por la manera como se ha hecho campaña política en las escuelas catalanas. Piensa que esta situación abriría la veda para el resurgimiento de otros nacionalismos en España. Gabriela espera que Cataluña tenga un gobierno que represente a la mayoría y que esté abierto al diálogo, así como que en un futuro haya soluciones más rápidas y eficaces por parte del sistema judicial español.

“Creo firmemente en la libertad, pero pienso que el capricho de unos no puede determinar el porvenir de un país entero. Tenemos que velar por un país unido y resolver los conflictos originados con las palabras, no mediante negociaciones en las que una parte se niegue rotundamente a dialogar”, finaliza.

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