La Fuerza Armada de Guatemala se retirará hoy a las 24:00 horas locales de las calles guatemaltecas y pondrá punto final a la militarización de la seguridad pública en uno de los países más violentos de Centroamérica y en una de las principales bases utilizadas por los cárteles mexicanos del narcotráfico internacional para trasladar drogas de Colombia, Ecuador, Venezuela y Perú a México y Estados Unidos.

El vocero del Ministerio de Defensa de Guatemala, coronel Óscar Pérez, informó esta tarde a EL UNIVERSAL que hoy serán retirados los restantes dos mil efectivos de los 4 mil 500 que estuvieron desplegados en 30 de los 338 municipios de ese país en respaldo a la Policía Nacional Civil (PNC ).

“El día de hoy a las 24:00 horas el Ejército de Guatemala dejará de prestar apoyo a la PNC en materia de seguridad ciudadana. Este retiro inició el año pasado al cumplirse la primera fase el 27 de abril de 2017, cuando se retiraron más de 2 mil 400 soldados de los batallones estratégicos de reservas militares que tenían presencia en 30 municipios”, dijo el portavoz. La acción se registrará a las 01:00 horas del domingo en el centro de México.

Con “el primer retiro de este apoyo” en abril de 2017, agregó, “estos batallones estratégicos se redesplegaron hacia brigadas fronterizas en donde cumplen las tareas de protección a infraestructura de valor estragético para la nación. Hoy 31 de marzo estará retirándose el último 40% de esta tropa muy especializada, la cual brindó apoyo por más de 18 años a la PNC”.

La militarización de la seguridad pública en Guatemala , en respaldo a la PNC, se intensificó hace más de diez años aunque se inició a principios del siglo XXI en una aguda crisis de inseguridad, violencia, homicidios, penetración del narcotráfico y de otras modalidades del crimen organizado internacional y la propagación de las maras o pandillas juveniles, en un país el que más de la mitad de sus más de 17 millones de habitantes vive en distintos rangos de miseria.

El presidente de Guatemala, Jimmy Morales , anunció el pasado 7 de marzo que la Fuerza Armada “se retirará de las calles” en forma definitiva a partir del último día de este mes y “tendrá mucha presencia en las fronteras para tener una mejor reacción para luchar contra las amenazas”, como el narcotráfico.

El vocero castrense subrayó que la orden del retiro “la tomó el presidente Morales como comandante general del Ejército en el seno del Consejo Nacional de Seguridad”.

Los 2 mil soldados “están siendo redesplegados hacia las mismas tareas que tiene el Ejército en seguridad de fronteras, de infrestructura crítica y de instalaciones de valor estratégico, porque la PNC a lo largo de estos 18 años adquirió cualidades y también la profesionalización de sus mandos, lo cual permite ya desarrollar las tareas de seguridad interior de una manera sola por decirle así ya sin apoyo del Ejército”.

El Ejército de Guatemala dispone de unos 23 mil efectivos, afirmó.

Doble retorno. La presencia militar en la seguridad ciudadana representó un retorno a las calles que se registró luego de que, como parte del fin de los regímenes castrenses que gobernaron en Guatemala de 1954 a 1986, los militares se retiraron de la vida política hace 32 años y regresaron a sus cuarteles para ceñirse a la defensa nacional.

La institución castrense quedó desprestigiada por acusaciones de genocidio y otras atrocidades y profundas violaciones a los derechos humanos, durante el conflicto bélico que sacudió a Guatemala de 1960 a 1996 y que culminó con la firma entre las partes en pugna de un acuerdo de paz hace 22 años.

Al explicar que, al replegarse a sus carteles, los militares crearán “escuadrones estratégicos” para garantizar la seguridad en las fronteras, Morales relató que serán enviados a los límites de Guatemala con México, Honduras, El Salvador y Belice y a sectores vitales del territorio guatemalteco.

La decisión de desmilitarizar la seguridad pública, sacar al Ejército de las calles y replegarlo a los cuarteles, para que concentre en la defensa de la soberanía nacional, fue informada por Morales después de una reunión con la cúpula de la institución castrense en el Ministerio de Defensa.

“El retiro es simplemente un disuasivo a la criminalidad común. El Ejército no investiga, no hace allanamientos, no realiza detenciones por lo tanto su impacto sobre la criminalidad es nula”, advirtió el guatemalteco David Martínez, profesor universitario y consultor externo en seguridad.

En una entrevista que concedió al periódico La Hora, de la capital guatemalteca, Martínez explicó que “lo que pasa es que en Guatemala se tiene la percepción que si los militares están en calles entonces el crimen desaparece. Eso es falso. La evidencia nos muestra que en zonas adyacentes donde el Ejército hace tareas contra el narcotráfico, hay pistas (clandestinas para el contraband de drogas), hay movimiento, y hay colusión”.

“En zonas urbanas donde opera con fuerzas de tarea, los índices de homicidio no bajan. Ha sido ornamental (la presencia)”, adujo, al recordar que con el despliegue que se hizo del Ejército “la criminalidad común quizá se retrae, pero ha quedado claro que los pandilleros (maras) se sienten cómodos traficando armas con militares, y los narcotraficantes lo hacen igual”.

Las denuncias de presunto involucramiento de jerarcas militares en narcotráfico y otros delitos golperon al Ejército desde antes de que volvió a las calles a comienzos del siglo XXI, aunque en los últimos 18 años aparecieron nuevas acusaciones de supuesta corrupción por complicidad castrense c0n el crimen organizado.

Guatemala

se consolidó en el siglo XXI como una plataforma crucial de los cárteles mexicanos del narcotráfico internacional, en especial de los de Sinaloa y Los Zetas aunque hay presencia de otros, en el control de frecuentes operaciones de contrabando de estupefacientes del sur al norte de América por tierra, aire y mar y vía Centroamérica en ruta a México y Estados Unidos.

ae

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Más Información

Noticias según tus intereses