Los italianos celebrarán este domingo unas elecciones generales en las que estará en juego tanto el proceso de recuperación económica como la estabilidad del país.

“Será una contienda entre sistema y antisistema, entre aceptar a la clase política que gobierna o ¡qué se vayan todos!”, dice en entrevista Mattia Diletti, catedrático de la Universidad de Roma Sapienza. La contienda por el poder en Roma se desarrollará en medio de un ambiente en el que se da por descartada la posibilidad de que un partido logre los sufragios suficientes para gobernar en solitario.

“El resultado más probable, hasta la fecha, es que estas elecciones arrojen un escenario incierto, sin un verdadero ganador y con los respectivos riesgos para la gobernabilidad del país”, asegura a EL UNIVERSAL Fabio Bordignon, politólogo de la Universidad de Urbino Carlo Bo.

Tres son los bloques que encabezan las encuestas, aunque dos son los que más ruido causan en Europa. Uno de ellos es Fuerza Italia, encabezado por el ex primer ministro Silvio Berlusconi, quien se presenta en alianza con los euroescépticos, ultranacionalistas y antiinmigrantes de la Liga Norte de Matteo Salvini. Berlusconi, inhabilitado judicialmente para ejercer cargos públicos y recordado por sus fiestas sexuales “bunga bunga”, promete salvar a Italia del populismo antieuropeo y devolverle a la cuarta economía más grande de la Unión Europea sus “años de bonanza”.

El acuerdo entre Fuerza Italia y la Liga es simple: quien obtenga más votos asumirá el liderazgo. El partido de Berlusconi ha perdido peso en la lucha de fuerzas de centroderecha y llega a las urnas con 16% de las preferencias. La Liga tiene 13%, de acuerdo con la última encuesta de Ipsos.

La segunda fuerza que inquieta en Bruselas es el partido antisistema fundado por el comediante Beppe Grillo, Movimiento Cinco Estrellas (M5S), y hoy encabezado por Luigi Di Maio, un parlamentario de 31 años. El M5S busca capitalizar la insatisfacción ciudadana en la clase política y el proyecto comunitario; se estima que 34% de la población diría sí al Italexit.

Los sondeos lo colocan virtualmente como primera fuerza política, con 28% de las preferencias electorales, pero desde las legislativas de 2013 mantiene la postura de no formar alianza con ninguna fuerza política tradicional.

El tercer protagonista es el Partido Democrático, del ex primer ministro Matteo Renzi, quien cometió el error de apostar todo su capital político en el fallido referéndum constitucional del 4 de diciembre de 2016. La europeísta agrupación de centro-izquierda cerró la campaña con el pronóstico de llevarse 22.6% de los votos. El resto de los votos se reparte en una heterogénea constelación de alrededor de 12 agrupaciones políticas, desde el nacionalista Hermanos de Italia, hasta Más Europa de la veterana Emma Bonino.

De certificarse las encuestas, la alianza más probable prevista por los analistas es un gobierno de gran coalición entre el Partido Democrático y Fuerza Italia, el cual sería extremadamente complejo y difícil de operar.

Alemania, jornada clave. El eventual retorno de Berlusconi a la arena política no es el único acontecimiento con potencial de estremecer a la Unión Europea este domingo.

Los militantes del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) decidirán sobre la formación de una gran coalición de gobierno con los conservadores de la Canciller Angela Merkel. Para la eurodiputada del Partido Popular Europeo, Esther de Lange, la victoria del “No” conducirá a nuevas elecciones en Alemania y provocará “gran intranquilidad” en Europa.

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