Bruselas.— La tasa de exterminio de poblaciones de plantas y animales, a causa de la actividad humana, nunca antes había sido tan elevada y acelerada como en nuestros días, advierte un informe elaborado por la Plataforma Intergubernamental en Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés).

En total, más de un millón de especies de biodiversidad podrían extinguirse en todo el mundo en las próximas décadas, detalla el documento presentado ayer en París por diversas instancias de Naciones Unidas (ONU), entre ellas la UNESCO.

Los anfibios son la especie en mayor peligro de extinción, alrededor de 40%, seguidos por los arrecifes de coral y los mamíferos marinos, con 33%.

Medio millón de las especies terrestres globales, alrededor de 9% del total, también están en riesgo de desaparecer, al igual que 25% de los vertebrados terrestres, marinos y de agua dulce, los invertebrados y las plantas estudiadas a detalle por la comunidad científica. Los insectos figuran también en la lista roja, peligran alrededor de 10% de las especies.

“La biodiversidad y la naturaleza forman la ‘red de seguridad’ más importante para la supervivencia de la humanidad, pero esta red de seguridad se ha estirado hasta el punto de ruptura”, alerta la investigadora argentina Sandra Díaz, coautora del informe de la ONU.

La rápida degradación de la naturaleza es consecuencia de una extensa cadena de acciones humanas que han resultado en la “significativa modificación” de tres cuartas partes del medio ambiente terrestre y alrededor de 66% del marino.

Los autores identificaron la agricultura y la pesca industrial como los motores principales e indicaron que el ritmo actual de extinción de especies es decenas o centenares de veces más alto que el promedio de los últimos 10 millones de años.

El cambio climático causado por la combustión de carbón, petróleo y gas producidos por la industria de los combustibles fósiles está aumentando las pérdidas, señaló el reporte, que detalla que entre 1980 y el año 2000 se perdieron 100 millones de hectáreas de bosque tropical, muchas de ellas debido a la explotación ganadera en Sudamérica y a las plantaciones de palma aceitera en el sureste de Asia.

En el caso de los humedales, se reveló que para el año 2000 sólo quedaba 13% de los que había en 1700.

El documento es resultado de tres años de trabajo y constituye la primera Evaluación Mundial de la Diversidad Biológica y los Servicios de los Ecosistemas. Está basado en más de 150 mil documentos científicos y ha sido elaborado por 150 expertos de 50 países, además de contar con aportaciones de otros 250 investigadores.

“Tras la adopción de este informe histórico, nadie podrá decir que no sabía. No podemos seguir destruyendo la diversidad de la vida”, afirmó Audrey Azoulay, directora General de la UNESCO. “El informe nos recuerda la urgente necesidad de actuar por la diversidad, por el patrimonio ambiental global. Proteger la biodiversidad es tan vital como luchar contra el cambio climático”, precisó.

El documento también destaca la relación entre la destrucción del hábitat y el futuro incumplimiento de los compromisos globales adoptados por la comunidad internacional.

De entrada, el planeta no logrará las llamadas Metas de Aichi sobre Diversidad Biológica, basadas en cinco objetivos estratégicos, como reducir las presiones directas sobre la biodiversidad, y cuyo plazo vence en 2020.

Al actual ritmo de actuación sólo se cumplirá con 25% de los compromisos asumidos en seis acuerdos mundiales sobre la protección de la naturaleza y los bienes comunes ambientales, entre ellos la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional (Ramsar).

De los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sólo se alcanzarán 22 de los 44 compromisos para 2030, como resultado de los efectos del calentamiento del planeta y las modificaciones anticipadas por el mayor uso de la tierra y el mar.

El documento concluye que las tendencias negativas en la naturaleza continuarán hasta 2050 y más allá de no haber un cambio radical en la salud de los ecosistemas.

“El informe también nos dice que no es demasiado tarde para actuar, pero sólo si empezamos a hacerlo ahora en todos los niveles, desde el local hasta el global”, sostuvo el presidente de Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), Robert Watson. Con información de agencias

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