San José. – El apellido Noboa remitió en Ecuador a emporio bananero, conglomerado empresarial, represión laboral, poder político y magnates y resurgió sorpresivamente anteayer con fuerza en la primera ronda de los comicios presidenciales ecuatorianos.

Un Noboa —Daniel, de 35 años, exlegislador, empresario derechista, candidato de la opositora (ADN) y casado dos veces con un hijo en cada unión— pasó a la segunda vuelta electoral y disputará la presidencia de Ecuador con Luisa González, del opositor e izquierdista Movimiento Revolución Ciudadana (RC) y ganadora del pasado domingo.

González —de 45, abogada y dos hijos— competirá en la siguiente fase, que se realizará el 15 de octubre próximo, con el apoyo del prófugo expresidente ecuatoriano Rafael Correa (2007-2017), recluido en un exilio voluntario en Bélgica porque en 2020 fue sentenciado a ocho años de cárcel por cohecho.

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La batalla quedó marcada entre correísmo y anticorreísmo o entre la vieja fórmula de izquierda versus derecha.

“Noboa nos da una sorpresa: nunca fue considerado en las encuestas para estar en la segunda ronda”, aseguró el coronel ecuatoriano en retiro Mario Pazmiño, exdirector de Inteligencia del Ejército de Ecuador, escritor y profesor universitario de seguridad y defensa en la (no estatal) Universidad Regional Autónoma de los Andes (UNIANDES), de esa nación.

“Aunque existió una fragmentación de las votaciones, por los diferentes partidos y candidatos que se presentaron, la gran mayoría de ecuatorianos apuntó a que se dé una segunda vuelta para que un candidato de la derecha o la centroderecha pueda asumir ese reto de enfrentar al correísmo”, dijo Pazmiño a EL UNIVERSAL.

“El correísmo está claramente resignado a una pérdida total. La mayoría de los votantes de los otros seis candidatos, todos, va a apoyar a Noboa, cuya campaña tuvo un éxito rotundo porque apuntó a la juventud con propuestas claras y concretas para los problemas que está atravesando Ecuador”, subrayó.

Al pronosticar que la segunda vuelta será “un rotundo golpe para el correísmo”, aseveró que la fuerza en torno al cuestionado exmandatario “va a ser enterrada por segunda ocasión en las urnas y esta vez de manera definitiva. La mayoría de la población ecuatoriana está consciente de que no quiere que regrese el correísmo a la administración estatal”.

Noboa emergió de una familia poderosa como dueña de negocios bananeros, en los que se le involucró en actos represivos que negó, y agropecuario, transporte, logística de comercio exterior e industrias. Citar el apellido Noboa en Ecuador conduce a influencia económica y poder político.

Su padre, Álvaro Noboa, compitió cinco veces como candidato presidencial y nunca ganó, y su madre, Anabella Azín, fue legisladora. Su abuelo, Luis Noboa, fue el más importante empresario privado ecuatoriano del siglo XX.

Así, con Noboa y González, Ecuador repetirá la polarización entre derecha e izquierda que proliferó en las urnas en América Latina y el Caribe en el siglo XXI.

El centroderechista Guillermo Lasso venció al izquierdista Andrés Arauz, de la opositora Unión por la Esperanza (UNES), en las contiendas de 2021. Arauz llegó a la lucha final de hace dos años en las mismas condiciones de González: el apoyo de Correa.

En un primer ataque a Noboa como rival directo de González para la faceta definitiva, Correa anticipó que será otro de los “gobiernos empresariales” y alegó que son regímenes “que llegan al poder no para el bien común sino para sus negocios, se reducen ellos mismos impuestos. (…) Quieren privatizar todo”.

Al recalcar que ese tipo de gobiernos “nos han traído a esta tragedia” y destacar que su gobierno “dio tanta felicidad” a los ecuatorianos, de 2007 a 2017, Correa declaró anteayer en una entrevista con el canal de televisión RTS, de Ecuador, que en su gestión de 10 años “había seguridad”, empleo y “orgullo” y prometió que con González trabajará para solucionar los conflictos de inseguridad, desempleo e ineficientes servicios públicos.

“Más allá de personalidades, estamos hablando de propuestas de gobiernos empresariales que van al poder para sus negocios, no para el bien común (…) O un gobierno popular de los ciudadanos en función del buen común, para garantizar derechos, para fomentar oportunidades, los ingresos”, subrayó.

En un escenario de imparable inseguridad por la penetración de los cárteles mexicanos del narcotráfico —Jalisco Nueva Generación y Sinaloa— que se agravó con el asesinato, el 9 de este mes, del candidato presidencial centroderechista Fernando Villanueva, del opositor Movimiento Construye, Ecuador acudió el domingo a las unas para unos comicios adelantados de 2025 a 2023.

Escrutado ayer el 93% de la votación, González se consolidó de primera con 33,31% de los sufragios, seguida por Noboa, con 23,66%, y por el periodista ecuatoriano Cristian Zurita, reemplazo de Villavicencio, con 16,50%.

Lasso disolvió la Asamblea Nacional el 17 mayo anterior para evitar ser destituido en un juicio parlamentario por un caso de corrupción en su contra, adelantó las elecciones presidenciales y legislativas y se salió de la pelea. La persona que gane en octubre gobernará del 25 de noviembre de 2023 al 24 de mayo de 2025 y completará el cuatrienio de Lasso, que empezó el 24 de mayo de 2021.

“Triunfó la democracia”, recalcó ayer el periódico ecuatoriano Expreso en su editorial. “Los electores dieron una muestra de valentía a los grupos criminales: el miedo no tiene cabida en Ecuador”, sentenció.

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