Berlín.— La extrema derecha alemana congregó ayer a un millar de personas en la ciudad de Chemnitz para protestar contra la política migratoria de la canciller Angela Merkel, luego de un asesinato ocurrido en esta localidad, convertida en epicentro de protestas de la ultraderecha contra los extranjeros.

A diferencia de anteriores protestas, la manifestación, llena de banderas alemanas, se disolvió en calma.

Los asistentes fueron convocados por el grupúsculo local de extrema derecha “Pro Chemnitz”, al margen de un “diálogo ciudadano” organizado por las autoridades locales con habitantes de esta ciudad de Sajonia.

Varios centenares de policías fueron movilizados para la ocasión.

La tensión inició el pasado domingo, cuando una protesta de grupos de extrema derecha acabó en la “caza colectiva” de extranjeros en la calle, y el lunes, otra desembocó en enfrentamientos entre extrema izquierda y extrema derecha, con saldo de 20 heridos.

Ejemplo del clima de tensión provocado por los extremistas fue la agresión contra un joven sirio de 20 años, víctima de insultos xenófobos y de una paliza, por tres personas, en Wismar, en el norte de Alemania, el miércoles por la noche. La víctima tiene la nariz rota y golpes en la cara y el torso, según la policía, que abrió una investigación y busca a los agresores.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos calificó el miércoles de “chocantes” esas manifestaciones.

“Creo que es fundamentalmente importante que los responsables políticos de toda Europa denuncien esto”, declaró Zeid Ra’ad Al Hussein.

Las manifestaciones de los últimos días fueron convocadas a raíz de la muerte de un alemán de 35 años, apuñalado durante una pelea el pasado fin de semana, por motivos desconocidos. La policía detuvo a dos sospechosos, un sirio y un iraquí, acusados de haber actuado tras un “altercado verbal”.

El perfil del iraquí, principal sospechoso, aporta agua al molino de la extrema derecha ya que se trata de un migrante que llegó en 2015 a Alemania procedente del Kurdistán, pidió asilo, y ya ha sido condenado varias veces por violencia y posesión de drogas.

De acuerdo con su expediente, debía ser expulsado, pero apeló la decisión y ganó el recurso en 2016, según afirma el diario Bild.

Para el sábado, la extrema derecha convocó a una “marcha fúnebre” en honor de la víctima, que se prevé será la más grande de los grupos de extrema derecha en Alemania, principales opositores a la política migratoria que ha defendido el gobierno de Angela Merkel.

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