Washington.— El enésimo tiroteo en un instituto de Estados Unidos acabó con la vida de al menos 10 personas en una tragedia que volvió a revivir el debate antiarmas en un país que, en lo que va del año, ha sufrido 22 balaceras en centros escolares, más de una por semana. Por la noche, otro tiroteo en Georgia elevó esa cifra a 23.

El de la mañana, en el municipio de Santa Fe, Texas, al sur de Houston, se produjo antes de que iniciaran las primeras clases del centro de preparatoria. Según estudiantes testigos del suceso, el presunto atacante —identificado por las autoridades como Dimitrios Pagourtzis, de 17 años y estudiante del colegio— activó las alarmas antiincendios cerca del aula de las clases de arte para provocar que todos los alumnos salieran de las aulas. Fue entonces cuando se escucharon primero dos ruidos fuertes, y después tres más. Los testigos descifraron que se trataba de disparos y empezaron a huir.

“Los maestros nos dijeron que corriéramos, que no dejáramos de correr”, contaron los adolescentes. El gobernador de Texas, el republicano Gregg Abbott, confirmó la cifra de 10 decesos, en lo que llamó “uno de los peores ataques registrados en el estado”. De ese total, nueve eran estudiantes y uno era maestro. Además hubo más de una docena de heridos de bala y al menos un par de ellos estaba en estado crítico.

Abbott identificó al presunto autor de la masacre como Dimitrios Pagourtzis, estudiante del instituto que formaba parte del equipo de futbol americano y participaba en las actividades de la Iglesia ortodoxa griega de la región. El joven fue detenido por la policía tras ir armado con una escopeta y un revolver .38 de su padre. Pagourtzis está detenido sin fianza en una cárcel de Galveston, Texas, acusado de asesinato capital y agresión a un agente de paz.

Las autoridades confirmaron que además del joven estaban interrogando a otro sospechoso. La investigación también se centra en el descubrimiento de “varios dispositivos explosivos en la escuela secundaria y en las áreas adyacentes”, dijo en Twitter el Departamento de Policía de Santa Fe.

La reacción fue inmediata, especialmente de los estudiantes de Park- land, quienes, en su último día de clases del año, se volcaron en Twitter para mostrar su apoyo. La líder del movimiento estudiantil antiarmas, Emma González, expresó que los estudiantes “no merecen esto [vivir un tiroteo], merecen paz en sus vidas”. “No podemos dejar que esto siga ocurriendo”, se quejó Delaney Tarr. “Nuestros políticos se mueven muy lentamente. ¿Cuántos profesores y niños tienen que morir antes de arreglarlo?”, preguntó Hunter Pollack.

“Nada ha cambiado para proteger a nuestros hijos. Necesitamos soluciones y no retórica”, exigió su padre, Andrew Pollack. “Este ha sido mi miedo desde el 14 de febrero, que sucediera otra masacre antes de que hiciéramos algo. No necesitamos pensamientos y plegarias, necesitamos acciones y lo necesitamos ya”, añadió Fred Guttenberg, padre de otra de las víctimas de Parkland.

El presidente de EU, Donald Trump, se mostró “triste y con el corazón roto” por una situación que se repite “desde hace tanto tiempo, demasiados años, incluso décadas”, unos ataques “horrendos”, y prometió hacer lo “que esté en su poder” para evitarlos. “Estoy decidido a hacer todo por proteger a nuestros estudiantes, nuestras escuelas y quitar las armas de las manos de aquellos que suponen una amenaza”, expresó.

Uno más, en Georgia. Por la noche WSB-TV, afiliada a la ABC, informó que una mujer falleció en una balacera en el estacionamiento de la secundaria Mount Zion, en Clayton, Georgia, durante una ceremonia de graduación. Otra persona resultó herida y una mujer embarazada fue lesionada al ser empujada.

***Con información de agencias

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